Cinco años atrás
Decidí que sería mejor vender la casa de mis padres, comprar un departamento y empezar de cero.
Encontré uno a unas calles de casa a buen precio.
El lugar no es muy grande pero para una sola persona estará bien.
—¿Es un bonito lugar no crees?
Esa voz que conozco muy bien me toma por sorpresa.
Volteo.
Ahí está él.
Ha cambiado mucho en el tiempo que no lo he visto.
Podría decir que está más alto, sigue teniendo esa cara de niño tierno. Lleva barba, su cabello rizada y desordenado, escapa de sus oídos, trae puesto una camisa gris y vaqueros negros con zapatillas rojas.
Sus brazos largos están en los bolsillos de sus vaqueros. Recuerdo que me gustaban esas piernas largas.
Me olvidó de la emoción que causó en mi al verlo, para cuestionarle qué hace en mi posible departamento.
—¿Qué estas haciendo aquí?— lo llamo pos su nombre.
—¿Me creerías si te digo que soy el agente inmobiliario que esperas?— me da una sonrisa tímida de boca cerrada.
—No— fría y cortante.
—Summer...— camina hacia mi —He estado rogando por este momento desde la última vez que nos vimos—coge mis manos en las suyas.
Una rara sensación recorre todo mi cuerpo al sentir su piel al contacto con la mía.
Su peculiar olor se me hace tan familiar.
Una corriente de emociones habita en mi cuerpo.
Aparto mis manos de las suyas, poniendo distancia entre los dos.
—¿A qué se debe todo esto?
—Pareces muy tranquila después de lo que hemos pasado.
—Olvida eso— recorro el lugar hasta llegar a una ventana con vista a un callejón, veo a través de ella gatos comiendo de la basura para escapar de lo que se viene.
—¿Sigues con eso Summer? estás siendo muy cruel...— me abraza por detrás y me susurra en el oído —bonita.
Quito sus manos —no me gustan estas cosas— volteo en mi lugar para encontrarme con su mirada —no deberías estar aquí, podrían vernos juntos y no quiero eso— lo aparto y doy un paso al frente.
Me jala del brazo y presiona fuerte mi muñeca.
—Ya deja esa actitud tan indiferente que tienes conmigo desde que saliste.
—No lo haré, me divierto mucho— una sonrisa torcida se forma en mi rostro.
Su mano derecha sigue presionando mi mano izquierda.
Empiezo a sentir el dolor de su agarre.
La poca paciencia que tengo llega a su fin.
—Sueltame, me estás lastimando— lo miro firme.
Me jala hacia él, pegando su cuerpo al mío.
—Escúchame bien Summer, vas a terminar esta idea absurda que está tramando tu cabecita loca porque ya empieza a fastidiarme— su voz es molesta para mis oídos.
—Yo elijo hasta quien quiero que me maltrate y tú no estás en la lista— me suelto de su agarre.
Su mirada es fría, labios apretados y ceño fruncido, la furia en su rostro es innegable.
Sin llegar a nada la conversación se salió de control.
—¿Porqué haces esto? ¿Tú no eres así Summer?
—No me conoces, definitivamente no me conoces, nunca lo hiciste y nunca lo harás.
—Claro que te conozco, la chica que yo conozco sería incapaz de jugar con los sentimientos de una persona.
—¿Sentimientos? ¿Quién habló de sentimientos? ¿Cuál es tu problema? ¿En qué te afecta esta situación?
—¿Crees que no me importa el ver como te conviertes en una persona para quien todo es un puto juego?
—No te importé cuando seguías con tu vida mientras yo me podría en un hospital psiquiátrico donde me torturaban todos los malditos días— golpeo su pecho con mis puños.
Toma mis muñecas en sus manos —Summer... No podía verte así, era demasiado para mí— agacha la mirada.
—¡No me toques!— alejo mis manos de las de él —¿Dónde estuviste cuándo te necesite? Solo saliste huyendo dejándome atrás.
Tengo mucha ira recorriendo por todo mi cuerpo.
—Hace 2 meses cuando saliste fui a buscarte, pero te veías tan bien y estable sin mi, sabía que Jones cuidaría bien de ti, no quise arruinar tu estabilidad.
—¿Entonces que haces aquí? No me interesa escuchar tus absurdas excusas poco elaboradas.
—¡Es verdad Summer!— esos ojos café que una vez amé tanto tienen tanta pena en ellos —He vuelto por ti, aunque ya sea demasiado tarde.
—Yo nunca más volveré a ti.
Tomo mis cosas y salgo del departamento.
Escucho sus pasos, él vine detrás de mi.
—Summer ¡Summer espera!— me jala del brazo tan fuerte que al segundo cuando me voltea del impacto, me recibe con un abrazo apretado —Lo siento Summer, yo te convertí en esto, lo siento tanto, nunca podré perdonarme por ello.
Su mano izquierda está en la parte baja de mi espalda y la derecha acariciando mi cabeza, yo no correspondo el abrazo, mis brazos están firmes a los lados de mi cuerpo.
Por alguna extraña razón, me apiado de él, la Summer que una vez lo amó, quiere corresponder el abrazo y quitarse esas ganas que la consumían todos los días cuando estaba en el hospital psiquiátrico mientras solo veía paredes blancas y sus días serán grises.
Pero no puedo dejar que mis emociones pasadas me controlen, él jamás volverá a tener nada de mi.
Me separo de él bruscamente y nuestras miradas se encuentran, abre la boca para decir algo pero al ver mi rostro se queda callado observándome.
—¿Ya terminaste con este patético acto? No te des tanto crédito, tú no tienes nada que ver con lo que hago.
—Summer...
Sigo mi camino por el pasillo, ya no escucho sus pasos y no quiero voltear a ver si sigue parado allí.
Editado: 01.11.2021