Jerarquías y demonios

28: Perdonarme a mí misma

Roxellane

La empleada de la biblioteca de Norville informó que el único ejemplar, que trataba de un demonio que come demonios, fue llevado y nunca lo regresaron. Hay un rumor de que lo tiene una tienda de antigüedades, pero Troyen no quiere ir a investigar, desea ir directo al hotel. Por lo pronto, si hago lo que pide, podré salir de mi cuarto de nuevo, entonces iremos allí con Zijo por los túneles.

La limusina se detiene delante del hospedaje, entonces bajo del vehículo y mi acompañante pone la mano en mi hombro, para avanzar con él. Siento el fresquito debajo de mi falda, recordando que no tengo ropa interior. Otra cosa a mi lista para odiar a Troyen. Al ingresar al motel, él me señala a los empleados.

—¿Qué bocadillo te apetece? —susurra en mi oído—. Podemos pedir que nos atienda alguien en específico.

—Pre… preferiría no elegir.

—Al azar, entonces. —Chasquea los dedos—. Te perdiste la oportunidad de elegir a alguno sin familia.

—¿Y eso cómo lo hace más fácil?

—Eres muy linda. —Me da un beso en la mejilla y murmura en mi oreja—. Cuando tienes miedo, puedo notar que no finges.

—Es asqueroso. En el momento en que te comes una vaca, no vas al matadero a ver, y si acudes, quizás hasta te vuelves vegetariano.

Se carcajea.

—Los humanos y su comida tan variada.

Una vez estamos en el cuarto, me siento en el borde de la cama y me lamento, porque preferiría follar con ese ser odioso que devorar en carne viva a un empleado. Ya me he alimentado, pero esto es diferente, voy a ver cuándo lo mate, o me obligará a asesinarlo, que es peor.

—Dios, que sea rápido y no sufra —ruego.

Troyen me mira, divertido, al lado de la puerta.

—Deja de padecer por él, ya lo hiciste antes, tu novio, ¿no?

Detesto habérselo contado.

—¡No lo recuerdo! —grito.

Frunce el ceño.

—Baja el tono —me reprende.

—¡Las tímidas también contestan y alzan la voz!

—De rodillas al suelo y pide disculpas —ordena.

Bufo y desciendo al piso.

—Lo siento, Máster.

—¡Les traje lo que pidieron! —Oigo al del cáterin.

—Ya llegó nuestra comida. —Sonríe Troyen, luego me observa y ordena—. Mantén la cabeza abajo.

—Sí, Máster —digo, angustiada, y obedezco.

Me sobresalto cuando oigo la puerta abrirse, luego quedo en shock al escuchar un golpe y un grito. Chillo cuando el cuerpo cae en frente de mí y el hombre borbotea sangre de su boca, sus ojos me observan fijamente. No sé si sigue vivo o no, pero no puedo quitar la mirada de su vista.

—La cabeza abajo —repite Troyen.

—Sí, Máster —respondo mientras mis lágrimas mojan mi rostro y muevo mi visión al suelo.

—Ya dejó de moverse, puedes comer.

—No… no tengo hambre.

Oigo sus pasos y se sienta a mi lado. Siento que voy a vomitar cuando agarra las vísceras, entonces las arranca con sus dientes, luego me ofrece un poco de lo que ha cortado.

—Come, es nuestra cita —aclara.

—No puedo, escuché su voz hace unos instantes.

Agarra mi mano y pone un pedazo en mi palma.

—No está en discusión, es una orden.

—Máster, ya comí, mi cuerpo no está débil ni voy a volverme loca para matar a nadie, por favor, no me obligues.

Agarra mi barbilla, por lo tanto, me hace observarlo. Su mirada es fría y sin expresión. Veo cómo arranca otro pedazo de carne. Noto que se encuentra manchado de sangre y me estremezco cuando aproxima su cara. Junta su boca con la mía, me pasa el alimento. No me queda otra que aceptarlo, así que mastico cuando aleja su rostro.

—Sé lo mucho que me odias, así que te aclararé algo que te hará entender: Si solo fueras mi mujer, te encerraría en un cuarto y te alimentaría sin que supieras a quién matamos, pero no solo eres mi pareja, eres la compañera del máster, una demonia de rango alto. Atendería todos mis fetiches, pero aquí estamos, delante de un cuerpo. Puedo hacerte todo lo sumisa que yo quiera, no obstante, al final del día, eres un demonio, así que, si no quieres ser solo mi juguete sexual y quedarte encerrada para siempre, será mejor que empieces a comer.

Sus palabras me irritan y duelen a la vez, pero si quiero vengarme tiene razón, así que acerco mi rostro a aquel cadáver, por lo tanto, comienzo a devorar el cuerpo, mientras mis lágrimas caen.

~~~

Estoy tildada mirando un punto fijo en la pared, se oye la canilla del lavabo del baño cerrarse y Máster sale de allí.

—Levántate, debes ducharte, eres un desastre —aclara.

No le respondo y mantengo la mirada perdida en la pared. Troyen se pone delante de mí. Tiene ropa más holgada, diferente a la habitual. Diría que parece otra persona y alguien menos tenebroso, pero sigo obnubilada en mi visión.



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En el texto hay: demonios, romance, sobrenatural

Editado: 10.03.2025

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