Jefe, tendré un hijo suyo

Capítulo XVI

“No hay mayor perfección en el mal que el parecer ser bueno no siéndolo”

Platón

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Antes de llegar a decir algo, pienso las palabras adecuadas sin intentar sonar irónica o fría, supuestamente, él no deseaba tener nada con el bebé y en dado caso, siempre se hubiera mantenido indiferente si le comentaba sobre que pronto me haría el ultrasonido cuando Demian es quien me lo recordó esta semana para evitar cualquier diagnóstico que mencionara algo fuera de lo normal.

—No creí que te interesará. —Encogí los hombros. —Fuiste tú quien me dejo en claro que no querías tener una relación de apego con el bebé.

Demian hace una mueca y pone los ojos en blanco, se acaricia la cabeza para ser el siguiente en pensar en sus palabras o también puede estar reflexionando en ellas cuando se ha dado cuenta que no se explicó bien en lo que me dijo.

— ¿Cómo te enteraste? —Le pregunte.

—Lovro me lo dijo luego de enterarme que te fuiste de la empresa sin irte con él como lo hemos acordado —me recordó.

—En el contrato no exigía nada con respecto a irme siempre con tu chófer, y puedo aprobarlo cuando leí cada una de tus cláusulas y restricciones. —Dije segura recordando que en ningún momento mencionaba eso.

Veo cómo se queda callado ocasionando que estuviera a punto de reírme porque no se esperaba que fuera cuidadosa con los detalles del contrato, sinceramente a estas alturas, por lo menos pensará que no soy solo de las personas que firman sin saber de lo que están hablando en los documentos que se le entregan.

—No sólo soy una cara bonita, Demian. Pero te lo pondré en tu ejemplo, no creas que soy solo una ninfa, porque puedo ser más que eso. —Pasé a su lado mientras que se quedaba consternado por el ejemplo que le di.

Voy en dirección a la cocina para encontrarme con Cyrene, ella amablemente me saluda y me da el menú de lo que habrá de cena, sin embargo, se lo dejo a su elección ya que aún no puedo ordenar los pensamientos de mi cabeza para idearme una fructífera comida para la noche, además Demian se encuentra en casa y lo que menos dejará que haga, es que le ayude a cocinar, así que por esta vez se librara de mi insistencia.

Agarro un vaso con agua para empezar a beberlo cuando Demian llega a la cocina, pone sus manos en sus caderas y empieza a revelar aquello que creí que era también un secreto entre todos sus empleados, aunque pensándolo bien, si Lovro le comento donde fui debe de tener una idea de que algo está sucediendo, dándole sospecha que probablemente estoy esperando un bebé.

—Tienes razón, pero no querer un apego no me desliga de querer compartir ciertas actividades para saber cómo se encuentra el bebé. —Menciona sin preocuparse que Cyrene nos escuche.

Ella no parece sorprenderse y no sé si es porque es buena actuando en no mostrar sus reacciones o es que ya tenía previsto también alguna sospecha cuando últimamente en varias horas de comida no ha hecho más que verme que tengo náuseas y en muchas ocasiones, me levanto de la mesa para ir a vomitar, lo cual, soy muy mala disimulando que no me está sucediendo nada.

Cyrene se da cuenta que no digo ni una palabra al llevarse la sorpresa que no sabía que Demian revelaría el secreto a los cuatro vientos, así que negando como a su vez riendo, se seca sus manos luego de lavar unas uvas verdes para salir de la cocina y dejarnos hablar a solas con mi jefe.

— ¿Tus empleados lo saben? —Él mira hacia atrás para ver si se encuentra Cyrene.

—Claro o ¿cómo pensabas ocultar el embarazo? —Ruedo los ojos.

—Lo sé, pero me refiero a qué no se suponía que nadie lo iba a saber además de tu hermana —él suspira.

—Sabemos que eso no sucederá a no ser que seamos cuidadosos y le pidamos a las personas que les contemos de esta noticia que guarden el secreto, o me dirás que no les dirás nada de esto a tus amigas o personas de confianza. —Me quedo callada ante su respuesta.

Ehhh, bueno… ¿Alguien quiere rožata[1]? No sé si clasificar este momento como uno muy incómodo porque mientras que le encaraba el asunto de contarle la noticia a sus empleados de confianza, ya me he dedicado en irle a comentar la noticia a mis amigas, por lo menos desviar el tema es una mejor idea a que tener que afirmar lo que dice.

— ¿La ninfa se quedó callada? —Se burló de mí.

Achique los ojos y preferí no darle el gustito de burlarse de mi silencio, el cual afirma palabras muy ciertas para la ocasión, Demian sabe muy bien como jugar con las respuestas de los demás que no me sorprendería que él ya tenga en su mente varios argumentos que expresen cualquier cosa que diga.

—Bueno, el pronóstico que me dieron del embarazo es que el bebé está bien, no presenta ni un signo de alguna anomalía o que su crecimiento este por debajo de las semanas de gestación. —Le comento desviando el tema.

Agarro mi cartera y de ella saco la primera fotografía de la ecografía que me he hecho, sin lugar a dudas, no esperaba enseñársela en algún momento, pero viendo la ocasión de interés que muestra con el bebé, prefiero no ocultarle nada de información u otra fuente elemental que le permita conocerlo, quizás así, pueda que se le ablande el corazón y de preferencia quiere aceptarlo como su hijo o hija.




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