Esa mañana me levante temprano, a decir verdad dormí a saltos. Tanto tiempo ha pasado que no recordaba la hora que mis padres se iban a trabajar, cualquier ruido que escuchaba durante la noche pensaba eran ellos.
Al bajar me encuentro a los dos sentados en la mesa de la cocina conversando. No se percataron de mi presencia hasta que llegué al lado de ellos.
-¿Puedo desayunar con ustedes? Me gustaría poder hablar unos minutos antes que se vayan. Mi padre se levanta, saca una taza rápidamente dejándola sobre la mesa al lado suyo. Sonríe nervioso.
-¡Claro Juno! ¿Quieres café o prefieres leche?
-Leche papi. Observo a mamá muy nerviosa jugando con su servilleta, tomo aire para luego decir: Les quería pedir disculpas por lo del otro día. Comienzo a jugar con mis dedos, estaba nerviosa. Sé que no he sido muy buena hija, les he hecho pasar muy malos ratos, no me siento feliz con ello, Mis ojos comienzan a inundarse de lágrimas, el pecho oprimido, sentía que en cualquier minuto las palabras me abandonarían. ¡Ma por favor perdóname! No sé qué me pasa, para mi es difícil todo esto... trataré de cambiar. Papi disculpe por no ser la hija que siempre quiso. Mi voz se quebró, no pude continuar, fue entonces que mis padres se levantaron de la mesa para abrazarme, a pesar del daño provocado ambos repetían que me amaban. El desayuno después de esa catarsis fue fabuloso. Mis padres decidieron no ir a trabajar por la mañana para compartir un rato conmigo, pasamos unas horas entretenidas, cocinamos juntos, estaba feliz.
Por la tarde decidí buscar en internet toda la información sobre comunidades terapéuticas, algunos avisos de trabajo de medio día... Si deseaba cambiar tenía que ocuparme de eso, ya lo habíamos conversado con mis padres, estaban de acuerdo. Cada vez que recordaba esa mañana mi corazón parecía inflarse como un globo de felicidad. Anoté todo lo que quedaba cerca de mi casa y podía visitar al otro día, luego cerré la computadora, para salir a buscar a mamá, era justo a la hora de su salida. Fui corriendo al hospital, deseaba darle una sorpresa, me aventuré entre los pasillos hasta encontrar el modulo donde trabajaba, pregunto a la secretaria si podía pasar, asintió. Toqué la puerta.
- ¡Pase por favor!
-Ma, que te parece... Entré y me sorprendo al encontrarla sentada en el sofá con Jimena, sonreí nerviosa. Mi madre se levanta para abrazarme, por el rabillo del ojo observo a la mujer que seguía sentada.
-¡Qué sorpresa Juno! ¡Estoy encantada! Te presentaré a una colega. Sentía que me ardían las mejillas, Ella se levantó acercándose. Jimena, esta es mi bella hija Juno. Me dio un beso en la mejilla separándose rápidamente.
-¡Mucho gusto Juno! Tu madre no se excedió en halagos, eres muy bonita.
- ¡Gracias!
- Aprovechando que Jimena está aquí, voy a buscar mi bolso y nos vamos, espera un momento. Cuando nos quedamos a solas ella rompe el silencio diciendo:
-Pequeña no quiero ni debo intervenir en asuntos familiares, no sabía que conocía a tu madre, debes pensar que soy... la interrumpo.
-No pienso nada, en realidad no es para tanto, apenas hablamos un día. ¡Es súper que sean colegas!
-Sí pero...
-Dale con lo mismo ¡Relájate! Me observa, mueve su cabeza en señal de negación, camina hacia la salida.
-¡Qué tengas linda tarde Juno! Ella estaba a punto de salir cuando digo:
- Somos casi de la misma edad, hablamos, ahora te despides tan fríamente ¡Un beso por lo menos, no somos desconocidas! Besa su mano para luego soplar en señal de enviarlo hacia mí, muevo la mía atrapando el aire en mi puño.
- ¿A dónde dejo este beso? Ella se ruboriza respondiendo
- ¡Donde tú quieras! Sale y un suspiro retenido emerge desde mi boca, sonrío, dejando caer mi cuerpo de un salto en el sofá. Cosquillas en mis manos, mi respiración entrecortada, recordando mi hazaña. ¿Me gustaba esa chica? ¡Sí, me encantaba!
Salimos con mi madre al cine a ver una película de estreno, le conté todo lo revisado en internet, ella escuchó atentamente, propuso ayudar en lo que necesitara. Luego nos encontramos con papá para ir a cenar juntos.
Esa noche antes de dormir analice el primer día de cambio. ¡Fue casi perfecto!
Por la mañana al desayunar con mamá intenté averiguar un poco sobre su bella colega, pero sin que se diera cuenta.
-Ma. ¿Quién era esa chica que estaba en tu oficina? Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.
-Jimena Roth, es una joven 4 años mayor que tú, estudia y trabaja, parece un ratoncito curioso todo lo quiere conocer.
-¿Qué hace en el hospital? Parece que antes no estaba allí ¿O me parece?
-¿Cuál es el interés en saber sobre ella? Observó con sorpresa, no sé qué cara puse, me encojo de hombros, mi madre ríe a carcajadas. Me siento desconcertada, nerviosa, trato de parecer indiferente.
-Ninguna Ma, sólo quería entablar conversación, se me ocurrió saber algo sobre quienes están contigo, eso… Besó mi cabellera.