Jefe, tendré un hijo suyo

Capítulo XLVII

“Nadie es feliz durante toda su vida”

Eurípides

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No tengo idea hacia donde nos dirigimos, apenas sé que está no es la dirección que Rade me dio para llevarme hasta Hades, lo cual me hace temer que pueda llevar a Demian o a los oficiales hacia alguna trampa que pueda costarles la vida luego que le enviará al correo de la empresa, la dirección que Rade me prometió, esto para que él no sospechara por si también ha logrado hackear nuestros celulares para ver los mensajes o llamadas que hagamos, ya que al menos tengo la posibilidad de que lea el mensaje cuando su correo lo tiene abierto en su celular.

El viaje casi duro una hora la cual pase sentada en el taxi en donde no dejaba de pensar acerca de lo que mi ex marido pueda tener en mente ya que está vez si nos encontremos a solas. No quisiera abrumarme con todo lo que posiblemente sucederá, así que debo de empezar a diseñar en mi mente, futuras estrategias para escapar con Hades antes de que Rade nos haga daño, en está ocasión espero que no se quiera salir con la suya, ni mucho menos que integre a terceros con el fin de ayudarlo cuando esto solo debería ser entre nosotros. Suspiro y pienso que no hubiera sido mala la idea de llevar una navaja por mis piernas por si él se atreve a hacerme daño o hacerle daño a mi hijo, pero ya es muy tarde para pensar en ello, aunque era probable que la encontrara porque no dudo que me revisará para saber si no estoy escondiendo un arma blanca o de fuego entre mis prendas.

Pronto identifico por un letrero que nos encontramos en Kaprina, lo cual me asombra porque es una ciudad contraria a la que Rade me dio en la dirección, hubiera querido preguntarle al taxista si me está llevando al lugar correcto pero pronto de estar en la ciudad pasamos a un lugar apartado en donde todo es montañoso y lleno de árboles, el taxi se mueve de un lado hacia el otro rebotando entre el suelo escambroso por el que pasa, a lo lejos veo como un bunker antiguo que parece encontrarse en la nada; miro a mi alrededor pero no hay nada, solo ese extraño refugio del cual parece no haberse utilizado desde hace un buen tiempo.

El taxi se detiene y pronto sé que he llegado a mi destino, ya no me siento del todo segura y más por la zona en la que nos encontramos; me bajo del vehículo y tomo la maleta viendo luego como el taxi se marcha para dejarme a solas; en esta ocasión parece que será imposible que alguien nos escuche y más al estar en medio de un bosque en donde parece que nadie se ha cruzado a caminar.

— ¡Bienvenida!

Le doy una mirada fría a Rade quien sale del bunker tirando de la puerta de metal hacia un lado, se le ve tan entusiasmado y alegre que no tengo duda la razón por la que lo sea cuando ha empezado a cumplirse sus deseos de tener dinero fácil y rápido.

—A ver, ¿traes todo el dinero? —Le enseño la mochila.

Se restriega sus manos con mucha emoción al saber que he conseguido todo el dinero necesario, sin embargo, cuando intenta arrebatarme la mochila, la hago a un lado y lo miro con seriedad al saber qué tenemos que hacer bien este intercambio.

—Dame a mi hijo primero. —Le digo lentamente para que entienda.

Se acerca a mí, pero me hace una señal que levante las manos, en donde a pesar que no estaba convencida en hacerlo, él termina por tomar mis brazos y alzarlos en donde empieza a revisarme de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba para saber si no llevo un arma conmigo.

—Acompáñame. —Se dirige nuevamente al bunker.

La idea de ir detrás de él no me gusta para nada, pero al no ver a Hades acá, me da la sensación que posiblemente este dentro de aquel lugar oscuro, así que disgustada, empiezo a seguirlo en donde cada vez me doy cuenta que el bunker es viejo y parece que dejo de usarse desde hace más de una década, escucho el sonido de algunos animales como son los murciélagos, esperando que ahí dentro no haya serpientes o enormes arañas. Pronto veo cómo llegamos a lo que posiblemente es el centro del bunker, ya que encima de nosotros veo un área en donde cae el sol, así que quedándonos en ese lugar donde hay un poco de luz, miro a todo a mi alrededor a fin de encontrar a mi hijo en toda aquella penumbra.

— ¿Dónde está mi hijo, Rade? —Le repito la pregunta de forma molesta al ver que el acuerdo no está yendo como lo predispusimos.

— ¿En serio amas a ese mocoso? —Achique los ojos al ver como llama a Hades.

—Ese mocoso a quien tú llamas, es mi hijo y se llama Hades. —Le digo entre dientes. —Y por supuesto que lo amo.

—Por ser de tu jefe, ¿no? —Eleva la ceja sonriendo. —Porque mío, ya sé que no es.

—Quien quiera que hubiera sido su padre, siempre lo amaría porque es mi hijo —le dejé claro el asunto.

Deja ir una risa en la que a pesar que no es fuerte o escandalosa, deja un sonido entre todo el lugar formando ese típico eco.

—Vamos Rade, terminemos con esto, dame a mi hijo y yo te entrego el dinero —le anuncio para concluir con esto de una buena vez.

— ¡Uf! Bueno, de todas formas, lo sabrías —enarque la ceja —. Tu adorado hijo, lo vendí.

Abro los ojos en grande dándome cuenta que lo dijo con tanta facilidad como si no hubiera tenido algún rencor o pena por haber entregado a un niño a otra persona desconocida. Trago hondo y siento como algo me vuelve a golpear el pecho, algo me decía que esto no saldría bien a partir del momento en que acepto darme la dirección sin ningún problema.




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