PRÓLOGO

⥋♧⥊
 

"Tienes que aprender las reglas del juego y después jugar mejor que nadie"
 

🃏―Albert Einstein.
 

Hace años
 

Observaba las cartas en sus manos, el rojo intenso que cubría la parte trasera relucía en la tenue luz.

—No observes por mucho tiempo las cartas de tu oponente, céntrate en las tuyas— dijo sin levantar la mirada de sus cartas.

Saqué una carta de mi trío y la tendí sobre la mesa, cambiándola por otra.

—¿Estás segura de eso?— levantó su rostro mirándome firmemente.

—Sí— afirmé, su mirada me ponía nerviosa cada vez más.

Vi como cogió mi carta que había dejado delante de él y me tendió la baraja de cartas. Se pasó la mano por su barbilla y me dejó coger primero a mí haciéndome una seña. Después de eso, él también hizo lo mismo y se las dio al chico que tenía al lado. Este las mezcló y después cogió la última carta.

Tendí mi mano y tomé las últimas dos cartas. Una sonrisa perversa se dibujó en su rostro y puso su combinación sobre la mesa.

Lo seguí y yo también lo hice.

—Has perdido, y solo por dejar afuera la carta más importante— explicó señalando con su dedo al as de pica—. Hubieras hecho la flor imperial, pero dudaste y no estabas atenta a cada movimiento.

—No entiendo, vi como no movías ni un dedo cuando sostenías las cartas. Me fijé en todos tus movimientos.

—No es solo eso Verene. Hay que estar alerta en el movimiento de las cartas, nunca dejes que tu oponente coja primero una carta después de la mezcla, ni mucho menos cuando no sabes si la persona que está a su lado está de su parte o no— habló mirando de reojo al chico pelinegro que estaba a su izquierda.

—No está tan mal, obtuve escalera de color. Puedo pasar al siguiente nivel sin ningún problema— aseguré convencida.

—Sí, aquí sí, pero en los Juegos Inquebrantables no. Siempre tienes que llegar a lo más alto, y allí estarás segura de que no podrás ser eliminada. Todavía te falta mucho por aprender.

No entendía a que se refería exactamente, así que asentí firmemente y empezamos a jugar otra vez.

Las horas pasaban y yo aún seguía sin ganar. El hecho de tener las segundas o terceras cartas por debajo de la flor imperial era como un fracaso para mi abuelo. Querría que yo lo superara y no podía, siempre se salía con la suya.

—¡Maldita sea!

—No te desesperes, eso quiere conseguir tu oponente. Aprende de sus movimientos y ponlos en su contra. Y recuerda que los movimientos cada vez cambian, nunca son los mismos.

Respiré hondo.

Las técnicas y tácticas que tenía mi abuelo cada vez cambiaban, sabía perfectamente cómo jugar con la mente de su contrincante y como hacerle perder. Querría dejarlo y rendirme, pero algo en mí me decía "continua, no te rindes, utiliza sus jugadas en su contra", y así lo hice.

—Karten aus, spiel aus— dije levantando la mitad hacia él.

—Bien, que así sea, karten aus, spiel aus.

Los dos pusimos a la vez las cartas sobre la mesa. Mi abuelo me miraba fijamente y asintió.

Había ganado.

—¡Increíble!— bramó asombrado el chico pelinegro—. Señor Warner, os ha dejado por debajo del nivel nueve, habéis perdido.

—Así es Deimos, me ha ganado, y nunca había visto una jugada como esta.

—Porqué no te has mostrado molesto, sabiendo que ibas a perder?— le pregunté poniendo las codos sobre la mesa.

—Indiferentemente, si ganas o pierdes, nunca debes de bajar la guardia delante de tu oponente, no le tienes que dar ninguna pista de cómo va tu jugada. Muestra firmeza delante de alguien que te quiere corromper.

Fruncí mi ceño, no lo entendía.

—Puede que ahora no lo entiendas Verene, pero cuando llegue el momento adecuado sí. Por ahora, tu entrenamiento ha finalizado.

|"Karten aus, spiel aus"| Que en alemán significa: "Cartas fuera, juego terminado".