Juego Del Destino.

33-Desconocido.

Después de 15 minutos vamos saliendo en mi camioneta rumbo a su casa, esta vez está un poco más calmada que antes y me descubro hablando fluidamente con ella de cualquier tema, ya sea el tráfico, el tiempo atmosférico y hasta de algunas noticias que se oyen en la radio.

Si, radio. 

Sé que no le gustan los lugares silenciosos, por lo cual una vez dentro de la camioneta lo primero que hice fue encenderla.

Tomo la avenida para llegar al otro lado de la ciudad pero enseguida algo llama mi atención y es que desde que salí de mi casa un auto marca AVEO color gris está detrás de nosotros, siendo un conductor común y corriente diría que es casualidad o quizá va al mismo sitio que yo.

Pero no lo soy.

Mi trabajo me ha enseñado a mantenerme alerta frente a situaciones en la calle, más de una vez he sido perseguido por delincuentes que buscan venganza para sus compañeros de fechorías, así que mientras Elisa va mirando por la ventanilla ajusto el espejo y trato de visualizar alguna matricula pero no logro ver nada. Tomo una calle aledaña y este también lo hace, siento la mirada de Elisa y sabe que no voy a su casa, pero no puedo saber si esta vez la persigue a ella o mí, por lo que no puedo dejar que sepan la dirección de su casa.

¡Maldita sea!

-¿A dónde vamos? Pregunta y me invento rápidamente una excusa.

-Vamos directo al súper mercado. He decidido que te ves hermosa así como estas y no hay ningún motivo porqué cambiarte, además no sabemos a qué hora llegaran tus primos.

-Pero los pies...

-Prometo esta vez comprar zapatos de tu talla y que no lastimen tus pies. Digo mientras vuelvo a la avenida que da al centro comercial.

-Olvidemos ese hecho. Dice mirándome, pero solo recordar sus pies heridos por usar zapatos que no eran de su talla me hacen sentir mal.

-Nunca. Si hubiese preguntado tu talla de zapatos no te habrían molestado.

-No tenías forma de saberlo.

-Igual nunca me perdonaré por haber hecho algo que te haya lastimado.

Y mucho menos por arrollarte.

-Creo que cualquier cosa que diga no te hará cambiar de parecer, así que está bien, vamos.

-Gracias por no discutir. Digo y la veo sonreír ante mi comentario.

Recorro algunos metros más y enseguida entramos a un famoso centro comercial de la ciudad. Después de estacionar subimos a la primera planta buscando una tienda de zapatos.

-Aquí. Digo cuando entramos a la primera zapatería que veo.

-Escoge cualquiera. Digo mientras ella se adelanta al área de zapatos bajos. Enseguida veo como llama a la trabajadora y después de oír me imagino su talla, esta se aleja para luego volver con una caja en sus manos, veo como Elisa se los mide y sonríe mientras me mira.

-Lindos. Digo al par de converse color turquesa y que sin duda combina con su vestido de fiesta.

-Lo sé.

- Ahora vamos por la comida. Digo sin hacer notar mi ansiedad de salir y dejarla a salvo en su casa. 

No se por qué tengo el presentimiento de que nos están vigilando mientras nos dirigimos al súper mercado.

A los minutos entramos al área de comida, me doy cuenta que Elisa llama la atención en cualquier lugar donde se encuentre y lo sé por la forma en como la observan las personas, unos son cautelosos y otros hablan de ella libremente.

-Es el cabello. Dice ella mientras va y toma un carrito de compras.

-¿Qué?.

-La mayoría me observa porque soy ese porcentaje menor de personas en Venezuela que son naturalmente pelirrojas.

-Deberían de disimular más. Digo mientras nos metemos en el área de verduras.

-Sí pero no lo hacen. ¿Prefieres mangos o naranjas? Y al voltearme veo que sostiene dos mallas con ambas frutas en cada mano.

-Mangos. Veo como lo deposita en el carrito y va por las verduras, mientras ella deposita algunos productos yo sostengo el carrito de compras y poco a poco ella va colocando cebollas, papas, zanahorias, repollos y demás verduras. 

La sigo para entrar al área de perfumería y mientras ella observa jabones y champú yo me excuso para salir de allí y dejarla con sus cosas de mujeres.

Entro enseguida al pasillo de enlatados y mientras observo me doy cuenta que poco a poco, he ido a parar al pasillo de ropa, no se cuánto tiempo llevo alejado de Elisa, pero soy consciente que con todo lo que ha pasado en estas últimas 12 horas, tengo que volver a su lado. Camino y la encuentro enseguida en el lugar donde la dejé.

La veo de espaldas hablando con alguien. Un hombre. Y por su aspecto me doy cuenta que no está cómoda con quien quiera que sea, miro a mi alrededor tomando un envase de alguna cosa y camino para enseguida estar a su lado.

-Aquí estas. Digo mientras llego a su lado.

-Conseguí esta. Digo mostrándole el producto.

-¿Quién es el?. Pregunta su acompañante, ella me observa y sé que está asustada, su mirada me pide auxilio y no sé por qué siento que ese hombre, tiene mucho que ver con quien la está acosando.




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