Jennifer One, una androide que fue creada con las características humanas para fingir ser una, pero con el detalle de que nunca tendría sentimiento alguno realmente, era la madre adoptiva de un niño hace cuatro años, un niño saludable y fuerte, que a pesar de saber que fue abandonado por su verdadera familia, era felíz con una falsa madre artificial.
Ése niño que la androide analizaba tan seguido, ése niño con salud de oro, se encontraba en cama, enfermó.
Según su creadora, el niño sólo necesitaba descansar ya que ésa cosa llamada varicela, es algo que a todo ser humano le pasa usualmente en su niñez y lo entendía bien; dejaría que su niño descanse y se recupere.
-Jennifer, no es necesario que estés a su lado todo el tiempo, Brad estará bien.
La androide oyó la voz de su creadora pero la ignoró y no dejaba de ver a su hijo humano.
Ver a su niño, quien usualmente era muy alegré y lleno de salud, tirado en una cama, con ésas cosas rojas en su cuerpo y claramente no pasando un buen momento, hacía que su sistema se comporte de manera raro.
Como sí estuviesen bajo ataque se sentía, pero con el detalle de que no podía hacer absolutamente nada.
¿Por qué los humanos tenían que lidiar con cosas como ésas aún desde tan pequeños?
La androide apretó sus puños y de su inexpresiva mirada, por primera vez fruncio el ceño.
-Bradford Kelvin One, te ordenó que te recuperes pronto o estaré muy enojada contigo.
El niño al oír a su madre entre sueño, abrió sus ojos y la miró con sorpresa, siendo la primera vez que la veía enojada.
-No te preocupes mami, soy un niño fuerte y voy a estar bien.- dijo el ojiazul, sonriendo.
No quería ver a su madre preocupada, prefería verla sin expresión en su rostro como siempre en lugar de verla preocupada.
-¿Quién está preocupada?
Yo no estoy programada para emular tal cosa y tu no tienes mi permiso de sentirte mal, así que recuperate pronto o te catigare.- dijo la rubia con su ceño fruncido, sintiendo algo raro en su corazón artificial.
Su interior era como el de un ser humano pero en forma de máquina y su corazón robótico en ése momento parecía estar presentado fallas ya que parecía contraerse.
Una vez que se asegure de que su niño esté bien, le diría a su creadora de ésa falla, ahora su misión era estar con Brad hasta que se recuperé.
Misión permanente establecida; cuidar a Bradford Kelvin One, siempre.
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Niños entraban al kinder, entre ellos uno de cabello negro y ojos azules que estaba muy felíz por ver a muchos otros niños de su edad con quienes jugar.
Entre las madres que no se iban y querían ver que sus hijos se acostumbren al nuevo ambiente, había una que en verdad no era un humano, era un androide fingiendo ser un ser humano, fingiendo ser una madre.
La androide veía como su niño humano se acostumbró tan rápido a ése nuevo entorno que su sistema lo veía como algo negativo, haciendo que sienta como sí tuviese que activar su modo ataque para ahuyentar a todos los presentes, preguntarle a Brad por qué no le hace caso y castigarlo por un año enteró.
-Ver como mi hijo, quien llora cuando me alejó un momento de él, juega tan tranquilamente con los demás niños y me ignora, me hace sentir algo dolida y enojada.
La androide oyó a una de las madres decir éso y fue capaz de comprenderla al instante.
¿Por qué era capaz de comprender ése sentimiento del que hablaba ésa señora, sí ella sólo es una máquina, sin emociones?
No lo entendía pero lo que sí sabía, es que ver a todas ésas niñas de la edad de Brad, era registrado como potencial amenaza para su sistema.
No les haría nada pero cualquier movimiento sospechoso contra su niño humano, y atacaria.