Jefe, tendré un hijo suyo

Epílogo

“A veces la felicidad es una elección que requiere esfuerzo”

Esquilo

⁎⁎⁎

3 años después…

—No entres al mar, Hades.

—Sí, mamá.

Veo como Hades corre en dirección a la pelota de fútbol que ya había comenzado a entrar a la orilla del mar, pero regresa con su balón para tirárselo a su padre quien se encuentra jugando con él y con Apolo quien el pequeño apenas es capaz de correr detrás de su hermano mayor; Demian deja de jugar un momento cuando se da cuenta que Hades se acerca a Apolo para dejarle cerca de sus pies la pelota, en donde con ánimos le dice a su hermano que le dé una patada para que puedan seguir entreteniéndose en practicar el deporte por medio de tirar el balón de forma lenta y suave para que ninguno de los dos se terminen por golpear.

Antes que pueda seguir viendo a mis dos hijos jugar, veo como Demian pronto va hacía Artemisa quien está jugando con una pala y un balde, la pequeña golpea la arena con la pala mientras que su padre se sienta a su lado para enseñarle a hacer castillos de arena; sin embargo, al ver ese momento, siento como Atenea se empieza a poner inquieta entre mis brazos, donde no tengo duda que la menor de los tres hermanos quiere ir donde su padre, ya que se ha dado cuenta que tanto Hades como Apolo también se le han unido a Demian y Artemisa.

Así que llevando a la bebé hacia el resto de la familia, la dejo a la par de Hades para que también le enseñe a jugar, Demian se levanta para sacudirse sus shorts y darme una mirada llena de amor; dejamos un rato a solas a los cuatro hermanos quienes han empezado a hacer varios castillos de arena sencillos con el balde, mientras que Hades intenta hacer un hueco en el agua del mar para que pueda rodear a su divertida creación.

No dejo de ver a mis cuatro hijos en donde cada uno de ellos se entretiene de diversas formas, ya que Artemisa, Apolo y Atenea al ser los más pequeños, no con mucha facilidad le siguen las ordenes que Hades les da para que puedan formar un bonito castillo de arena; dejo ir una sonrisa al darme cuenta el bonito momento que los cuatro están teniendo, realmente haber venido de vacaciones a Tolo no fue mala idea y más cuando los pequeños necesitaban pasar un tiempo en su primer hogar que es Grecia.

—Daría toda mi vida porque el tiempo se detuviera y nos dejará disfrutar de estos momentos que tenemos con nuestros hijos. —Menciona Demian.

—Por eso debemos de disfrutar cada uno de estos momentos. —Le digo con una sonrisa.

Demian deja un corto beso en mis labios mientras que empezamos a ver que el atardecer empieza a acercarse, así que traemos a los niños a la manta para empezar a darles su pequeño refrigerio que no es más que sándwiches y un jugo de cajita; aunque con Atenea es más su papilla. Todos nos quedamos reunimos en la manta mientras que Hades y Demian empiezan a hablar, en donde nuestro hijo mayor no deja de mencionarle a su padre que se encuentra muy feliz de estar en Grecia y en visitar a sus abuelos y primos.

Sinceramente, el viaje ha sido de forma imprevista pero así como en ciertas ocasiones a mí se me ocurren estás sorpresas, a Demian le suele suceder de la misma forma; realmente Hades es quien más se ha acostumbrado a compartir una parte de su vida en Croacia y otra en Grecia, sin embargo, para ser pequeño es muy flexible para los cambios donde a pesar que la idea de estudiar algún día acá solo es más que una propuesta para su futuro, parece que él pequeño no tendría ni un problema cuando ha empezado a tener amiguitos aquí y también una parte de su familia vive acá.

Los días transcurrieron poco a poco en meses y luego en años, mala suerte que en ciertas ocasiones como lo manifiesta Demian, no podemos detener el tiempo, porque con su paso, solo nos queda ver cómo nuestros pequeños hijos van creciendo, donde sin dudarlo, sé que debemos guardar estás experiencias que no se volverán a repetir, a no ser que sea de diferente situación o momento.

Demian me entrega una copa de vino en el que al chocarlas, empezamos a beberlas, pero pronto veo como Hades mira su cajita de jugo y le jala una esquina de la camisa a su padre, a fin de que pueda prestarle atención.

—Papá, ¿puedo probar eso? —Hades le señala la copa a su padre.

Suelto una risa en la que giro mi rostro para no burlarme del gesto que Demian ha llegado a hacer, así que peinando el cabello de Artemisa y luego el de Atenea, escucho como mi esposo le dice unas palabras a nuestro hijo.

—Pero es el mismo jugo de uva, hijo. Solo que el tuyo está en está cajita de cartón mientras que la mía en esta copa —le explica.

— ¿Es lo mismo? —Hades parece no creerle.

—Sí, además te voy a demostrar que el tuyo debe estar más delicioso que el mío —le agarra la caja del jugo a Hades de sus manos.

Demian hace un movimiento en ciego en donde logra que nuestro hijo pueda percibir como si estuviera tomando de su jugo de uva; finge un pequeño absorbido para luego hacer un gesto como si fuese el mejor jugo de cajita para niños que ha probado en toda su existencia.

— ¡Esta delicioso! Si tú no lo quieres, me lo puedo quedar… —Hades alza sus brazos.

— ¡No papá! ¡No te lo acabes! —Protesto nuestro hijo.

Demian le devolvió su jugo de caja a Hades para que él empezara a tomárselo rápido como si tuviera miedo de que alguien se lo quitara, pero luego dejo de hacerlo al ver que aún le quedaba una parte del sándwich sin comer y necesitaba de beber algo para poder sentirse satisfecho.




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