“Los besos más sinceros me lo dio la mujer de mis sueños. Joy”.
— Desde hace mucho tiempo deseaba esto. —le decía a Joy mientras la besaba y tomaba de la cintura.
— ¿Por qué tardaste tanto? —me cuestionó.
— No lo sé. —respondí.
Estaba sentado en el suelo, mi espalda se encontraba recargaba sobre uno de los pilares del puente, mis piernas estaban abiertas y entre ellas estaba Joy a quien abrazaba por detrás, disfrutaba el aroma de su cabello y al oído le decía que me sentía muy feliz a su lado.
Joy y yo estuvimos un par de horas en ese lugar que antes había sido especial para mí y ahora era tan especial para los dos.
— Tenemos que irnos, no es muy seguro este lugar por las noches. —le dije mientras me ponía de pie.
— ¡Claro que sí! Pero antes préstame esto. —me dijo sonriente mientras agarraba el aerosol.
Joy se puso de pie y sobre uno de los pilares escribió “Amo este nuevo mundo y si tú estás en él es perfecto” al terminar de escribir ella volteó hacía mí y sonriendo me abrazó y besó mi boca, la felicidad que sentía era muchísima, nunca en mi vida me había sentido tan bien.
— ¡Regresa! ¡Regresa maldita sea! —sentí como si una voz atravezara mis oídos de lado a lado.
En mi cuerpo tenía una sensación extraña que me hacía perder el aliento.
— ¡Mau! ¿Qué tienes, qué te pasa? —me decía Joy asustada mientras trataba de sostenerme.
Unos segundos después reaccione, todo volvió a la normalidad, Joy me abrazaba y se notaba angustiada.
— ¿Mau estas bien! —me preguntaba.
— Sí. —respondí mientras la abrazaba y en mi mente me cuestionaba diciendome ¿Qué me está pasando?
Caminamos para irnos de ese lugar, pero, antes de subir hacía donde habíamos dejado la moto uno de mis primos pasó en su coche muy despacio como si nos observara.
— ¿Lo conoces Mau? —Joy me preguntó.
— No, no lo conozco. —le dije a Joy sabiendo que le mentía mientras un escalofrio recorria mi piel.
Ese pueblo en el que estábamos era en el que había nacido y en el cual había vivido toda mi vida antes de entrar al ejército, conocía a todas las personas que ahí habitaban.
— Vamos a visitar a tus padres. —me dijo Joy.
— Otro día tal vez. —le dije mientras iniciábamos el viaje de regreso a la ciudad.
El viento chocaba sobre mi rostro, sentía las manos de Joy sujetarse de mi cintura mientras su cara se pegaba a mi espalda. Llevé a Joy a su casa y yo me fui para la mía, al llegar me acosté en la cama y me cuestionaba de algunas cosas que no comprendía ¿Qué me está pasando? Me repetía una y otra vez.
No entendía por qué mi primo había pasado por ese lugar, pero lo más extraño era el por qué Joy me había preguntado si lo conocía, eso quería decir entonces que ella lo había visto. Tenía muchas dudas, habían cosas que no entendía y que me estaban robando la tranquilidad. Al día siguiente quería respuestas y volví a mi pueblo para ver a mis padres.
— ¡Hola mamá! —le dije a mi madre al llegar.
— ¡Veniste mi amor! —me dijo mi madre mientras extendía sus brazos para abrazarme.
Noté que los ojos de mi madre estaban llenos de lágrimas, bastaba quizá un parpadeo para que estas salieran y rodaran sobre sus mejillas. Mientras mi madre me daba un abrazo frio vi que mi padre estaba cerca de la puerta de la casa mirándonos.
— ¿Qué pasa mamá? —le dije mientras ella lloraba.
Mi papá se acercó y se unió al abrazo familiar diciendo "Todo va a estar bien hijo".
— Necesitó contarles algo. —le dije con temor.
Mis padres abrazándome me llevaron a la sala de la casa. Al entrar había cosas que no las recordaba que estuvieran ahí.
— Mamá, papá estoy asustado, tengo mucho miedo. —les dije.
Mi madre se acerco a mi y me abrazó.
— No tengas miedo hijo, todo estará bien. —me dijo.
— Ayer vine al rancho con Joy la enfermera que me cuidaba en el hospital cuándo estaba enfermo ¿la recuerdan? —les decía.
— Si mi amor, la recordamos. —me dijo mi mamá.
— Pues con ella fui al puente, estuvimos un par de horas ahi en los pilares y después al regresar pasó un carro muy despacio mientras el que manejaba nos veía mientras seguía avanzando a la misma velocidad.
— ¿Era tu primo verdad? —me dijo.
— ¡Eso es lo que me da miedo mamá! porque a mi primo hace dos años lo mataron, entonces como pudo haber pasado, pero sobre todo como fue posible que Joy también lo haya visto. —le decía a mi madre mientras lloraba.
— ¿Aún no te das cuenta mi amor verdad? —me dijo mi madre.
— ¿Darme cuenta de que mamá? —le dije.
— De ésto. —me respondió mi madre mientras me extendía la palma de su mano para que la agarrara y al intentarlo no lo pude hacer, no la pude tocar...
Me levanté del sillón salí pronto de la casa y en la moto fui al puente...
— ¡Despierta Mau, despierta! —Una voz me insistía.
Al llegar al puente bajé corriendo hacia los pilares y al estar ahi me di cuenta que no estaba el nombre de Joy y grité.
— ¡Nooo! —un gritó desgarrador salió de mí.
— ¡Tranquilo amor, tranquilo! Ya pasó, creó que tenías pesadillas. —me dijo Joy al despertar mientras me abrazaba.
Joy estaba a mi lado en pijama al momento de despertar, eran las 03;21 de la madrugada en ese momento.
— Trata de descansar amor, ya puse la alarma para que te de tiempo de ir al trabajo. —me dijo.