Jefe, tendré un hijo suyo

Capítulo XIV

“Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas”

Aristóteles

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—Y está será su habitación.

Camino al lado de Demian para ver la habitación que me ha ofrecido para quedarme en los próximos meses, hubiera dicho en cualquier otro momento que el lugar es demasiado grande para mí pero lo vi acogedora cuando a su alrededor se encuentra una enorme cama en medio, con sus roperos, un escritorio, un sofá, una pequeña biblioteca y lo más increíble, unos grandes ventanales en frente de la cama para poder ver el amanecer y el atardecer; los colores suelen ser neutros entre blanco con tonos color lila.

Dejo mi maleta en el suelo para seguir observando la habitación mientras me muevo minuciosamente por todo su alrededor, sin dudarlo, es hermosa y cómoda, algo que no dejare de repetirlo en mi cabeza; sin embargo al acercarme a los ventanales puedo ver un jardín lleno de flores, aunque la mayor parte de ellas no puedo verlas ya que solo son alumbradas por pequeños faroles o lámparas en sus alrededores; a pesar que la habitación tiene una buena vista, me pregunto si las ventanas se encontraran polarizadas para que las personas de afuera no observen lo que sucede adentro.

Al acercarme al cuarto de baño, no es nada más y menos que un baño deluxe, con una ducha de hidromasaje, una bañera, su retrete, su lavamos de cerámica blanca, una estantería de madera con toallas, candelas, jabones y un equipo de música… ¡Vaya que baño! Ni siquiera soñando podría tener algo así algún día.

Tomo aire para luego salir de aquel lugar y de nuevo quedarme en la habitación; espero no acostumbrarme los próximos meses a este lugar que parece ser soñado y sacado de una de esas revistas de Forbes que hacen evaluaciones de las casas de las personas más multimillonarias del mundo; sinceramente de un pequeño apartamento pase a vivir en una finca que la conozco solo por nombre cuando aquí se cultivan los vinos para el Riesling y los Chardonnay; aquellos que son más seleccionados y representados por la empresa en sus ventas.

—Puede quedarse en está habitación o puedo llevarla a otra —niego rápido a su opción.

—No, está es perfecta. —Le digo mientras le doy una mirada.

—Los ventanales son polarizados, así que no se preocupe por si cree que alguien la pueda ver. —Señala.

Duda resuelta sin haber preguntado, por lo menos podré dormir tranquila con eso, además empiezo a imaginarme como serán los días lluviosos al estar en está habitación, como también, si la luna llena se verá desde está dirección; me mentalizo pronto que no me haga muchas ilusiones, solo serán diez meses y de nuevo volveré a mi típica vida.

—Tendrá una mucama, un chófer y una cocinera; ellos le ayudaran en lo que necesite mientras se hospeda aquí en los próximos meses —explica.

—No creo necesitarlos… —Me detiene antes que prosiga hablando.

—Los tendrá y espero que no siga negándose —hago una mueca —también estarán otros empleados que son los que se encargan del viñedo, también ellos contaran con su servicio en cualquiera cosa que necesite. —Concluye.

No creo que sea necesario tener tanto empleado para que me ayude, además, tampoco me quiero sentir inútil mientras espero que el vientre me crezca y llegue el día del parto, ya que requeriré de hacer otras actividades para no aburrirme y frustrarme, porque empiezo a darme cuenta que Demian no vivirá aquí; una buena decisión que me dará un enorme respiro porque solo lo veré en los días que hayan reuniones y si se da la casualidad, que venga a esté lugar para darle un chequeo a su viñedo, como también, a su casa, porque no tengo duda que él sentirá cierta desconfianza en dejarme su hogar en mis manos cuando no nos conocemos bien.

—También tendrá una nevera llena de comida y es probable que mañana le encargue una cita con un obstetra porque dudo que haya ido a uno desde que confirmó el embarazo, ¿no? —Me rascó el cuello.

—Ya debe de saber la respuesta de ello —claudico.

—Bien. Entonces, creo que solo es eso por el momento. —Empezó a decir antes de marcharse. —Mañana vendré a ver cómo ha resultado su adaptación, si no veremos si podemos acoplarnos a sus comodidades. —Suspiro al ver que sigue sin creerme.

—Está bien. —Digo mientras me siento en la cama.

La verdad, es que esto es mucho más de lo que pude haber imaginado, así que no creo seguirles exigiendo a ellos como familia, brindarme más cosas cuando la casa tendrá todo lo necesario así como Demian y Cassandra me lo hicieron saber; de todas formas, aunque no pensaba venirme a vivir a Plešivica creo que ha sido una mejor opción, ya que la mayor parte de las casas están alejadas, la ciudad también y no conozco a nadie de mis alrededores que empiecen a creer que el lugar en donde estoy residiendo por el momento, es una de las fincas de mi propio jefe, en donde para que eso haya sucedido tuvo que haber alguna relación, lo cual no ha sido así. Por lo tanto, es un alivio grande vivir acá y mantener mi situación como un secreto.

—Gracias. —Le digo antes que cierre la puerta.

—Mire señorita Blažević… —Lo interrumpo.

—Danika. Puede llamarme así si lo desea. —Suspira.

—Mayormente no me gusta esto, pero creo que así nos empezaremos a tratar fuera de la empresa. —Encojo los hombros. —Entonces, también me tendrá que llamar por Demian. —Me quedo admirada al escuchar eso ya que es algo nuevo e inesperado.




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