Juego Del Destino.

54-Ultimando detalles.

-Nunca he estado en una finca. Dice Rodrigo a mi lado,

-Esta en específico es hermosa ya lo verás.

-¿Y hay caballos?

-Sí, muchos. Digo mientras lo miro sonreír desde el asiento trasero de mi auto.

El muchacho decidió viajar conmigo mientras sus padres y algunos compañeros van en sus camionetas detrás de la mía. Solo faltan algunos kilómetros para llegar a la Finca de los Villasmil y ver a Elisa. Como prometí ese día, nos hemos estado comunicando todas las noches, entre una de nuestras conversaciones me confesó que la casa es una locura por la boda, pero que todos al igual que ella están muy emocionados por la celebración.

-¿Tío?

-Si. Digo a Rodrigo saliendo de mis pensamientos.

-¿¡Es esa!? Dice señalando la casa que se ve en la distancia.

-Si es esa. Digo y avanzo los cuantos metros que me separan de mi futura esposa. Dentro de tres días ambos llevaremos nuestras sortijas de matrimonio como marido y mujer.

Al llegar a la enorme puerta, esta enseguida se abre y puedo distinguir al padre de Elisa desde la entrada, al igual que a uno de sus primos. Paseo la mirada pero ella no está alrededor, me estaciono y apago la camioneta para ayudar a Rodrigo a salir. Una vez allí veo como los demás autos entran a la estancia y al bajarse cada uno viene a mi lado. Los presento a quienes nos reciben y entramos en la enorme casa.

-Es muy bonita. Susurra Rodrigo mientras entramos.

-Ya verás sus alrededores. Te gustará mucho. Digo mientras sujeta mi mano y entramos a la sala a saludar a la Señora Elena quien después de una rápida presentación nos hace pasar al comedor para almorzar.

Una vez allí, saludo y presento a Bertha, Sonya, Ámbar y a algunas más, quienes luego de saludar amablemente a mis invitados nos invitan a tomar asiento en la enorme mesa. Una mesa que está servida para diez personas. Luego de una mirada rápida me doy cuenta que Elisa tampoco esta allí y después de no haberla visto desde hace tantos días estoy ansioso por abrazarla, besarla, tocarla y hacerle el am...

-¡Perdón? Digo a Ámbar mientras sirve mi plato.

-Que mi prima dejó dicho que está en el río. Que luego que comas te dirijas hacia allá mientras nosotros instalamos a tus acompañantes.

-Si gracias. Digo mientras la veo servir los demás platos y sin tratar de verme ansioso por encontrarme con ella, devoro mi plato servido con comida típica de la región.

-Como que tienes prisa. Agrega Reyes mientras me mira tomar mi vaso de jugo.

-No sabes cuánto. Digo sonriendo.

-Calma tigre. Después de pronunciar el sí acepto. La tendrás para ti solo. Dice Cristóbal a mi lado.

Solo unos cuantos de mis compañeros quienes se han ganado mi amistad fueron invitados. Entre ellos El Negro Cristóbal y los novatos Reyes,Torres y Medina.

Luego de comer, me disculpo con los demás mientras salgo a toda prisa y al estar afuera veo que un enorme toldo está desplegado en el patio de la casa, al igual que un gran número de sillas. Saludo a algunos Tíos de Elisa y sus esposas quienes están allí y sin demorarme, tomo camino hacia el río. Recuerdo esa noche y por el sonido sé dónde se encuentra, así que al llegar, observo el lugar donde la vi esa primera vez solo con ropa interior. Me acerco y veo que sobre una roca hay algo que llama mi atención. Veo que es ropa de mujer y sobre ella hay un sobre, lo tomo en mis manos y al sacar la hoja puedo leer las instrucciones de lo que quiere que haga. Sonrío y me dispongo a seguir sus indicaciones, por lo cual, me deshago de mis botas, seguidamente de mi camiseta y a los segundos estoy entrando al agua completamente desnudo.

Me sumerjo y después de una brazada por debajo del agua emerjo, pero aún sin ver rastro de ella, continúo nadando hasta que siento su presencia en algún lugar a mis espaldas, sonrío y siento sus manos en mis ojos.

-Pensé que no llegarías nunca. Susurra en mi oído mientras succiona el lóbulo de mi oreja y un escalofrió recorre mi cuerpo.

-Ya no tienes de que preocuparte. Digo dando la vuelta y al sujetarla cerca de mí me doy cuenta que está completamente desnuda al igual que yo y resulta ser de lo más excitante.

Al abrir los ojos la tengo a unos centímetros de mis labios, la observo y lleva su cabello empapado, acomodo algunos rizos detrás de sus orejas y absorbo todo de ella, sus pecas, sus labios, nariz y por últimos sus ojos.

-Aquí donde un día no muy lejos confesaste que recibiste tu primer beso... Que fui yo quien te besó... Aquí...Hoy... A solo dos días de nuestra boda... Confieso que eres la mujer de mi vida... Nunca había sentido algo así por alguien... Te amo y no quiero perderte nunca. Digo mientras siento como ella me rodea con sus piernas y ambos nos besamos frenéticamente una y otra vez tratando de saldar la ausencia de estos días. 

Aquí, en este lugar. En medio del rio donde meses atrás, en un juego con sus primos confesó que fui el primer hombre que la besó en su vida y esa simple confesión cambió mi mundo por completo.




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