Esa tarde las compañeras y amigos de mi madre se reunieron en casa para celebrar su cumpleaños, aunque llevaban días organizándolo, era un secreto a voces. Desde las 8 de la tarde comenzaron a llegar los invitados, esperaba verla traspasar el umbral de la puerta para acercarme, mis pensamientos estaban confusos, lo único que prevalecía era la necesidad de brindar una explicación lógica a esa mujer. Pasaron 3 horas, en el momento exacto que las luces se apagan para cantar y soplar las velas, entre la muchedumbre reunida, la veo. El corazón parece salirse del pecho de un brinco, avanzo hacia ella rápidamente, tomo su mano para entrelazar mis dedos con los suyos, le susurro al oído.
-Necesitamos conversar Jimena.
-Hoy no es el momento ni el lugar Juno. Separó su mano de la mía, escabulléndose entre las personas que le saludaban hasta llegar a mi madre. Estaba junto a ella un hombre de más o menos 30 años, alto, tez blanca, ojos marrones, mirada seductora; me sorprendía no haberlo visto entrar. Sentada en la barra la observaba con aquel tipo, como le sonreía, hablaba a su oído, las caricias en el cabello…. Nunca entendí eso que las personas decían sentir del alma y esas cosas, no lo creía, hasta ahora. Un trago sucedía al otro con el intento de ahogar ese dolor que se albergó en mi pecho, no coordinaba mis ideas, intentaba frenar esa sensación de perdida, pero las lágrimas cursaban mi rostro, no podía detener el impulso de acercarme, gritar a ese hombre ¡ Jimena es mía, solo mía!
-¿Estás bien hija? ¡Me estas asustando! Mi madre se sienta a mi lado toma mi mano acariciándola con sus dedos.
-¡Todo bien mamá! Dije esbozando mi mejor sonrisa hipócrita.
-No, no está todo bien pequeña, lo puedo notar en tu mirada, en esos ojos aguados. Dime amor ¿Qué pasa?
-Nada mamá ya te lo dije.
-¿Es por Jimena? Sorprendida fijo la mirada en el rostro de mi madre. Dime hija ¿Estás bebiendo por Jimena?
- ¿Qué...? ¿Cómo me dices algo así mamá? ¡Yo no soy lesbiana! ¿De dónde sacas esas ideas?
- Fui yo quien te parió ¿Recuerdas? No quiero que pienses que invado tu privacidad más tengo que decirte lo que veo, escucho e interpreto al observarte interactuar con ella, la forma de conducirte,” tan especial”, con lo que respecta a esa chica, tu rostro cambia, nunca has preguntado sobre la gente que trabaja a mi lado, por ella lo haces todos los días…. Algo especial te produce y no es precisamente amistad lo que veo en tus ojos.
- Mamá no sé qué me pasa, pero ella hace sin saberlo, un mundo de sensaciones positivas se cobijen en este corazón. No sé si es amor, admiración, una mezcla de gratitud y simpatía. Ahora mismo en mi cabeza ronda ese mal sentimiento de posesión, ira, todo navega contra la corriente, estoy perdida sin tenerla, sin ser algo más que conocidas, mi mundo en estos minutos se rompe al haberla perdido. Rompí a llorar lanzándome a sus brazos.
-Mi pequeña, mi dulce Juno, tranquila. Acariciaba mi cabello.
-Perdona mami, sé que sigo defraudándote, perdóname. Se separa unos centímetros y levanta mi rostro con una mano para ver el suyo.
-Nada amor, escucha, nada podrá evitar que te ame, eres y serás lo mejor que Dios envío de regalo a nuestras vidas. Si tu corazón elige a una mujer para amar, no seré yo quien por un impulso moralista ataque tus sueños de libertad, no mi amor, tus esperanzas, anhelos, aventuras tendrán siempre una mano amiga donde refugiarse. Te amo bendición de mis ojos ¡No llores cariño! Ve donde ella, conversen, no ahogues tus penas ¡Enfréntalas!
Después de decir eso la veo caminar justo donde estaba Jimena, las dos me observan para luego caminar en la dirección que me encontraba.
-Juno, hija, necesito vayas a comprar algunos refrescos que faltan. Pedí a Jimena ir contigo y ayudarte con las bolsas, aquí tienes las llaves del auto.
- Eh…. Claro mami.
- Voy por mi abrigo y te alcanzo Juno.
- No quiero refrescos, es tu oportunidad para aclarar tu mente, confío que no desaprovecharas la ocasión. Besa mi frente.
Recorrimos el camino al supermercado en silencio, la miraba de vez en cuando, no me atrevía a romper ese estado, estando a solo metros de ese lugar viré a la izquierda siguiendo el camino al rincón donde conversamos la primera vez.
-¿Qué haces? Se supone iríamos a comprar refrescos.
- Se suponía, pero algo me duele y necesito conversar contigo.
-Pero…. La fiesta, los invitados, tu madre ¿Qué dirán?
-¡No me importa eso ahora!
-¿Siempre eres así?
-No me había pasado esto antes, actúo sólo por impulsos. Llegamos a la playa, ella se sentó sobre el capó del auto cruzando los brazos.
-Soy toda oído Juno, ¿Qué cosa era de vital importancia que no podía esperar?
- Yo… Yo, quería, ansiaba conversar contigo sobre lo de esta tarde.
-¿Qué pasó esta tarde?
- Nos besamos Jimena. Ella esbozó una sonrisa, fijando su mirada en la mía.
- Nos besamos ¿Estás segura de eso Juno?