Juegos del corazón

Capitulo 3- La Universidad

[Capítulo 3]- La Universidad

 

(Blanca)

 

Hace 4 años tomé   la difícil decisión de irme a estudiar a una prestigiosa universidad en el campus que está en otra ciudad.

 

Desde que era pequeña, siempre me había sentido atraída por el arte en todas sus formas. Cada trazo de lápiz, cada pincelada de pintura, cada composición visual me transportaba a un mundo de creatividad y expresión. Crear era mi pasión, y sabía que quería dedicar mi vida a explorar ese camino.

 

A medida que me acercaba al final de la escuela secundaria, me encontraba frente a una decisión que definiría mi futuro: ¿Qué quería estudiar en la universidad? Había considerado varias opciones, desde la literatura hasta la arquitectura, pero ninguna de ellas me llamaba tanto la atención como el diseño gráfico.

 

El diseño gráfico era la fusión perfecta entre mi amor por el arte y mi fascinación por la tecnología. La idea de poder comunicar ideas y emociones a través de imágenes y gráficos me emocionaba más de lo que podía expresar. Imaginaba crear diseños que inspiraran, que contaran historias y que impactaran a las personas de maneras profundas y significativas.

 

Decidí investigar más sobre la carrera de diseño gráfico y descubrí un mundo lleno de posibilidades emocionantes. Desde el diseño de logotipos y marcas hasta la creación de carteles, folletos y sitios web, el campo del diseño gráfico ofrecía una amplia gama de oportunidades para expresar mi creatividad y dejar mi huella en el mundo.

 

Me sumergí en libros, tutoriales en línea y cursos de diseño gráfico para aprender más sobre las técnicas y herramientas utilizadas en la industria. Cada nueva habilidad que adquiría y cada proyecto que completaba solo aumentaba mi certeza de que el diseño gráfico era el camino que quería seguir.

 

Finalmente, llegó el momento de tomar una decisión. Con el apoyo de mi familia y amigos, decidí seguir mi corazón y estudiar diseño gráfico en la universidad. Me emocionaba la idea de sumergirme en un mundo lleno de creatividad y aprendizaje, de conocer a otros apasionados por el diseño y de explorar todas las posibilidades que esta emocionante carrera tenía para ofrecer.

 

Al inscribirme en el programa de diseño gráfico de mi universidad, sentí una mezcla de emoción y determinación. Sabía que el camino por delante sería desafiante, pero también estaba llena de esperanza y anticipación. Estaba lista para enfrentar cada desafío con valentía y dedicación, sabiendo que estaba siguiendo mi pasión y persiguiendo mis sueños con todo mi corazón.

 

 

Aunque estaba emocionada por esta nueva etapa de mi vida, también sabía que significaba dejar atrás a mi familia y amigos, incluida la familia Agramonte Gil, con quienes había compartido tantos momentos especiales a lo largo de los años.

 

Durante las vacaciones,  regresaba a mi ciudad natal para visitar a mi familia. Aunque mi tiempo era limitado, siempre encontraba un momento para hacer una parada en la casa de los Agramonte Gil. A pesar de la distancia física, seguían siendo una parte importante de mi vida, y anhelaba esos momentos de conexión y camaradería que compartíamos juntos.

 

Al llegar a la casa de los Agramonte Gil, era recibida con cálidas sonrisas y abrazos afectuosos por parte de la matriarca de la familia. Aunque habían pasado meses desde mi última visita, el lazo que compartíamos seguía siendo tan fuerte como siempre. Juntos, compartimos risas, recuerdos y conversaciones profundas que alimentaban mi alma y me recordaban por qué valoraba tanto la amistad con esta familia. Aunque con algunos de sus miembros las cosas habían cambiado.

 

Sin embargo, mientras pasaba tiempo con los Agramonte Gil, no pude evitar sentir un pellizco de tristeza en su corazón. Sabía que cada visita podría ser la última durante un tiempo, ya que mi nueva vida en la universidad requeriría mi atención y dedicación. Aunque estaba emocionada por las oportunidades que me esperaban, también lamentaba tener que dejar atrás a las personas que más quería.

 

A pesar de esto, sabía que la distancia física no podía romper el vínculo especial que compartía con la familia Agramonte Gil. A medida que me despedía de ellos al final de mi visita, me prometí mantener viva la llama de la amistad, incluso en la distancia. Y con esa promesa en mente, me despedía con el corazón lleno de gratitud y esperanza por lo que el futuro me tenía reservado.

 

Hoy  día de mi graduación como diseñadora gráfica había llegado por fin, y mientras caminaba hacia el escenario para recibir mi diploma, sentía una mezcla de emoción y gratitud que casi me abrumaba. Había trabajado duro durante años, dedicando innumerables horas a perfeccionar mi arte y mi oficio, y finalmente estaba viendo los frutos de mi labor.

 

Mientras avanzaba por el pasillo, no pude evitar mirar hacia la multitud reunida en el auditorio. Vi a mi familia, con lágrimas en los ojos y sonrisas de orgullo en sus rostros, y sentí un nudo en la garganta al darme cuenta de cuánto significaba su apoyo para mí en este momento especial.

 

Veo a mi hermano acercarse. Tobias, mi hermano de 19 años, es una mezcla de juventud y madurez que se refleja en cada gesto y expresión. Con una altura que despierta envidia y una complexión atlética, es evidente que se ha tomado en serio su compromiso con el deporte y el ejercicio. Sus cabellos oscuros caen con naturalidad sobre su frente, acentuando sus rasgos juveniles pero decididos. A pesar de su apariencia imponente, su sonrisa es cálida y amigable, irradiando una dulzura que contrasta con su apariencia física.

 

Tobias se acerca a mí con pasos confiados pero tranquilos, su rostro iluminado por una sonrisa genuina que refleja su orgullo y admiración. Sus ojos brillan con emoción mientras se acerca, y puedo ver el brillo de la complicidad fraternal en su mirada.




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