Juego de Dioses (goku black x oc)

01.- Un plan al borde del fracaso

(Nota de la Autora: Historia comienza a partir del número 22 del manga de Dragon Ball Super)

 

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Colocó los brazos en forma de equis a la altura de su cara antes de que el impacto producido por la patada de Vegeta llegara hasta él y lo hiriera. Sin embargo, igualmente, pudo sentir como una oleada de puntadas dolorosas le invadía ambos brazos, y casi creyó escuchar el crujido de algo triturándose por debajo de una de sus mangas. La fuerza con que había sido arrojada esa patada era tan grande que no sólo hacía ver irrisorio su frágil intento de defensa, sino que era capaz de desestabilizar su técnica de vuelo, y enviarlo como un proyectil para que se estrellase contra aquellos edificios de altura que los humanos denominaban departamentos.

 

"Pero ¿Por qué? ¿Por qué tienes tanto poder Vegeta?"

 

Sí, ese era la pregunta que Black seguía repitiéndose.

 

Y, aunque sabía la tramposa técnica con que esa miserable rata estaba siéndole frente para vencerlo, no podía dejar de cuestionarse el hecho de que un mortal pudiese superar sus poderes divinos.

 

"Se supone que yo soy mejor en todos los sentidos. Soy el Todopoderoso... ¡El Dios que trae la justicia a este mundo!"

 

Pero en ese momento quien miraba desde las alturas no era él, precisamente.

 

Todo el cuerpo de Black se estremeció de ira al abrir los ojos y ver, a través de una recién colapsada pared del edificio, como ese irritante saiyajin flotaba arrogantemente por los aires, mientras una nube de polvo se alzaba entre ambos, cual telón en una obra de teatro.

 

Una muy mala obra de teatro, según su opinión.

 

El intento por pararse tampoco fue de su agrado. El brazo izquierdo, aquella parte de su cuerpo que había recibido la mayor parte del ataque enemigo, se resbaló hacia un costado al tratar de afirmarse a un bloque de concreto que tenía al lado suyo. Con la mandíbula apretada, hizo un ensayo parecido con el otro brazo, y tambaleándose, logró finalmente levantar su magullada anatomía desde los escombros. Al instante, gotas de un rojo oscuro se deslizaron y resbalaron por los dedos índice y anular de la mano izquierda de Black, manchando el empolvado suelo de sus pies. El aprendiz de supremo kaio del décimo universo ni siquiera notó la herida, lo cual era obvio porque ¿Quién notaría un simple corte sobre la palma de una mano cuando todos los huesos del mismo brazo estaban irremediablemente rotos?

 

Sus pupilas se agitaron violentamente al escuchar como la risotada insolente de Vegeta se deslizaba en forma de eco por la derruida estructura de cemento que lo rodeaba y llegaba hasta sus oídos.

 

Cada fibra de su ser pedía venganza, exigía justicia. Pero lo único que podía hacer realmente en esos momentos era tocarse el brazo dañado, y pensar en una forma de sobrevivir a esa pelea.

 

Era humillante.

 

—¿Qué pasa? ¿Cansado ya, señor "Rosita"? —habló Vegeta mientras aterrizaba frente a él con los brazos cruzados, a unos cuatro metros de distancia—. ¿No crees que es muy temprano para que los niños se vayan a dormir?

 

Black tensó los músculos de su cara y lo miró con intención asesina pero el paso inestable que dio hacia su rival, delató su real estado.

 

Maldición ¿Acaso hasta aquí llegaba la ejecución de su magnífico plan cero humanos? ¿Aquí moría su ideal, su utopía?

 

No, no podía ser. Eso era sencillamente imposible. Él era la Justicia Absoluta, y como tal, debía erradicar el mal para siempre de todos los rincones del universo, pues sólo así podrían existir mundos en donde la paz y tranquilidad prosperen hasta tiempos indefinidos.

 

Paz y Tranquilidad... ¿Cómo era posible que desear ambas cosas sea algo equivocado?

 

—No tienes derecho de hablarle así a un dios -dijo, mientras ignoraba el salubre gusto de la sangre que emanaba de la llaga que se había hecho en su labio inferior. En esos momentos, su mente estaba más ocupada en trazar un plan para escapar de allí, que en evaluar los daños que la pelea había dejado en su cuerpo. Sabía que debía llegar hasta donde estaba su otro yo, pero no sabía cómo hacerlo. Sin darse cuenta, se había alejado demasiado del Zamasu de esa línea temporal. Una maniobra inteligente por parte de Vegeta, tuvo que reconocer—. Ahora mismo deberías estar de rodillas implorando misericordia por la salvación de tu despreciable alma.

 

Vegeta sonrió de medio lado al escuchar lo último.

 

—Así que insistes en hacer de comediante. Bueno, solo para divertirme por unos segundos más, te seguiré el juego ¿Qué pasaría si lo hiciera? ¿Dejaría de ver tu horripilante cara y te marcharías de este universo sin intentar continuar con la pelea o algo por el estilo?




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