Juego Del Destino.

49-Compromiso.

En este preciso momento estamos camino a la casa de su familia, hace exactamente una semana desde ese viernes en la noche cuando le pregunté si quería casarse conmigo. A la mañana siguiente Roberto me acompañó a una joyería y le compré un anillo de oro, y que en este preciso instante llevo en algún lugar de mi maleta.

-Ese día te enfermaste e insistías que ni loco dejabas que condujera tu camioneta. Oigo de repente que dice mientras lleva un trozo de chocolate a su boca y lo saborea detenidamente.

Mientras suena su grupo favorito por la radio la miro y sonrío recordando la primera vez que vine.

-De esa vez, solo recuerdo que tu padre quería matarme el día que llegamos. Digo y ella se ríe fuerte.

-Nunca me perdonarás por eso ¿Cierto? Agrega mientras cruzamos para llegar a la propiedad de los Villasmil.

-No. Respondo mientras entramos a la familiar estancia y enseguida vemos como cada uno de sus familiares sale a recibirnos como el primer día.

Apago la camioneta y veo que Elisa me mira y sonríe de oreja a oreja, hoy llegamos oficialmente como novios. Ya todos saben de nuestra relación gracias a que cuando lo formalizamos sus primos y su padre estaban en la capital.

-¿Vamos? Dice ella tomándome de la mano.

-Vamos. Digo quitándome el cinturón y saliendo para encontrarme con ella. Una vez a su lado tomo su mano y nos dirigimos hacia donde se encuentran los demás.

Al llegar, nos separamos para recibir abrazos y saludos de bienvenida por cada uno de los presentes. Nunca fui de los que le gustaran las muestras de cariño, pero con esta familia es imposible negarse a un abrazo y beso en la mejilla. Recibo un beso en la mejilla por parte de las mujeres y un estrechado de mano y abrazo por parte de los hombres. Mientras Elisa es abrazada por cada uno de sus primos, yo recibo una cálida bienvenida de parte de sus Tías. La primera en hacerlo es Bertha, seguidamente Sonya y así cada una de ellas me abraza para luego saludar a cada niño y niña presente.

La Señora Elena quién es la abuela de mi novia, espera mientras termino de saludar a las demás, así que luego de hacerlo me acerco a ella y recibo un abrazo de su parte.

-Estaba segura que había algo entre ustedes antes de que ustedes supieran. Dice solo para mí.

-Es bueno que ambos nos dimos cuenta rápido. Digo mientras la veo sonreír.

-No sabes cuánto me alegra que estén juntos. Hemos preparado un gran recibimiento para ustedes.

Saludo a Ender, Jean, Fabricio, Enzo, Vicente y a los demás integrantes de la familia. Por ultimo saludo al señor Ezequiel, y enseguida entramos a la casa para dirigirnos al gran comedor que ya se encuentra puesto para todos.

Elisa a diferencia de esa primera vez que vine, no toma asiento al lado de su abuela, ni su padre, sino que viene a mi lado y mientras veo como cada quien recibe su plato. Detallo como una de sus tías trae desde la cocina uno especialmente para ella, adivino que al ser vegetariana es algo con muchos vegetales y nada de cárnicos a diferencia del que tiene la mayoría en frente y que consta de carne asada y algunos acompañantes más.

En este momento mientras charlan alegremente pienso en que necesito buscar el momento adecuado para hablar con su padre sin que ella esté presente. Si antes no me reprochó por ser novio de su hija, espero que al notificarle que me quiero casar con ella no lo haga.

-Caín el lote de reses y caballos llegó. Si quieres más tarde te los mostramos.

-Me parece bien. Acepto y esta es la mejor oportunidad de hablar con el a solas.

Mientras veo como Elisa a mi lado charla alegremente sobre lo avanzada que esta en el doctorado yo la miro y estrecho su mano debajo de la mesa, donde en todo momento desde que llegamos hemos mantenido contacto.

Después de almorzar y subir las maletas a los cuartos de huéspedes, por más que quisiera dormir con mi novia, debemos respetar la casa de su familia, por lo que ambos ocupamos las mismas habitaciones que la primera vez. Yo guardo mis cosas en su habitación de adolescente y ella lo hace en la que está enfrente. Rebusco entre mis cosas y encuentro el pequeño cofre color negro que escogí para su sortija. Al abrirla, veo el pequeño aro con un diamante en forma de corazón en la cima. Quise comprar el mejor para ella porque se lo merece. Mientras lo observo, no puedo sentirme nervioso por lo que voy hacer. Así que sin pensarlo dos veces, bajo la tapa y lo guardo en el bolsillo delantero de mi pantalón para después bajar y encontrarme con su Padre quien me espera para ir a ver las reses.

-¿Listo? Maceramos este desde que ustedes se fueron. Cuanto hace ¿Casi un año? Pregunta y muestra una especie de bota de cuero con licor.

-Si casi el año. Agrego mientras le sigo el paso hacia los corrales y al llegar decido que es ahora antes de que comience a tomar.

-Ezequiel, la verdad es que antes de probar el licor, necesito hablar con usted a solas. Digo mientras lo veo colocar la bolsa de cuero en un estantillo cercano y después me mira directamente.

-¿Elisa está bien?

-Sí, ella está bien. Lo que sucede es que... 

-...Quiero casarme con ella. Digo sin más.

-..Sé que es pronto porque solo llevamos pocos meses de novios, pero siento que ella es la mujer de mi vida. Quiero estar con ella y siento que es el momento adecuado para casarnos. De hecho idee este viaje para poder notificarle a usted antes que a los demás. Ella y yo lo hablamos antes, aunque no se si valga que estaba un poco tomada después de una noche con su prima, pero aquí tengo la sortija y si usted me lo permite, esta misma noche delante de todos ustedes le hago entrega del anillo.

Después de terminar mi charla lo observo y es que en este instante me mira fijamente con el ceño fruncido, pero enseguida una sonrisa se forma en su cara y suelta una carcajada para estrecharme en un abrazo.

-Siempre pensé en el momento de llevar a mi hija al altar. Aunque si se casan, quiero que la ceremonia sea aquí en la finca. Dice y mientras sonrío como un maldito idiota.




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