Jolly Rogers. Un viaje entre historias

El infinito vacío...

La isla de Berk, hogar de Hippo y Chimuelo, se alzaba frente al Jolly Rogers, y como era muy necesario, bajamos a tierra para reabastecernos, y efectuar algunas reparaciones menores para el barco. No nos quedamos mucho, solo una noche mientras Hippo aprovechaba para ver a su novia, y pasar un tiempo con ella, tras lo cual volvimos a bordo, y retomamos el viaje. Ya habían transcurrido cuatro meces desde que Lisbeth había entrado a nuestro mundo, y solo se había mantenido en existencia por que las recomendaciones de Jack habían sido acertadas, de otra forma, la hubiésemos perdido mucho antes de siquiera acercarnos a aquella utopía de humanos y dragones, pero el saber todo aquello no nos hacia mas fácil de aceptar el que la chica nos dejaría. Salvo por Spider-man, que se mostraba cada vez mas ansioso por dejarla en su hogar, todos sentíamos un enorme pesar al comprender que se acercaba el momento de decir adiós, pues los ejercicios no podrían mantenerla por siempre, y además, ella misma se sentía preocupada por su madre, a la cual ya daba por convertida en una fiera que intentaría destripar al profesor Ángel por haber dejado que su hija se perdiera, y eso siendo muy optimista, además de eso, su experiencia junto a todos aquellos personajes la habían llevado a entender que, al igual que con su hermano antes que ella, era su responsabilidad ayudar a su madre, y proveerle lo que ella misma no se pudiera costear, pues de eso se trataba la familia, de sacrificio. Ahora lo entendía, y estaba dispuesta a realizar su parte.

Pero había un asunto que aun quería resolver, y que le interesaba arreglar antes de irse. En el ultimo mes Lisbeth había notado como entre Erik y Merida el romance crecía, transformándose en incesantes muestras de afecto por parte de ambos, y en que cada vez hubiese mas música a bordo, también se hacia evidente que Diego empezaba a sentir añoranza por su esposa y su hogar, y que entre Jhony y Silk las cosas se calentaban muy fácilmente, tanto que se les volvía difícil cumplir con las normas del capitán, aunque a la larga lograban mostrar suficiente fuerza de voluntad como para no meterse en problemas, pero quedaban dos en el Barco, que al parecer necesitaban un pequeño empujón.

Si, Elsa y James seguían guardándose cierta distancia. Ya se habían perdonado, pero no se decidían a retomar lo que había entre ellos, ¿y por que no?, ¿por puro y repentino profesionalismo?, ¡Nada que ver!, en el caso de James era por su mas bien excesiva formalidad, y en el de Elsa por miedo, su eterno enemigo, en este caso, miedo a volver a dejarse llevar, y luego perder al objeto de su fascinación, que, contrario a lo que cualquier otro halla dicho, era el único que había logrado despertar en ella esos sentimientos, y ese amor, que por poco lograba superar el que le tenia a su hermana Anna, y por el cual sin dudarlo ni por un instante renunciaría al trono, solo para poder seguirlo, con todo y que lo mas seguro es que discutirían muy seguido.

Por fin una noche, mientras Lisbeth se encontraba junto Elsa en el camarote del capitán, que era en donde se ponía a escribir, james entro de golpe, y le pidió a la pequeña que saliera. Lisbeth no estaba en ignorancia de lo que le ocurría a su amigo, pues fue ella misma quien le había ayudado a prepararse para la ocasión horas antes, fingiendo ser Elsa, por lo que sin chistar tomo sus anotaciones y su lápiz, y salió de la habitación, tras lo cual James cerro la puerta, y paso la llave de la misma.

A Elsa le preocupo un poco aquello, en especial por la extraña mirada que tenia James en aquel momento, por lo que no es de sorprender que la reina colocara sus manos en su espalda, y aprovechando que James no las veía, formo con sus poderes un bastón de hielo solido, solo por si necesitaba recordarle que era un caballero.

-"bien"- comenzó a decir James, poniéndose un poco nervioso –"después de este tramo, llegaremos a nuestro destino, ¿no es así?"- pregunto a continuación.

-"así es"- respondido Elsa, que no le quitaba la mirada de los ojos a James, percibiendo un cierto brillo, que le resultaba extraño.

-"¡Siendo así!, es mejor que me entregues las cartas de navegación, pues evidentemente tu no las necesitas"- dijo James. ¡Apuesto a que esperaban que esa conversación fuera en otra dirección!, ¿cierto?

-"¿Disculpa?"- dijo Elsa, tomando una actitud mas seria, arqueando la ceja, y transformando su bastón de hielo en una espada –"¿con que derecho me exiges que te las entregue?"-

-"con el derecho que me di a mi mismo"- respondido James con frialdad – "después este es mi barco, yo decido lo que se queda en el y lo que sale, y a diferencia tuya, yo si les daré uso"-

-"¡Pero es a mi a quien se las dejo Tony!"- le espeto Elsa casi gritando, y liberando un fuerte y frio ventarrón en el camarote.

-"¡pero yo le ayude a hacerlas!"- dijo James, que se empezaba a acercar a Elsa –"por lo que son mas mías que de el, o que tuyas"-



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En el texto hay: reflexion, referecias, homenaje

Editado: 20.03.2019

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