Jefe, tendré un hijo suyo

Capítulo XXXIX

“Los hombres somos como los vinos: La edad agria los malos y mejora los buenos”

Marco Tulio Cicerón

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[ Demian ]

Es extraño saber cómo tan solo una persona puede cambiar totalmente tu vida en un solo parpadeo, hace un par de meses hubiera creído que eso sería imposible cuando pensé tener el control absoluto de mi vida, y que en ningún momento llegaría alguna sorpresa que terminaría por romper las rutinas y reglas que había impuesto a mi favor para seguir adelante sin dar un paso hacia atrás. Sin embargo, solo basto una simple llamada telefónica por la mañana para que mi mundo diera un enorme giro logrando que todo lo que había construido se derrumbara en un solo instante.

La llamada fue corta, que ni siquiera pude tener el valor suficiente para reaccionar hasta que el sonido del pipeteo sobre que habían colgado fue lo que me hizo volver a la realidad; perdí la cabeza no un par de minutos o una hora, la perdí casi un día entero al recibir sorpresa tras sorpresa que me cayeron como bombas que intentaban atacar todo mi cuerpo, primero la que habían implantado mi esperma en una mujer, segundo, al saber que tendría un bebé de mi sangre y el tercero, que la madre sería una de mis empleadas.

Hacerme la idea de que en unos meses sería padre fue tormentoso, más, porque me sentí parte de ese porcentaje de hombres que a veces no se siente preparado para este tipo de noticia, pero en mi ocasión, me sentía como un adolescente que acaba de dejar a una chica menor de edad embarazada al no haber sido cuidadoso en usar protección; el ejemplo es malísimo pero así me sentí por un momento que no supe lidiar con la situación.

Pensar que una mujer llevaría mi hijo o hija en su vientre provoco que sintiera pánico, tanto, que me rehusé a una estúpida y alcanzativa idea de afrontar el problema con una antigua solución que antes hacían las personas cuando dejaban a una mujer embarazada fuera del matrimonio: «comprometerse con esa persona para darle un apellido legitimo al bebé».

Quizás haber pensado en ello fue precipitado cuando no conocía muy bien a esa mujer, ni tampoco su vida y la intención que tenía de seguir llevando a un bebé por equivocación que no tendría sangre de su marido. Algunos en mi lugar hubieran pensado en lo peor con estás ideas, pero en aquel entonces había sido más intuitivo que racional, que casi me costó la separación de mi próximo primogénito que tuve que analizar mejor las cosas de forma paciente y con la cabeza fría.

Mi ignorancia fue haber pensado en lo peor sobre Danika, herir su dignidad, ganarme fácilmente su desconfianza y omitir una comunicación asertiva que deberíamos haber creado desde un principio para aceptar lo que el destino nos otorgó. Realmente no podría decir si su sentido maternal o su forma de ser fue lo que me hizo comprender repentinamente sobre quien era. En ningún momento, intentó apartar la conexión que podría tener con el bebé, más bien, fue la primera en tener la iniciativa para darme un motivo de reintegrar aquel tiempo que perdí al lado de mi hijo o hija por mi propio miedo.

Ahora, me parece increíble como la situación entre ambos mejoro, tanto que, algunas cosas se deslizaron de nuestras manos a punto de que nuevamente ella fuera la primera en tener la valentía suficiente en cruzar los límites que yo mismo impuse, sin embargo, luego proseguí a romper más las reglas que ambos juramos no quebrantar bajo un contrato. Aun así, sigo sin poder asimilar todo ello y más la sensación que Danika me provoca cuando estamos muy cerca.

No puedo ni siquiera describir en unas simples palabras, todo lo que ella me hacer sentir de forma ajena cuando no tengo tampoco idea, si estamos envuelto bajo el mismo sentimiento que ha recobrado confusión en mi cuerpo, ¿por qué lo digo? Porque esto no es como lo que sentí cuando estuve con Gredel, con ella simplemente el amor recobró de una forma ciega al no ver la realidad de las cosas que tenía frente a mis ojos y de las cuales nunca dudé como fue la relación que ella tenía con mi hermano gemelo.

Sin embargo, con Danika, es diferente. Es como golpear dos piedras para generar chispas de fuego o poner dos imanes de diferente polo para que pueda haber una atracción; eso es lo que me sucede cuando estoy con ella, tanto que me genera miedo al descubrir que siento más que un cariño de amigo. El término hasta suena muy estúpido cuando sabemos que ambos nos deseamos pero que es peligroso que sigamos intentando algo que no estamos seguros si será temporal o duradero; no negaré que la noche que compartí mi cama con ella para hacerle el amor no fue revivir mi pasado cuando pensé que eso podría suceder y me atuve a cualquier tipo de consecuencia al pensar que Gredel se metería en mi cabeza de nuevo, pero en vez de eso, fue haber experimentado algo nuevo que me hizo sentir como un niño que prueba un nuevo sabor de helado y esté le gusta más que el anterior.

No sé si es por mi poca experiencia en tener sexo cuando solo lo tuve con Gredel quien hasta hace poco fue la única mujer que había tocado, besado y hecho el amor. Es probable que suene tonto, pero es lo cierto porque desde muy joven me prometí a serle fiel a una sola mujer, aquella que imagine que sería mi esposa, mi compañera y la madre de mis hijos; pero al final en vez de haber sido yo, ella fue la que me traicionó.

Y ahora, hasta hace tres meses fue que termine experimentando algo nuevo, una mujer que, con su sensualidad y entrega, me provoco escalofríos en mi piel luego de besarla, acariciarla y hacerla mía dejando una parte de mí en su cuerpo. Al menos Danika ya se encuentra embarazada si no, esa misma noche hubiera por terminado por quedarse esperando un bebé mío.




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