Jonny Finks Y El Libro Sagrado

Capítulo 2: El Rescate Imprevisto

—¿Crees que sean personas? —inquirió Eliott mientras trataba de rascarse la espalda.

—Lo dudo mucho —contestó Eliott —¿Qué acaso no viste su silueta extraña?

—Si, pero parecía de un niño. Solo me pregunto si serán buenos o malos.

—Sea lo que sea —exclamó Eliott —, cuando estemos arriba y miremos la posibilidad de escapar, escapamos. ¿Traes contigo tú navaja verdad?

—¡Si! —contestó Jonny —Con esto podemos cortar estás cuerdas y cuando ya nos suban, por el agujero que dejemos, salimos despavoridos de acá.

—¡Exactamente! —dijo Eliott —Mientras tú haces eso, yo estaré al pendiente.

Al salir por completo del agujero, Jonny y Eliott bruscamente salieron por la parte donde habían hecho el agujero. Pero más sin darse cuenta de que estaban completamente rodeados por seres diminutos, casi de un metro de altura; se había topado con los gurús. No pudieron identificar su rostro, ya que estaba cubierto por una gruesa capa de hojas de kiri al frente y al reverso, y está misma estaba ensanchada con una delgada pero resistente cuerda de cuero; lo único que podía sobresalir eran sus ojos y su nariz pequeña pero puntiaguda, ya que la dicha máscara tenía unos agujeros en esas partes. Su cuerpo, en su totalidad, era completamente delgado, desde los brazos, piernas e incluso en la parte de su pecho y estómago; las costillas sobresalían como si de un avanzado estado de desnutrición se tratará. Su cuerpo no estaba más que cubierto por un taparrabo de piel, y se podían diferenciar las hembras de los machos porque ellas portaban uno adicional en sus pechos. Su idioma no se limitaba más que a dos palabras similares: “gurú gurú”. Esta forma de hablar nuestros amigos no la entendían, pero ellos se podían comunicar de esa forma debido a la variación de tono en algunas palabras que expresaban. Portaban lanzas y espadas disparejas hechas de un material distinto del metal. Jonny y Eliott se encontraban atónitos, y sin posibilidad de poder escapar, la cantidad de los gurús se podía contar hasta por miles. De pronto, unas cuerdas de cuero fueron lanzadas desde arriba de los árboles, atando a nuestros amigos nuevamente. Sin escapatoria alguna, los amigos no dejaron más que llevarse por su destino, el cual iba empeorando con cada instante que pasaba. De repente, uno de los gurús levantó un poco su máscara dejando al descubierto su mentón y su boca, levantó su mano esquelética y entonó un silbido con una melodía extraña. Súbitamente, la tierra comenzó a temblar levemente y de una manera inoportuna se partió casi al lado de ellos. Unas criaturas extrañas empezaron a salir de la fisura de la tierra. No eran tan grandes, su tamaño se podía similar con el de una vaca. Todo su cuerpo era de color grisáceo, su cabeza era completamente redonda, sin señal de un pelo por todo su cuerpo. Su cara no mostraba ningún rasgo facial, simplemente se podían notar unos pequeños puntos amarillos, que podían ser sus ojos, dos orificios en medio y una línea en su parte inferior la cual parecía ser su boca. Sus patas delanteras eran más largas que las traseras, por ende su cuerpo se inclinaba hacia abajo. Sus músculos eran de grande proporción, que incluso hasta el cuerpo de un humano quería delgado a su lado. Las bases de sus patas eran completamente chatas, y no dejaban rastro de separación de algún dedo. Seguidamente, los gurús ataron unas cuadras al cuerpo de las criaturas, las cuales estaban sujetas a unas tabla, luego, entre varios de ellos, empujaron a los amigos haciéndolos caer encima de ellas.

