Jefe, tendré un hijo suyo

Capítulo LIII

“La felicidad consiste en saber unir el final con el principio”

Pitágoras

⁎⁎⁎

2 años después…

Dios mío, como prioridad debería de levantarme temprano e ir a hacer el desayuno, pero luego de la fiesta del día de ayer, dudo que tenga ánimos para separarme de la cama el resto del día que me quede, lo malo de ello, es que aunque quisiera, no podría cuando tengo muchas responsabilidades, sin embargo, unos cinco minutos más quizás me vendrían bien y no creo que se llegue a acabar el mundo entero por ello.

Me doy la vuelta en mi cama y abrazo la almohada, bueno, mejor dicho… me refugió en ella como si intentara no soltarla, después de todo, creo que los cinco minutos llegarán a hacerse más si no intento moverme o al menos abrir los ojos. Así que, aunque me sienta cansada, debería ser mejor que de poco a poco me vaya levantando.

Sin embargo, antes de levantarme para poder ir a lavarme los dientes, escucho como alguien abre la puerta de la habitación despacio, tan despacio que si estuviera profundamente dormida sería imposible que escuchara, pero al no estarlo por completo, solo me esfuerzo a fingir que sigo dormida para luego sentir como alguien se mueve por la cama hasta que pronto pone sus manitas en mi brazo y deja ir un grito convertido en risa.

— ¡Mamá!

Abro uno de los ojos y luego sacó una sonrisa en la que Hades parece al final darse cuenta, así que, moviéndome con ligereza, lo atrapo y lo cubro con mis brazos mientras que le hago cosquillas a mi pequeño hijo quien no deja de soltar varias risas contagiosas. Lo cubro de besos por todo su rostro hasta que escuchamos como alguien más entra a la habitación, en donde sin dudarlo, hago un gesto de amor al ver como Demian trae consigo una bandeja con el desayuno, en donde apenas dejarlo en la mesita de noche, veo cómo se sienta a un lado de la cama para darme el primer saludo de la mañana.

—Buenos días, mi hermosa diosa —dice dejándome un corto beso en mi boca.

—Sí que son buenos días —susurro cerca de su boca.

Demian deja otro beso en mi boca hasta recibir de él una caricia en el rostro, pero antes de poder continuar con nuestro pequeño coqueteo matutino, Hades nuevamente se acerca a nosotros, logrando que su padre lo tome de sus brazos y lo dejé en medio de nosotros luego de volver a querer ser el centro de nuestra atención.

—Así que, madrugaron para prepararme el desayuno —acaricio el cabello mi hijo.

—Sí —Hades me da una mirada.

—Y, ¿quién lo hizo? ¿Papá o tú? —Le pregunto.

—Dos —dice con una sonrisa.

Lo agarró de las mejillas y le dejó un beso en la punta de su nariz para luego ver cómo se rasca sus ojos para darle una mirada a su padre, quien no deja de vernos a ambos con una enorme sonrisa en su rostro que irradia felicidad. Demian toma a Hades y lo deja en sus piernas para que pueda darme espacio de que pueda desayunar, ambos empiezan a tener una conversación que es poco entendible cuando Hades empieza a pronunciar muy bien sus primeras oraciones largas, pero eso no es un problema para que no deje de hablar con su padre quien no le deja de hacer una pregunta tras otra.

Veo a los dos hombres importantes de mi vida mientras desayuno, Hades se ha dedicado a cantarme una de sus canciones que ha aprendido junto con Cyrene y Karim; el pequeño se encuentra demasiado entretenido que me sorprende que no se haya bajado de las piernas de su padre para insistimos que vayamos al jardín a jugar, porque no dudo que, al levantarse temprano junto con su padre, ya habrá desayunado con él.

— ¿Preparada para el gran día? —Pregunta luego de que dejara a Hades a un lado de la cama.

— ¿Cómo no estarlo? Si desde hace más de cinco meses vengo preparando casi todo —le digo emocionada.

— ¿No te arrepentirás? —Me da una mirada llena de curiosidad.

— ¿Debería? —Arqueo la ceja con risa.

—No, ni siquiera deberías dudarlo porque está será la mejor decisión que hayas tomado. —Me asegura.

—Veremos. —Le guiñé el ojo.

Tomo un poco de jugo, pero antes de poder tener un tiempo más de armonía con mi futuro esposo y mi hijo, escucho como mi celular interrumpe ese momento mañanero en el que hubiera deseado que no terminara muy pronto. Agarro el dispositivo para darme cuenta que no es más que un mensaje de Tihana mencionando que debo de estar temprano en la boutique para ver si el vestido de novia me queda a la perfección, luego debo de pasar al lugar donde se realizara la boda para verificar los últimos detalles y así, terminar en el salón de belleza para empezar con mis arreglos.

Este día quiero al menos que todo salga bien, porque además de ser un día importante, será el que recuerde el resto de mi vida.

—Debo de moverme, Tara pasará por mí en unos minutos y no puedo retrasarse con todo lo que debo hacer —empiezo a levantarme de la cama.

—Bueno, de aquí nos veremos hasta por la tarde —me recuerda.

—Solo serán unas horas. —Le digo riendo.

—Para mí es una eternidad. —Divulga.




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