Juegos del corazón

Capitulo 9

[Capitulo 9]-  Blanca

(Narrador Omnisciente)

 

Mientras Blanca estacionaba su vehículo frente a la villa, el sol de la tarde doraba el paisaje circundante, creando un ambiente cálido y acogedor. Con paso ligero, Blanca se dirigió hacia la piscina de hidromasaje, donde sabía que encontraría a sus padres junto con los padres de Javier, compartiendo risas y buenos momentos.

Blanca: (sonriendo) ¡Hola, familia!

Ana (madre de Blanca): ¡Blanca, querida! ¡Qué sorpresa verte aquí!

Marcos (padre de Blanca): Hola, hija. Estamos encantados de que hayas decidido unirte a nosotros.

Blanca se unió al grupo, sumergiéndose en la atmósfera alegre y relajada que reinaba en la piscina. Los cinco compartieron anécdotas y risas, disfrutando del cálido sol y el suave chapoteo del agua.

Ana: (riendo) ¡Blanca, te ves radiante! ¿Cómo te ha ido últimamente?

Blanca: (sonriendo) Todo va bien, mamá. La empresa está prosperando y me siento muy feliz de estar aquí con todos ustedes.

Mientras tanto, Blanca divisó a su hermano Tobias junto a la hermana menor de Javier, Camila, quien estaba enrojecida y parecía un poco nerviosa al acercarse a saludar.

Blanca: (sonriendo) ¡Hola, chicos! ¿Cómo están?

Tobias: ¡Blanca! ¡Qué bueno verte por aquí!

Camila: (sonrojada) H-hola, Blanca. ¿Cómo estás?

Blanca notó el sonrojo de Camila y le dedicó una sonrisa amable, consciente de que su presencia parecía haberla puesto un poco nerviosa.

Blanca: (gentilmente) Estoy muy bien, gracias. ¿Qué tal ustedes?

 

 

El fin de semana familiar en la villa de los padres de Blanca y Javier prometía ser un momento de relajación y conexión con la naturaleza. Los padres de ambos, Marcos Bustamante y Ana Gavilán, habían sido amigos desde hace años, lo que significaba que los encuentros en la villa eran frecuentes y siempre llenos de alegría y camaradería.

El sábado por la tarde, mientras el sol comenzaba a descender en el horizonte y bañaba el paisaje circundante con tonos dorados, Blanca decidió dar un paseo por los senderos cercanos a la villa para disfrutar del aire fresco y la tranquilidad del entorno.

Mientras caminaba entre los árboles, escuchó el sonido de unos pasos que se acercaban detrás de ella. Se volteó y vio a Javier caminando hacia ella con una sonrisa amistosa en el rostro.

Blanca: (sorprendida) ¡Javier! ¿Qué haces por aquí?

Javier: (sonriendo) ¡Hola, Blanca! Estoy aquí con mi familia. ¿Y tú?

Blanca: (entusiasmada) ¡Qué coincidencia! También estoy aquí con mis padres. Es genial verte.

A medida que continuaban caminando juntos por los senderos, compartieron historias sobre sus vidas y recordaron los buenos momentos que habían compartido en la villa en años anteriores. La conversación fluyó fácilmente entre ellos, como si el tiempo no hubiera pasado desde la última vez que se vieron.

Javier y Blanca guardaban en sus corazones una serie de recuerdos entrañables de los buenos momentos compartidos en la villa antes de que todo cambiara entre ellos debido a la complicada situación con Vanesa.

Recordaban con cariño las tardes de verano en las que se aventuraban por los senderos del bosque cercano, explorando la naturaleza y descubriendo rincones secretos. El aroma fresco del bosque y el sonido de los pájaros acompañaban sus risas y conversaciones, creando un ambiente de pura felicidad y complicidad.

También recordaban los días calurosos pasados en el lago, nadando y jugando bajo el sol. Los reflejos del agua brillaban con la luz del sol mientras chapoteaban y se sumergían en las profundidades, compartiendo momentos de diversión y amistad inquebrantable.

Sin embargo, a medida que los recuerdos fluían, también surgían sombras de tristeza y pesar. Recordaban cómo, poco a poco, la tensión entre ellos comenzó a aumentar debido a la situación incómoda entre ellos y Vanesa. Las risas se volvieron más forzadas, las conversaciones más cortantes y los momentos de complicidad menos frecuentes.

A medida que el ambiente se volvía más tenso, los buenos recuerdos compartidos en la villa comenzaron a desvanecerse, eclipsados por la sombra de la discordia y la confusión. Los momentos felices que una vez habían compartido ahora estaban teñidos de melancolía y arrepentimiento, recordándoles que las cosas nunca volverían a ser como antes.

A pesar de todo, Javier y Blanca todavía conservaban la esperanza de que algún día pudieran recuperar la magia de aquellos buenos momentos y restaurar la amistad que una vez los unió tan estrechamente. Sin embargo, por ahora, esos recuerdos permanecían como un recordatorio agridulce de lo que alguna vez fue y lo que podría haber sido si las cosas hubieran sido diferentes.

 

 

A medida que el sol se ponía en el horizonte y las sombras se alargaban sobre el paisaje, Blanca y Javier se encontraron en una encrucijada en el camino. Miraron hacia adelante y vieron un claro en el bosque, bañado por la luz dorada del atardecer.

Blanca: (sonriendo) ¿Qué te parece si vamos hacia allá y disfrutamos del atardecer juntos?

Javier: (asintiendo) ¡Me parece perfecto!

Juntos, caminaron hacia el claro y se sentaron en la hierba, observando cómo el sol se hundía lentamente en el horizonte y pintaba el cielo con tonos de naranja y rosa. En ese momento, rodeados por la belleza de la naturaleza y la tranquilidad del entorno, Blanca y Javier sintieron una conexión especial entre ellos, una conexión que parecía trascender el tiempo y el espacio.




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