Hecho esto, uno de los gurús comenzó a silbar; las criaturas empezaron a moverse arrastrando las tablas en donde iban los amigos; quienes confusos y cansados no sabían a que se debía todo esto. Las heridas se estaban haciendo notar en los cuerpos de nuestros personajes, debido al brusco trato que estaba soportando al ser jalados por las criaturas. Parecía ser el fin, en sus mentes solo cruzaba la ilusión de volver a regresar a su hogar, pero debido a las circunstancias probablemente les iba a ser imposible incluso hasta para poder sobrevivir esa noche. Eliott solo observaban con odio a Jonny, quién era el que le había acibarado la vida condujendolo a este extraño lugar. Sus miradas se desvanecían en el infinito cielo que a duras penas podían observar por el vasto follaje de los árboles. Al parecer, la nieve ya no se encontraba más en la superficie, ahora eran grandes pastos que se extendían a los alrededores. La voluntad de seguir atentos ya se les había sido rebatada. A consecuencia de lo que han soportado, los dos chicos comenzaron a alucinar. Incluso les hablaban a aquellos trataban de comunicarse con los gurús como si de sus amigos se tratarán. — ¿Mamá? ¿Eres tú? —. Eliott le hablaba a uno de los gurú que iba a su lado. Este, sin entenderle nada quedó observando a otro que lo acompañaba y los dos quedaron confusos. Eliott seguía produciendo ruido y hacia sonidos irritantes. Uno de los gurú tomo un palo grueso del suelo y golpeó a Eliott en la cabeza, provocando que este quedará noqueado por el impacto. El viaje duró toda esa noche para que aquella extraña tribu pudiese llegar a su destino.

A la mañana siguiente, los alrededores, que anteriormente se vestían de blanco y un invernal clima ya no eran más que montañas repletas de arboles y llanuras cubiertas de pastos; el clima seguía siendo frío pero cuando el viento soplaba se sentía la presencia del calor. De pronto, aquel sublime y encantador silencio fue interrumpido por unos gritos desgarradores provenientes de un joven que se encontraba en una pequeña aldea que se escondía en medio de la boscosidad; era Eliott que gritaba. Aquellos extraños seres, que en la noche anterior los habían sacado del hueco, lo tenían atado de pies y manos a unas tablas en forma de cruz hecha a sus medidas; al parecer se iba a dar inicio a un ritual. Eliott no podía moverse, por más que lo intentara; permanecía acostado y quieto, como si fuese una bestia llevada al matadero y aceptando su destino. Solo observaba con impotencia como acomodaban el puntiagudo trozo de metal que sería clavado en una de sus manos. Uno de aquellos gurús, el más fortachón, saco un pedazo de piedra rectangular con un palo clavado en medio; como simulando un martillo. Sujeto el clavo, afinó su puntería y golpeó con el martillo la parte plana del objeto. Eliott gritaba del escalofriante dolor, y más sin poder hacer nada solo podía observar como la sangre empezaba a salir de la palma de su mano. Al primer golpe no traspaso la mano, luego fue el segundo y tampoco lo pudo traspasar, luego el tercero, siguiendo el cuarto y hasta el quinto es que el objeto en forma de clavo pudo traspasar por completo la mano derecha de Eliott. La mirada del joven yacía pérdida en el martillo con el que lo clavaban, la sangre se escurría alrededor del pedazo de tabla y producía sonido de goteo cuando caía contra la tierra. Mas sin embargo, Jonny, quien se encontraba en el otro extremo del pueblo, seguía dormido; este todavía no había sido atado a la cruz. Varios gurús se acercaron a el, lo desataron y lo iban a mover, cuando de pronto, Jonny se despertó y al observar que estaba libre golpeó fuertemente a cualquiera que estuviera enfrente. Observó a su alrededor y pudo notar que Eliott se encontraba al otro extremo rodeado; este, sin dudarlo dos veces, corrió lo más rápido que pudo y arremetió con toda su fuerza contra los que ahí se encontraba. Luego, tomo el martillo que estaba tirado en el suelo, y con una fuerza brutal golpeó la cabeza de uno de los gurús provocándole la muerte instantáneamente, debido a que su cabeza había sido destrozada y por consiguiente el cerebro se le había salido. Los guerreros de la tribu sacaron sus espadas y lanzas, dispuestos a luchar contra el joven que seguía al lado de su amigo —¡Vamos Eliott! ¡Despierta! —gritaba desesperado Jonny sin saber que hacer. Se encontraba en medio del pueblo que, visto desde el cielo, se podía notar que las casas hechas de madera formaban un círculo, y justo en medio había lo que parecía ser un templo; sin paredes, ventanas ni puertas, solo el techo. Jonny arrastró como pudo a su amigo, que yacía inconsciente con su mano clavada a la cruz. Los gurú llegaban por todas partes, Jonny lanzaba patadas que los mandaba hacia fuera del templo, pero eran demasiados para el solo. Pero Jonny no perecía, seguía aferrado a su vida y golpeando como loco a los gurús con el martillo, o lanzándole patadas a cualquiera que se acercara.



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En el texto hay: dimensiones magicas, guerras, seresmagicos

Editado: 27.09.2022

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