Juegos Mortales

Primer juego: El Horcado

El hotel que habían reservado no se encontraba demasiado lejos de su edificio. La recepcionista les entregó la llave de su suite.

Por su parte, Ji-Hoon estaba dubitativo en avisarles a sus padres la noticia por si llegaban a necesitar algo pero aún así lo hizo, y les pidió que no le comentaran nada a los pequeños.

Luego de un baño relajante, el matrimonio decide acostarse a descansar. Todo pasó muy rápido.

Poco a poco, el “fotógrafo de las estrellas” se entregó al mundo de los sueños.

Se veía corriendo a todo lo que daba mientras reía sin parar. Al mirar a su derecha pudo notar a un niño que corría a su lado, pero los destellos del sol no le permitían ver su rostro.

—No dejaré que me ganes esta vez, Ji-Hoon—le dijo el niño, y comenzó a correr más rápido.

Las calles por las que jugaban no tenían asfalto, y las casitas eran bajas y muy descuidadas. Había mucha basura por todos lados.

De un momento a otro comenzó a llover. Lejos de entristecerse, los niños saltaban y bailaban bajo la lluvia hasta que una señora les gritó que se fueran a casa o podrían enfermarse.

El niño sin rostro le ofreció su mano a Ji-Hoon, y le dijo:

—Vamos a casa, allí te prestaré toallas.

—Sí, hyung.

Una voz femenina interrumpió la charla. Repetía sin parar el nombre de Ji-Hoon.

Y así fue hasta que el hombre abrió sus ojos. Se lo veía confundido.

—Ji-Hoon, ¿estás bien?—fue la pregunta de Min-Ji.

— ¿Qué pasó?

—Estabas riéndote mucho. Parecías un niño—le dijo ella mientras corría las cortinas para dejar entrar la luz del sol.

—Es que soñé que era un niño pero el pequeño que estaba junto a mi no logré reconocerlo. Jugábamos mucho.

— ¿Un amigo de la infancia?

—Puede ser pero el lugar no sé donde era. Todo fue muy extraño y nostálgico—dijo saliendo de su cama—.Cambiando de tema, ¿qué harás hoy?

—No lo sé, sigo muy conmocionada. Creo que me quedaré aquí, ¿y tú?

—Iré con el detective Han para saber si pudieron hallar más pistas. Quiero sentirme tranquilo de que nadie puede hacernos algo.

—Está bien. Ve con cuidado.

Ji-Hoon tomó el teléfono y pidió servicio a la habitación.

Por otro lado, el detective Han estaba sentado en la mesa tomando su desayuno mientras revisaba las fotos cuando su novia ingresó por la puerta; se la notaba cansada y hambrienta.

El departamento era lo suficientemente grande para dos personas, y bien iluminado. Contaba con una pequeña cocina junto a la mesa rectangular donde comían. En uno de los laterales había una puerta que llevaba a la habitación de la pareja, mientras que del otro lado estaba la sala de estar con el televisor, y un pequeño balcón.

—Bienvenida So-Yi —fue el saludo de Joo-Won—.Te preparé el desayuno.

—Gracias—dijo ella a la vez que se dejaba caer en la silla frente a su novio, y futuro esposo.

Choi So-Yi era una mujer de 34 años, de grandes ojos marrones claros, y corto cabello castaño claro, y lacio. Se había graduado de la universidad de medicina en especialización en psiquiatría, también era experta en comportamiento humano.

Conoció al detective Joo-Won desde hacía varios años ya que ambos trabajaban en la misma comisaría hasta que le ofrecieron un puesto importante en el hospital donde actualmente trabajaba. Sin embargo cada tanto ayudaba a sus compañeros, en especial a Joo-Won con quien poco a poco comenzaron a verse con otros ojos. Y así un bonito noviazgo nació.

— ¿Qué haces?—preguntó la psiquiatra con curiosidad.

—Estoy analizando las fotos de mi caso pero siento que algo falta.

— ¿Puedo?

—Adelante.

So-Yi se acercó a su novio, y observó detenidamente las fotos de las autopsias, las escenas del crimen, y el interior de la caja.

—Creemos que se trata de un coleccionista por cantidad de dedos cortados, y por las letras en sus pechos. Pero no logramos entender el motivo de enviar todas esas pruebas al señor Park—le comentó Joo-Won.

— ¿Señor Park? ¿El asesino le envió esto a alguien?

—Park Ji-Hoon, el “fotógrafo de las estrellas”.

— ¡¿El mismísimo “fotógrafo de las estrellas”?! No puedo creerlo.

— ¿Lo conoces?

—Es uno de los hombres más atractivos del país, además se codea con las grandes figuras del espectáculo tanto nacional como internacional. Es toda una estrella. Siempre está en boca de mis colegas.

— ¿Tienen tiempo suficiente para hablar de otros hombres cuando todas tienen esposos? Debería renunciar al caso.

—No seas tonto Joo-Won—replicó ella—.Sabes que sólo tengo ojos para ti pero no puedo negar que es lindo.

El detective se cruzó de brazos, y la miró molesto.

— ¿Podemos volver al caso?—le dijo ella.

Ambos repasaron todas las pistas.

En un momento, la psiquiatra se quedó en completo silencio.

— ¿Sucede algo?—preguntó el detective.

—Observa con detenimiento, ¿lo reconoces? La postura de los cuerpos, y las estructuras.

—No logro seguirte.

—El asesino no es un coleccionista, es un jugador.

— ¿Qué?

—Vamos a la comisaría. Allí les explicaré mejor.

Sin perder tiempo, la pareja se preparó y se marchó del hogar.

Ya en el auto, Joo-Won miró a su novia.

— ¿Estás segura? ¿No preferirías quedarte a descansar?

—No te preocupes, mi paciente más complicado estuvo tranquilo, y durmió como un bebé, así que pude descansar bastante aunque no te niego que me siento algo fatigada.

—Está bien, procura no esforzarte de más.

Debido al tráfico tardaron más de lo usual en llegar a la estación de policía. Young-Soo los recibió, y le comunicó a su superior que Park Ji-Hoon lo estaba esperando.

Al verse todos se saludaron con respeto.

—Señor Park, le presento a la señorita Choi So-Yi, ella es nuestra médica psiquiatra. Nos ayudará a entender mejor la situación—dijo el detective.

—Gusto en conocerla doctora—fue el saludo del fotógrafo.




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