Juego Del Destino.

35-Investigación.

Decido mostrarles el Warairarepano desde uno de sus mejores ángulos y les aseguro que para la próxima visita subiremos. Continuamos el trayecto y les muestro las calles más populares de la capital así como los mejores lugares. No sé cuánto tiempo llevamos en el paseo, cuando decido entrar en un bar de la ciudad, allí pasamos la mayor parte del tiempo, tomando algunos tragos y riéndonos con las ocurrencias de Ender.

Siempre he sabido que al llegar a un lugar despierto miradas entre las féminas, y en este caso al llegar en compañía de tres jóvenes eso es lo que sucede. Y es que, al ocupar una de las mesas, varias mujeres se nos acercan y enseguida decidimos invitarles algunas copas. Mientras cada uno de los chicos charla alegremente con ellas yo me alejo yendo hasta la barra para cancelar nuestra cuenta. Cuando estoy allí esperando mi turno, siento un toque en mi abdomen y al bajar la mirada veo que me rodea unas manos con una exagerada manicura. Volteo y veo a una mujer un poco mayor y con mucho maquillaje sonriéndome.

-¿Necesitas compañía guapo? Dice y veo sus labios rojos.

-No gracias. Digo volviéndome y apartando sus manos de mí alrededor.

-Con que eres casado. 

-Si. Miento.

-Dichosa la mujer que es tu esposa. Dice mientras se aleja de donde me encuentro.

No sé cuánto tiempo ha transcurrido, cuando veo que mi reloj marca la 1 am. Observo a los jóvenes Villamil, muy tomados y me rio. Desde un principio supe que el responsable de ellos seria yo, por lo que mientras los jóvenes pedían Ron yo me dediqué a tomar algo más ligero como la cerveza y en este preciso momento me encuentro bien para encargarme de los tres.

Salimos del lugar, no sin antes despedirnos de una mujer joven cabello negro y con quien Jean se encaprichó hasta decirle que se la llevaría a El Llano, me reí y luego como pude lo saqué del bar.

Mientras vamos por la ciudad y al darme cuenta del estado en que se encuentran los tres, una idea viene rápidamente a mi cabeza y sé que es el momento perfecto para comenzar mis indagaciones sobre Elisa y ese asunto que tanto me preocupa.

-Depende de como amanezcan vemos si vamos al gimnasio o y así les presento a algunas chicas.  ¿O ustedes se irán pronto? Pregunto luego de bajar el volumen a una especie de música extraña que retumba por las cornetas de la camioneta.

-Todavía no. Mi tío creo que vendrá y nos iremos con él.

-Si es así podemos salir otra vez los cinco.

-No creemos Primo, Elisa tiene problemas. Contesta Ender desde el asiento de atrás del auto.

-¿Te dijo lo que sucedió en el supermercado?

-Menos mal estabas con ella, ese enfermo de Hugo siempre ha estado enamorado de Eli.

-¿Te dijo que andan haciendo por aquí?.

--Ayer los vimos pero solo hablamos, ellos dicen que Elisa tiene algo que les pertenece pero no sabemos nada y Li no tiene ni idea. Dice esta vez Jean.

-¿Los?¿ Cuantos son?...

-No sé, yo no los vi.

-... ¿Estás seguro? ¿Según tú cuántos son Ender?.

-No lo sé.  Escuché que no estaban todos.

-¿Todos quienes?

-¿Ender?.

-No lo sé. Yo no fui con ellos. Pero no quiero seguir hablando se eso.

-Tampoco yo. Dice Jean en su borrachera.

Mentalizo todo lo que acabo de saber y esto no me dice nada sobre quiénes son, descarto todo pensamiento sobre eso y tomo mi celular para avisar a Elisa que vamos en camino. Recibo un mensaje  de ella solo con un Okey por respuesta.

Para cuando llegamos, el garaje se abre poco a poco y después entro a su casa, apago la camioneta y la veo venir hacia mí en una pijama de shorts y franelilla aunque lo que más llama mi atención son sus pantuflas de conejo.

-Bonitas. Digo señalando sus pies. Rodeo la camioneta y llego a la puerta del copiloto.

-Menos mal que llegarían bien. Trío de idiotas. Dice mientras abre la otra puerta y vé a los demás.

-La pasamos genial. Contestan los jóvenes y se ríen.

-La idea era que llegaran sobrios. ¿Puedes llevarlos a sus habitaciones? Por favor. Dice ella con voz seria mientras me da la espalda y entra a la casa.

Los jóvenes con cuidado se dirigen dentro de la casa y en todo momento se ríen y bromean tratando de imitar el acento de los caraqueños. Los acompaño y al ver como cada uno ocupa su habitación bajo las escaleras y me encuentro a Elisa llendo a la cocina. 

La sigo y veo como toma un vaso y lo llena de agua.

-¿Pasa algo? Pregunto mientras la veo ingerir toda el agua servida.

-No. Todo bien. Dice y es en este preciso momento cuando me doy cuenta que algo le pasó.

-¿Puedes servirme uno para mi? Digo mientras la veo tomar otro vaso y llenarlo.

Cuando me lo entrega lo hace con la cabeza baja.  Antes de que se aleje, la sujeto por el brazo suavemente y la detengo para que me de la cara. Escucho como suelta el aire de repente y al mantener su rostro alejado de mí, llevo mi mano hasta su barbilla y hago que me observe. Es entonces cuando me doy cuenta del estado de su rostro.

Y es que en este preciso momento, puedo distinguir un golpe en su ojo derecho, recuerdo que esta tarde cuando nos despedimos su rostro se encontraba sin ningún rastro de violencia. Al verla así me inunda la rabia de saber que maldito le hizo esto.

Y de saberlo juro que lo mato. Lo mato.

-¿Qué te pasó? Pregunto disimulando la rabia.

-Nada... Es que estaba limpiando y me... Me resbalé.

Por favor que alguien le diga que no sabe mentir.

-Te conozco. Y puedo saber cuando mientes y cuando no. Así que necesito que me digas en este mismo instante ¿Quién demonios te hizo esto?.

-Porque juro que lo voy a matar...

Ella me mira con los ojos de par en par, hasta que se suelta de mi agarre y se dirige a la sala.

-No creo que puedas matar una baldosa del baño. Agrega esta vez. No sé qué demonios pasa con ella, pero juro que lo averiguaré como sea.




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