Jefe, tendré un hijo suyo

Capítulo XLVI

“En el dolor está la escuela de la vida. Con él nos hacemos sabios”

Esquilo

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Quisiera decir que aún me quedan lágrimas por las cuales derramar, pero desde hace un par de horas ya no suelo hacerlo desde que creí que con solo llorar no iba a hacer nada para que mi hijo volviera a mis brazos, en vez de eso, solo he producido compasión entre todos mis seres queridos, añadiendo que mis ojos ya se han irritado y he empezado a tener un fuerte dolor de cabeza.

Desde las cuarenta y ocho horas que Hades lleva desaparecido junto con Rade, varios oficiales han empezado a hacer bien su trabajo cuando yo misma les había advertido de las propias amenazas que mi ex marido me hizo desde hace un par de semana, siendo así que el resultado de ello es que al no creerme que estaba vivo ahora se terminara por dar cuenta que al final él mismo tramo su propia muerte para cobrar venganza conmigo, en donde tomó una buena oportunidad en no sólo acorralarme, sino que también en aprovechar en tomar a Hades cuando se encontraba con mi tía y mi prima.

Sinceramente en ningún momento pensé que él nos había seguido y que casualmente su plan estaba dirigido para ese día, aunque es probable que una parte haya sido improvisada ya que como digo, encontró el momento perfecto para secuestrar a mi hijo en frente de mi rostro, porque sabía muy bien que dentro de la finca de Demian sería imposible pasar entre tanto guardia, cámara y vigilancia que hay en todo el terreno. Ahora siento que yo tengo la culpa en haber llevado a mi hijo a la boca del lobo, sentenciándolo a sufrir con alguien que lo odia y de por sí, que haría cualquier cosa por herirlo con tal de verme sufriendo.

Lo peor de ello es que no he tenido ninguna noticia de Rade acerca de lo que pueda querer a cambio, no tengo duda que lo primero que llegara a reclamar será dinero y Demian ya ha empezado a idearse en ese posible rescate que no le importa cuánto debe de pagar con tal de que ese maldito desgraciado nos devuelva a nuestro hijo, pero conociéndolo mejor que nadie, sé que ese idiota no sólo pensará en dinero sino que también en algo más que nos podrá poner contra la espada y la pared, pero en total, aunque quizás no me vaya a gustar lo que pueda pedir, en fin lo único que me importar es que me devuelva a mi hijo, que es lo más importante y debe de saber muy bien a estas alturas que daría mi vida por Hades.

Luego de volver a responder otras preguntas más que le pueden dar información a los detectives que forman parte de la búsqueda de Hades, me voy directamente a la habitación de mi hijo, necesito un momento de silencio en el que no interfiere el sonido de las pisadas de los oficiales, las palabras de los empleados que trabajan en la finca que están siendo entrevistados e investigados y por supuesto, de los comentarios optimistas que intenta ofrecerme la familia de Demian quienes hace un día llegaron a Croacia.

Por más que lo intente, unas palabras o un consuelo no me servirá ahora porque no quiero imaginarme cosas precipitadas de las que no debería de ocurrir aún, sin embargo, estas dos últimas noches que he pasado en la habitación de mi hijo, solo me he puesto a pensar acerca de qué si ese idiota le ha dado de comer, si le ha cambiado sus pañales, si tiene una buena cama en donde quedarse a dormir… Sinceramente son infinidades de preguntas que llegan a mi cabeza de las cuales hasta el momento no he tenido respuesta de ello, en donde cada hora que pasa, para mí ya es una tortura más al no tener noticias de mi bebé.

Cierro la puerta y apenas al ver la habitación de Hades de nuevo mis ojos se nublan de lágrimas, lo he añorado todas estas horas que a veces quisiera que esto solo fuese una pesadilla, pero dudo que eso pueda suceder porque los sueños a pesar que uno los pueda a veces sentir largos y tan reales, en está ocasión suele ser diferente.

Camino despacio para darme cuenta como en tan solo un par de minutos lo perdí tan fácil que es mi culpa no haber predeterminado que Rade podía tomar ese momento para llevárselo. Me acerco a su cuna y recuerdo muy bien cómo se quedaba dormido como un angelito, de como por las mañanas mueve sus bracitos y piernas mientras intenta tocar el móvil de música que le regalo su padrino y eso sin añadir, como esos hermosos ojitos azules verdosos me daban los primeros buenos días hasta tomarlo de los brazos en donde se apoyaba en mi pecho y descansaba unos minutos más.

Dejo salir un gemido y tomo con fuerza los barrotes de la cuna, empiezo a maldecir mientras que llega nuevamente esa preocupación en la que no tengo idea sobre cómo puede estar pasándola ahora mi hijo en brazos de ese desconocido que no tiene idea del odio que le tiene. Agarro su frazada favorita, esa que le regalo su abuela para enrollarla entre mis brazos y sentarme en la mecedora en donde varias tardes me quedo ahí con él mientras le canto una canción; empiezo a llorar y abrazo aquel pedazo de tela suave que tiene su olor a bebé, siento que me han arrancado una enorme parte de mi corazón en el cual ese dolor no se irá hasta que Hades pueda aparecer sano y salvo.

Siento como alguien me cubre con su cuerpo pero eso no es suficiente para que me detenga a ver de quién se trata, además por qué debería hacerlo si sé que se trata nada más y menos que de Demian, quien es el único que puedo decir que comprende este dolor y angustia por el que estoy pasando; acaricia mi rostro y siento como sus labios dejan un beso en la corona de mi cabeza, para sentir como luego se apoya en mí a fin de darme ese consuelo del que ya estoy cansada de recibir pero que de parte de él, suele ser confortador.




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