Jefe, tendré un hijo suyo

Capítulo XX

“La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás”

Tales de Mileto

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Giro mi rostro a un lado para lamer mis labios y darle un mordisco a mi labio inferior antes que dejé ir una risita muy sonora como obvia al ver a Demian muy ansioso, pero también incómodo; no puedo creer que no haya faltado su palabra en querer acompañarme en la segunda visita con el obstetra, al principio pensé que sería una broma con el fin de poder ver la reacción que tomaría, pero siendo sincera, él es quien ha tomado una postura muy nerviosa mientras que yo, me veo muy relajada.

Demian al enterarse que clínica fue la que visite la primera vez para hacerme la ultrasonografía empezó a negarse a querer que siguiera recibiendo ahí mis atenciones médicas con el bebé, proponiéndome que podíamos ir a un hospital o clínica privada en la que puedo tener una mejor atención, sin embargo, me negué a aceptar esa idea luego de saber que en la clínica de su hermana sin importar que sea una de las mejores y a la vez privada, terminaron por equivocarse en la inseminación artificial, así que prefiero estar en la clínica que Alen me recomendó de su amigo, porque además de ser sencilla y humilde, el doctor Horvat es muy compresivo y veo que hace bien su trabajo.

— ¿De qué te ríes? —Dice molesto.

Le doy una mirada y veo como su ceño se ha fruncido al darse cuenta que me ha dado risa su actitud, sinceramente quiero imaginarme a Demian en todo tipo de postura siendo padre de un indefenso bebé, pero lo que me prohíbe imaginar eso es que no me quiero ilusionar en creer que pueda cambiar de opinión sobre el bebé, si él está aquí es porque ha tenido la intención de saber la salud del niño o la niña.

—Porque no sé si estás actuando de una forma muy impaciente o porque en serio, el lugar te irrita —hace una mueca.

— ¿Quién te recomendó esté lugar? —Evitó mi pregunta.

—Un amigo. —Respondí y él elevó su ceja, lo cual empecé a esperar su siguiente pregunta porque supe que empezaría a querer saber más.

— ¿Te he dicho que sé cuándo las personas me mienten? —Dejé ir una carcajada con su pregunta.

—Y ¿nunca te ha fallado ese instinto tuyo? —Me burlo de él.

—No. —Dice serio.

—Pues si te ha fallado —resalto.

— ¿En qué? —Cruza los brazos averiguando la razón.

—En creer que soy una vividora porque intencionalmente pedí tener un hijo tuyo. —Achica los ojos.

Se queda callado y prefiere evadir mi mirada intentando agarrar una de las revistas de bebés para poder disimular su vergüenza, evito sacar una sonrisa tanto de ego como orgullo, pero prefiero no hacerlo enojar más, este es un día importante y lo que menos quiero es tener disgustos para que ambos podamos disfrutar del momento en que veré de nuevo a mi bebé.

—Señorita Danika, es un gusto tenerla de nuevo acá. —Me saluda el doctor Horvat. —Y usted debe ser el padre del bebé, ¿no?

Le doy una mirada minuciosa a Demian para poder ver su reacción pero veo cómo se pone un poco tenso al principio antes de darle la mano al doctor Horvat sin responderle su corta y sencilla pregunta; por un lado me di cuenta que aún él no ha cambiado su perspectiva pero por otro lado, no me siento mal al conocer su respuesta por medio de su silencio, desde que esto inicio yo misma decidí no entrometer mis sentimientos en donde no serán correspondidos, además no quiero tener algo con mi jefe, si está aquí es porque una parte tiene el derecho y más porque me está ayudando a salir adelante con el bebé.

El doctor Horvat hace que lo sigamos para pasar a su oficina, por lo que al llegar me hace subir a la camilla en donde me acuesto y comienza a hacerme ciertas preguntas sobre las últimas semanas logrando explicarle que estuve a punto de tener un aborto, como a su vez, entregándole algunos análisis del doctor quien me ayudo a no perder a mi bebé; sin embargo, al examinarme se dio cuenta que me encuentro mucho más tranquila, alegre y relajada que la vez pasada, algo que debía de haberlo notado porque estoy dispuesta a luchar y quedarme con mi hijo o hija.

—Veamos cómo está el bebé. —Comenta el doctor.

De nuevo doy un enorme respiro para retener todo el aire que pueda antes de exhalarlo por mi boca, cerré los ojos y logre mentalizarme que todo saldrá bien, que nada ha perjudicado la salud de mi bebé en estos días, añadiendo que, espero tener buenas noticias después de todos los problemas que he sobrellevado. Siento como esparce un líquido en mi vientre para después usar el transductor, el cual empieza a moverse de un lado a otro llenando todo mi vientre del gel, mire la pantalla de la computadora y ahí se encuentra la misma imagen en blanco y negro, en cambio de la vez pasada, está vez puedo identificar mi bebé.

— ¿Está todo bien? —Giro mi rostro al escuchar que Demian ha abierto la boca.

—Después de la amenaza de aborto, veo que el bebé se encuentra en excelentes condiciones, sigue creciendo con normalidad y sigo sin ver ninguna anomalía. —Deja de mover el transductor para señalarlos. —Papá, aquí está su bebé.

Trago hondo mientras pienso si tengo el valor suficiente para poder ver el rostro de Demian, no sé qué tipo de reacción seguirá tomando al escuchar que el doctor sigue llamándolo como el padre del bebé; por supuesto, aunque él no haya respondido, tampoco no negó ser el papá de la criatura. Me muerdo el labio para luego girar lentamente mi rostro, pero la sorpresa que me encuentro no fue ver una cara molesta o simplemente evadiendo la mirada, sino más bien, sus ojos muestran esa curiosidad que casi podría decir que se puede ver una pizca de interés por el bebé.




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