Juegos Peligrosos

《Capítulo 1. FÉNIX》

Ha sido un día largo, la semana, el mes entero. Por fin es viernes, puedo descansar de la Universidad y de la carga emocional que conlleva tener que ver todos los días a personas a las que no puedes mostrarle tu verdadero ser.

El invierno se acerca, es mi época favorita del año, chocolate caliente, dormir hasta tarde, caminar como un pandita de abrigada, ¿ya mencioné dormir? Porque es lo que más me gusta, pero a mi interior le gustan otras cosas.

Es sábado por la mañana y el fin de semana parece ser otro en el que sólo estaré en casa.

Buenos días nena

Se lee en un mensaje de texto.

No puedo evitar sonreír como una estúpida, ya que él siempre aparece cuando lo necesito, es como si tuviera un sexto sentido el cual le avisa cuando estoy en una crisis existencial. ¡Lo amo!

Hey Cañetano! ¿Cómo es que siempre eres tan oportuno?— le respondo, debe saber lo bien que le hace a mi fin de semana y a mi vida entera.

Supuse que tuviste una semana larga, ya que no he tenido noticias tuyas, así que... aquí está tu héroe, rescatandote.

Sonrío al leer su mensaje, él es muy carismático y divertido, siempre encuentra como hacerme reír.

¿Cómo va a engreir a su princesa?— le respondo, sé que ya tiene algo en mente, no es improvisado, él siempre tiene todo arreglado, es una persona muy organizada.

Es una sorpresa, bonita. Arreglate! en 1hr paso por tu casa en un corcel negro como un verdadero príncipe oscuro.

¿Ya mencioné lo mucho que alegra mi vida este hombre? Porque siento que no lo he hecho lo suficiente.

¿Traerás la zapatilla de cristal, me pedirás que arroje mi cabello por la ventana o alguna otra cosa?— Le respondo, y sé que eso no se lo esperaba, normalmente suelo cortar sus bromas.

Nunca dejas de sorprenderme. Iré a matar el dragón del aburrimiento que te resguarda con tanto recelo.

No puedo creer como se las ingenia para decir tanta tontería, ya es mucha amabilidad para con él. Dejo el celular cargando y voy a alistarme para la salida con Cañetano.

Exactamente una hora después escucho una moto estacionarse fuera de casa, sé que es él, unos segundos después lo escucho hablar, no puedo creer que lo esté haciendo.

—Preparaos dragón del aburrimiento, os cortaré la cabeza, arrancaré vuestras vísceras, esparciré vuestra sangre y marcaré la casa con ella para que ningún otro profane la tranquilidad de tan bella dama, dejaré sangre y sudor en mi ardua lucha, vine a rescatar a mi princesa y descansaré hasta tenerla conmigo.

No puedo creer que esté armando este numerito, ya puedo imaginarme a mis curiosos vecinos cuchicheando es sus casas, él también lo sabe, por eso se esfuerza para hacer un buen acto y darles un tema de conversación para sus reuniones por la tarde.

—Sum, cariño baja ya, si no colaboras no puedo matar al dragón del aburrimiento.

—¿Para qué ir al teatro a ver buenas obras? si acabo de presenciar la mejor justo aquí, en mi casa— digo al salir de casa con una sonrisa y le doy un beso.

—Soy muy afortunada de tenerte Cañetano— susurro a su oído, ¡Dios! Como me cuesta llegar ahí, es muy alto.

—¿Qué harías sin mí Sum?— puedo notar su arrogancia en cada palabra

—¿Tú qué harías sin mí? te recuerdo que no tienes amigos— le respondo guiñando un ojo, sé que fui cruel al decirle eso, pero él sabe que no soporto su arrogancia.

—Para que necesito amigos si te tengo a ti— dice al poner sus manos en mi cara, para estampar sus labios carnosos en mi frente y dejar un tierno beso húmedo.

—¡Ay! ¡Sueltame! ¡sueltame! que las nauseas son insoportables, vomitaré azúcar si me das otro beso mojado— él sabe que soy cero demostraciones de amor y sé que disfruta verme enojada.

—Cuando yo no esté a tu lado extrañaras mis muestras de amor Summer.

Noto su seriedad al decir mi nombre, el ambiente se pone tenso por unos segundos y solo alcanzo a decir.

—A caso planeas dejar...me— termino la frase en voz baja.

—No seas tonta, jamás te dejaría, vendría todos los días a armar diferentes números de teatro frente a tu casa sólo para verte feliz. Mejor vámonos que no podemos llegar tarde— me alcanza su casco negro para ponermelo.

Me quedo parada con los brazos cruzados mirándolo, esperando a que se de cuenta de lo que está pasando, pero no lo hace, enciende la moto y voltea a mirarme.

—¿No planeas subir?

Le doy una mirada asesina, él mira el casco en mis manos y se da cuenta, puedo ver el asombro en su rostro.

—¡Hey! Sum, no pasará nada, sabes que conduzco con cuidado y más cuando te llevo a mi lado.

—Sabes que no me gusta esta moto, la única manera de que la aceptara fue porque prometiste que usarías protección y conducirías como una tortuguita oscura— le hago puchero —No quiero que te pase nada malo Cañetano.



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En el texto hay: misterio, peligro, amor

Editado: 01.11.2021

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