Jerarquías y demonios

33: Una cita con Zijo

Zijo

Roxy corre hasta mí y me abraza. Veo como Macdrell cierra la puerta para dejarnos a solas en aquel cuarto que nos consiguió para charlar. Se siente tan extraño verla ahora. Pasé de insultarla a preocuparme por ella. No es que nuestras conversaciones no continúen así, pero es diferente. Hay una sensación distinta en el aire y mi corazón no para de molestarme.

¿Cómo es que pasé de ser de la mayoría de demonios que andan con su misma especie a involucrarme con una humana de manera sentimental? La humillación máxima para un demonio es que tu pareja sea “comida podrida”, así es como se les llama a aquellos humanos que dejan de ser alimento por culpa del amor, y también sirve para ridiculizar a aquel demonio. Es irónico que me ocurra porque siempre me pareció una estupidez y ahora formo parte de esta minoría. Aunque, en realidad, no tengo idea qué siente Roxellane por mí.

—Estaba tan preocupada —declara cuando deja de abrazarme.

—Tranquila, estoy bien.

—¡¿Cómo pudiste hacer eso?! —se queja—. ¡¡Te dije que no puedo perderte y tú vas a enfrentarte a Troyen!!

—Discúlpame por defender tu integridad —expreso en tono irónico, luego reacciono—. ¿Troyen?

Se ríe, luego mete un mechón de sus cabellos negros detrás de su oreja. Solo uno escurridizo, los demás están en una coleta. Es el peinado de antes, el que utilizaba siempre. No me había percatado de su ropa, lleva pantalón y remera. Ni un solo vestido adorable.

—¿Al fin te das cuenta? —se burla.

—¿Ya no te humillarás más?

—Esa etapa de mi vida está olvidada. —Pone las manos en la cintura con orgullo—. Además, quedó demostrado que lo tengo en la palma de mi mano.

—No sé si sea bueno o malo.

—Relájate, planearemos nuestro próximo movimiento. Aunque, cada vez me cuestiono más sobre la estatuilla. Tendremos que salir a investigar pronto y con la ayuda de Macdrell será más fácil.

—No confíes en ese.

—No lo hago, pero es beneficioso.

—¿Y yo que estoy pintado o qué?

—¿Celoso? —se burla.

¡¡No voy a admitir nada, llamen a mi abogado!!

—Solo digo que mi plan de los ductos era bueno.

—De hecho, vamos a utilizarlo, pero Macdrell nos cubrirá las patas cuando salgamos —explica, pero como ve mi gesto de desacuerdo agrega—: Tranquilo, no le dije en dónde está la rejilla.

—No me agrada y se supone que estoy vigilando la puerta de Kireya Larsh.

—Pudiste colarte hasta este cuarto, que te escabullas unas horitas más, no creo que sea problema. Vamos, Zijo, no seas cobarde. Quieres deshacerte de mí, ¿no?

Si supieras…

Roxellane

Estoy emocionada, porque al fin salimos con Zijo a investigar. Visitaremos el museo, para que pueda revisar el cuerpo disecado, que tanto quería investigar la última vez, y luego iremos a la tienda de antigüedades, para buscar el libro que mencionó la empleada de la biblioteca. Al fin podré averiguar a fondo todo lo que necesito, sin interrupciones de Troyen. Puedo sentir que siento la libertad al caminar con mi acompañante, no como con el otro. Además, ¿quién necesita un auto de lujo cuando puedes utilizar las piernas y caminar junto al hombre que hace acelerar tu corazón? Quisiera agarrarle la mano y gritarle al mundo mis sentimientos, pero mi orgullo es más fuerte.

Una vez en el museo, puedo revisar el cuerpo. Este no tiene rostro, es como una porcelana destruida, es hueco. Parecía tan real al verlo a lo lejos, no obstante, sigue llamándome la atención. Toda su complexión es como la mía, como en mi sueño.

¿Acaso tengo que ver más con la estatuilla de lo que creo o todo a mi alrededor quiere hacerme creer aquello? ¿Una ilusión?

—¿Qué ves? —le pregunto a Zijo.

—Una horrenda muñeca sin gracia.

Ruedo los ojos.

—¿Me parezco a ella?

—¿Cómo podría saberlo? —Enarca una ceja—. No tiene cara.

—Mis manos, mis pechos…

—Ni idea.

—No estás siendo de ayuda —me quejo.

—Si querías comprobar algo, es lo que hay. —Se cruza de brazos—. Al menos, no soy Máster y te dejo hacer lo que deseas, así que no quiero quejas.

—¡Ja! —Abro bien mi boca al decirlo—. Tú ni por asomo me controlarías.

—Jamás haría eso.

Mi corazón palpita rápido y mis mejillas se sienten calientes. Intento ocultar que vea mi gesto, así que me giro para dedicarme a mi siguiente destino.

—Vamos a la tienda de antigüedades, para no perder el tiempo y que puedas volver sin que te descubran.

~~~

Una vez en la tienda, le consulto a la chica por el libro en el mostrador. Tengo curiosidad al ver que Zijo la conoce, así que me la presenta. Es una mujer muy linda, de cabello oscuro y sus iris tiran a un verdoso. Uno de sus ojos parece un poco lastimado.



#334 en Paranormal
#8180 en Novela romántica

En el texto hay: demonios, romance, sobrenatural

Editado: 10.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.