Confundida por lo que le dijo el profesor, Lisbeth solo se limito a quedarse callada pues ya tenia suficientes problemas en puerta como para buscarse otro mas. Mientras iban caminando por el largo pasillo, comenzaron a notar que la temperatura había bajado demasiado, como si el aire acondicionado estuviese a su máxima capacidad, pero el profesor Angel no exteriorizo su preocupación ante aquello, mas bien se le veía tranquilo, como ido del mundo, hasta que los dos llegaron a un gran estante que parecía estar cubierto de escarcha y hielo y en torno al cual estaba nevando... ¡si!, ¡nevando!, dentro de un edificio, y a pocos dias del verano. El profesor angel vio aquello, y no le importo, solo se subió a una de las escaleras del estante, y bajo un grueso libro que le entrego a la chica, este era la reina de las nieves del celebre pero macabro Hans Christian Anderssen, el cual yo no recomiendo como lectura infantil, pero que admito que resulta bastante interesante. Hecho esto, el profesor bajo del estante de un aguil brinco, y le dijo a la chica que ella buscaría el próximo, tras lo cual salieron de aquella sección.
Mientras andaban, la chica sintió como si alguien la observara, y se volteo de súbito, pero no vio a nadie, por lo que continuo su camino, mientras que tras de si escuchaba un murmurar, como el de una bella voz de mujer, que tarariase a sus espaldas. ¡Escalofriante!, ¿no?.
tras unos diez minutos, llegaron a una sección dedicara a los mitos y leyendas, con la voz de tarareaba aun resonando, pero ahora lo suficientemente fuerte como para que el profesor Angel la escuchara, pero aquello no parecía perturbarlo, mas bien, el iba tarareando también aquella melodía, mientras que la chica en cambio, comenzaba a experimentar un fuerte escalofrió eléctrico que le recorría la espalda, el cual tubo que ignorar cuando se encontró frente al primer estante de la sección, ante el cual se detubieron.
-"bien"- paso a decir el profesor Angel -"sube a por el libro, es el cesto a la izquierda, en el ultimo piso"- y dicho esto la chica subió por un volumen de una colección de relatos folckloricos del mundo titulado "Jack Frost", y con la firma como autor de un tal Willian Joyce. Apenas toco el volumen, Lisbeth sintió la mano tensa, como si hubiera agarrado mas bien un bloque de hielo, pero aun así no desistió de tomarlo, y bajar con el de aquel estante, y luego continuar andando hasta que... algo le toco el cuello, algo frió, pero suave al tacto, como una mano, y junto a ella un aliento helado que le susurraba por detrás: "¿no me olvidaste también, verdad?", ante la cual, inmediatamente se volteo, pero no vio a nadie. ¡Ahora si se había asustado!
De esa sección salieron casi de inmediato para entrar en la de misterio, en la cual la chica no se sentía precisamente entusiasmada a entrar, pues si ya se había llevado aquel susto en la anterior, ¿que le esperaba aquí?, y sus reservas se hicieron mayores cuando el profesor Angel le aviso que solo pasaban por ahí por que servia de atajo hacia la limitada sección de novelas góticas, la chica simplemente sentía que el corazón se le iba a paralizar, cosa que casi sucede cuando apenas cruzando la pequeña brecha que separaba un pasillo del otro comenzó a escucharse el estruendoso cantar de un órgano, y no cualquiera, un órgano de vapor, como los que en antaño solían estar en las iglesias, y sonaba en acompañamiento de las vocalizasiones de algún cantante, y las mismas se hacían mas fuertes cada vez, y con el aumento del volumen, comenzaba a resplandecer en un blanco espectral un libro en un atril, justo en medio del pasillo, el cual se hallaba acompañado por una rosa de color rojo sangre, con una cinta negra alrededor de ella. En medio de la luz que despedía, se podía leer claramente el titulo, "El fantasma de la opera", así como también el nombre del autor, Gaston Leroux. Tras persignarse, el profesor Angel tomo aquel libro, se lo entrego a Lisbeth, y ambos salieron como una exalacion de ahí, antes de que se les apareciera algo que lograra quitarles el sueño por semanas, y llegaron casi por accidente a la sección de aventuras, en la misma no hubieron sorpresas, pues el profesor solo tomo un libro grueso como la biblia, y se lo entrego a Lisbeth para luego sacarla de ahi a toda prisa, dejandole apenas ver el extraño titulo bajo el nombre del autor Johnston McCulley, "la maldición de capistrano", el cual, sin embargo ella si reconoció y recordó al instante. Esa era la primera historia en la que aparecía el héroe favorito de Tony, El Zorro, aquel del que, directa o indirectamente descendían todos los modernos super héroes enmascarados.
La ultima parada fue en el area mas visitada -y sin embargo- mas pequeña de la biblioteca, la de comics, en la que el profesor Angel tomo dos volúmenes de la colección "Marvel cien", el primero dedicado al famoso y archi conocido Spider-man, y el segundo a los cuatro fantásticos, luego tomo una serie de revistas de la misma editorial, pero un poco mas contemporáneas con la chica, todas bajo el titulo "Silk", y como había pasado con los libros anteriores, se los entrego, y después se sentó un momento, pues sentía como el aliento se le escapaba.