Jefe, tendré un hijo suyo

Capítulo XXXI

“La soledad no es estar solo es estar vacío”

Séneca

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Si esto se tratara de unir un caso de investigación forense, solo sabría decir que el señor Basil sería el detective mientras que Demian, Cassandra y yo los sospechosos; sinceramente no esperaba que, de un almuerzo familiar, todo terminará a una reunión de adultos para aclarar dudas y superficialmente algunos que otros mal entendidos que podrían haberse hecho Lancer, la señora Dionne y el señor Basil de todo esto.

Lo peor de ello es que no tengo idea porque Demian se atrevió en último instante en retractarse acerca de ocultar todos los hechos de la verdad, fue tan inesperada su revelación que no sólo me causo un mareo sino que también se le subió la presión a su padre que ya no sé cómo tomar aquella acción si como una sorpresa desagradable o neutra, pero en sí, me atrevo a decir que hasta el momento el señor Basil no muestra un rostro agradable en saber a detalle como quede embarazada del esperma de su hijo, añadiendo que, me siento muy incómoda en una sala llena de Thalassinos que me abruma pensar que todos puedan terminar por juzgarme, echarme la culpa o posiblemente verme como alguien que busco que esto le sucediera.

La verdad es que nos hemos llevado como tres horas recapitulando cada uno de los acontecimientos que sucedieron hace cinco meses, bueno, en realidad ocho si contamos los tres que fueron cuando empecé con los tratamientos de fertilidad para quedar embarazada; sinceramente fue una sorpresa que Cassandra tuviera el valor de involucrarse en la conversación íntima y privada para dar la explicación de cómo surgieron los hechos en la clínica, eso sirvió como sustento a mis palabras por si el señor Basil y la señora Dionne no me creían. Luego de ello, prosiguió Demian mencionando que ya le había comentado a su hermana varias veces que se deshiciera de su esperma antes que fuera utilizado y por último llegue yo, hablando sobre cómo me entere que mi IAC termino en un IAD en donde supe que el donador había sido mi jefe.

Realmente estoy más preocupada en saber lo que opinara el señor Basil a cómo debería haber estado al relatar toda la historia hasta involucrarme con mi jefe; las razones por las que me fui a vivir a su finca y cómo es que hoy estoy en este viaje en donde debería ahora estar en casa, comiendo helado y viendo películas románticas con finales tristes.

El señor Basil nos da una mirada a Demian y a mí, ahora solo somos nosotros tres luego de que le pidiera a su esposa y a sus otros dos hijos que nos dejaran a solas para hablar sobre el asunto que a todos nos concierna ahora mismo: el bebé.

Sé que el asunto ya debía de estar arreglado acerca de que lo daré en adopción a una familia que está buscando formar un hogar, pero el problema es que con el tiempo me he reivindicado con mi propia decisión que sinceramente poner de excusa que no ha llegado a haber un tiempo justo para decirle a Demian la verdad sobre que me quedaré con el bebé, ya es una tontería y algo absurdo. Funcionaría más en decir que tengo miedo a creer que él piense que estoy jugando con el futuro del bebé y también lo he estado manipulando para que quiera al final encargarse de él o ella a fin de darle una plena estabilidad.

Sin embargo, no he sido capaz de tener las palabras adecuadas para decirle la verdad, pero ahora que estamos reunidos con su padre y en una misma sala, supongo que está será la única forma que llegue a saber que he optado por quedarme y criar a mi bebé a pesar que me cueste la vida eterna solventar las últimas deudas y me quede sin comer para darle lo mejor a mi hijo o hija.

—Yo no te críe así, Demian. —Empezó a hablar el señor Basil. —Sabes que un hijo es un hijo, no importa quién, cómo, cuándo y dónde inició todo, hay cosas que se deben de aceptar y decisiones certeras que tomar para darle un bienestar y futuro a la criatura. —Discutió él.

Me siento como en ese tipo de charlas entre padres e hijos cuando cometen un error y sus responsables se lo hacen ver para que actúen y nuevamente empiecen a remendar sus propios problemas; sin embargo, en está ocasión a pesar que el bebé llego de sorpresa a nuestras vidas, sé que ambos hemos vivido una montaña rusa llena de cambios emocionales, como también, de decisiones que aún seguimos reforzando y construyendo para hacer las cosas de forma correcta y como se deben.

—Y, aun así, ambos pensaban ocultármelo. —Dijo él indignado.

—No culpes a Danika de esto, ella siempre quiso decir la verdad —justificó Demian.

—Y tú, ¿por qué no? —Lo contraataco el señor Basil a su propio hijo.

Demian guarda silencio y baja la cabeza ignorando la idea de tener que responder aquella pregunta que hasta a mí me ha mortificado por meses. Es duro que mi propio jefe deba de reservarse cosas para sí mismo, sin embargo, este momento el cual debería ser el adecuado para que revele la razón por la que no ha querido decir nada del bebé ha terminado por ser el silencio más frío y evitativo que he conocido de su parte.

—Y, ¿qué piensan hacer? —Hace otra pregunta.

Sé a lo que se refiere y tengo la respuesta en la punta de la lengua, pero no tengo la suficiente valentía para decir que seré la madre de ese bebé luego de ver como el mismo señor Basil ha comenzado a tomarse la noticia.

—Nos quedaremos con el bebé. —Hago un gesto de sorpresa al escuchar a Demian decir esas palabras.




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