Juegos del corazón

Capitulo 22

[Capitulo 22]- 

(Narrador Omnisciente)

 

Blanca estaba pasando una tarde tranquila en la casa de sus padres, que compartía un patio con la casa de los padres de Javier. Estaban todos reunidos en el jardín, disfrutando de la brisa y del cálido sol de la tarde. Ana, la madre de Blanca, había preparado un delicioso té y algunos bocadillos, mientras Marta, la madre de Javier, hablaba animadamente sobre los planes para el próximo fin de semana.

Ana: Marta, estoy tan emocionada por lo que nuestros hijos están viviendo. Verlos juntos me llena de alegría.

Marta: Lo sé, Ana. Siempre supe que Javier y Blanca tenían algo especial.

En ese momento, Blanca se sentía contenta y relajada. Todo parecía perfecto. Sin embargo, esa tranquilidad estaba a punto de romperse.

 

Sin previo aviso, Carolina apareció en el jardín, visiblemente embarazada. Su presencia era inesperada y perturbadora. Todos se quedaron en silencio, mirándola con sorpresa.

Carolina: Necesito hablar con todos ustedes. Esto no puede esperar.

Blanca se quedó helada. No podía creer que Carolina estuviera allí, y menos en ese estado. Su mente comenzó a girar con mil preguntas.

Blanca (pensando): ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué está ella aquí?

Carolina se dirigió directamente a Javier, que acababa de llegar del trabajo y estaba entrando al jardín. Todos los ojos estaban puestos en ella.

Carolina: Javier, no puedo seguir esperando. Necesito que todos sepan la verdad. Estoy embarazada, y este bebé es tuyo.

El silencio se volvió ensordecedor. Javier sintió un nudo en el estómago, sabiendo que este momento iba a llegar tarde o temprano, pero no de esta manera.

Javier: Carolina, este no es el momento ni el lugar...

Carolina: ¿Entonces cuándo, Javier? ¿Cuándo vas a asumir tu responsabilidad?

Blanca sintió que el suelo se abría bajo sus pies. Miró a Javier, esperando que dijera algo que desmintiera las palabras de Carolina, pero la expresión de él lo decía todo.

Blanca: ¿Es cierto, Javier?

Javier bajó la cabeza, sintiendo una mezcla de vergüenza y dolor.

Javier: Sí, Blanca. Carolina dice que el bebé es mío. Estoy tratando de manejar la situación.

 

Ana y Marta se miraron, conmocionadas. Marcos, el padre de Blanca, apretó los labios, tratando de mantener la calma, mientras Fabio, el padre de Javier, se levantó de su asiento.

Fabio: ¿Qué está pasando aquí, Javier?

La hermana menor de Javier, Laura, también estaba allí. Sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar la noticia.

Laura: ¿Cómo pudiste, Javier? ¿Cómo nos has ocultado esto?

Marta: Carolina, entiendo que estés en una situación difícil, pero esto es algo que debe manejarse con calma y privacidad, no de esta manera.

Carolina: No me importa la privacidad. Quiero que todos sepan. Necesito un lugar en esta familia, para mí y para mi bebé.

Blanca no podía soportar más. Se levantó rápidamente y salió del jardín, con los ojos llenos de lágrimas. Javier intentó seguirla, pero ella lo detuvo con una mirada.

Blanca: No, Javier. Necesito tiempo para pensar. Esto es demasiado para procesar.

Javier se quedó allí, sintiéndose impotente. Las palabras de Carolina resonaban en su mente, mientras veía cómo su mundo se desmoronaba. La reacción de Blanca lo había destrozado, y sabía que tendría que trabajar muy duro para recuperar su confianza.

Javier (pensando): Tengo que solucionar esto. No puedo perder a Blanca, pero tampoco puedo ignorar a Carolina y a ese bebé.

Después de que Blanca se fue, las conversaciones entre los padres de Javier y Carolina se volvieron más tensas. Marta intentaba mantener la compostura, mientras Ana intentaba consolar a su hija.

Marta: Carolina, por favor, cálmate. Hablemos de esto con más tranquilidad.

Carolina: No, Marta. Ya he esperado suficiente. Javier necesita asumir su responsabilidad.

Fabio: Javier, tendremos que hablar de esto en privado. Esto no puede seguir así.

La tensión en el aire era palpable. Las dos familias sabían que las cosas nunca volverían a ser iguales, y que tendrían que enfrentar esta nueva realidad juntos, aunque doliera.

Mientras tanto, Javier solo podía pensar en cómo arreglar las cosas con Blanca, sabiendo que su amor por ella era lo único que podía darle fuerzas para enfrentar lo que venía.

                                      ….

Blanca llegó al apartamento que compartía con Iandra, sus ojos llenos de lágrimas y su corazón hecho pedazos. Apenas pudo cerrar la puerta antes de que el llanto la abrumara por completo. Iandra, que estaba en la sala, salió de la cocina al escuchar el sollozo de su amiga y corrió a abrazarla.




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