Juegos Peligrosos

《CAPÍTULO 14. OPERAZIONE RESCUE》

FÉNIX
 

No tengo orientación del tiempo encerrado en esta habitación, lo cual no me molesta, he estado en peores situaciones y he salido bien librado de todas ellas, esta vez es igual.
 


 

Me digo para mantener la calma y no perder la cordura.
 


 

¡Mentira! 
 


 

Pero no puedo escapar de la realidad maquillando la situación
 


 

Ella está metida en esto también.
 


 

¡Oh! Summer, mi amada Summer.
 


 

Ahí estaba yo en medio de la nada, siendo tu todo. 
 


 

Eres la mejor mujer que he conocido, eres la recompensa por algo que no he hecho, porque definitivamente no te merezco, ya que no he hecho absolutamente nada bien en toda mi vida. Pero tú, a pesar de conocer todo lo malo de mí, aún sabiendo que no soy lo mejor para ti, me has dejado entrar a tu vida, has abierto las puertas de tu corazón, has expuesto hasta lo más profundo de tu alma ante mis ojos sin temor a que pueda dañarte, a pesar de que pueda hacerlo, me has entregado tu confianza, tu amor, tu verdadero yo, has mostrado tu verdadero ser, ese del que tienes miedo que salga porque le temes al rechazo, pero yo lo único que veo en ti es perfección. 
 


 

Desearía que no estuvieras pasando por nada de esto.
 


 

Desearía que tuvieras otro día normal en el hospital al lado del doctor que altera mi cordura y me hace perder la cabeza.
 


 

Desearía que estés en casa tomando una taza de café mientras oyes atentamente una de las citas de uno de los libros que estoy leyendo ahora.
 


 

Desearía que pudieras ver la cabaña… la he terminado para ti.
 


 

Recostado en la cama con los brazos debajo de la nuca mirando el techo gris escucho voces en el pasillo.
 


 

—¡Suéltame! —Es Summer, ella está aquí, me incorporo de inmediato y bajo apresuradamente de la cama para correr hacia la puerta.
 


 

—Camina o te arrastraré —la voz de un hombre se oye firme.
 


 

Estoy a punto de hablar, de gritar su nombre a través de la puerta pero la voz del hombre frena mis emociones.
 


 

—¿Qué crees que estás haciendo? 
 


 

—Intentando escapar —respondo por ella en voz baja, y es ahí en ese momento donde cuestiono lo que quería hacer, si ella llegara a oírme no querrá irse de este lugar, no sin mí, y no puedo hacerle eso, si tiene una oportunidad de poder salir de este lugar, así sea quedándome yo aquí, dejaré que la tome.
 


 

—¡Cañetano! —golpea la puerta con sus puños una y otra vez —Por favor responde. 
 


 

Su voz triste deja una grieta en mi corazón, su llanto me parte el alma. 
 


 

—¡Dónde estás! —grita desesperada.
 


 

—Estoy contigo nena, aquí estoy —hablo para mis adentros sin que ella pueda escucharme al otro lado de la puerta.
 


 

—¿Has terminado? —ese hombre otra vez.
 


 

—¿Por qué? —Apenas logro escucharla, está llorando —¿cuándo nos dejarán en paz? 
 


 

—Sum, lo lamento tanto —aprieto mis puños, quiero golpear la puerta y derribarla para poder sacarte de este lugar, no quiero que estés aquí, no quiero nada de esto para ti.
 


 

—Puedes balbucear en tu nueva habitación. Ahora vámonos —responde el hombre al cabo de unos cortos segundos.
 


 

—¿Por qué? —Su voz se oye fuerte y firme —¿Por qué ese hombre nos hace esto? ¿eres consciente de que me está destruyendo la vida? Aun así lo apoyas sin titubear, ¿por qué le eres fiel a alguien como él? 
 


 

—Vámonos. No lo vas a encontrar, él no está aquí. 
 


 

¡Eso es completamente falso!
 


 

Quiero correr hacia ella.
 


 

Un profundo silencio se apodera del pasillo como si hace apenas unos segundos no hubiera pasado nada de lo que acabo de escuchar. 
 


 

—Perdón… perdóname Summer —quisiera que ella pueda oírme de alguna manera.
 


 

En el fondo sé que eso en estos momentos solo empeorarían las cosas, es mejor que crea que no estoy aquí, que estoy en algún otro lugar, aunque ella no lo vea de esa manera.
 


 

Después de unas horas de estar pensando en lo miserable que me siento por haber arrastrado a la mujer que amo a la mierda de mi vida, el hombre de las sombras me hace el honor de honrarme con su presencia en mi humilde habitación ubicada en el sótano de su inmensa casa.
 


 

—Muy inteligente Fénix. Crees que transmitiendo tu ubicación el inútil de Jules vendrá por ti —vaya que está molesto, aunque intenta no perder la calma ante mis ojos—pero necesitarás más que eso.
 


 

—Por fin nos volvemos a ver las caras, bueno es sólo un decir, ya que no te atreves a mirarme a la cara sin esa ridícula máscara. ¿A qué le temes asesino? —estoy disfrutando verlo perder la cordura frente a mis ojos, tanto que no le he prestado atención a lo que está diciendo.
 


 

—¿Dónde está? —camina hacia mi furioso y saca una pistola que presiona contra mi pecho, yo sólo atino a sonreírle burlón, entonces en un santiamén me golpea con la cacha del arma en la cien, eso es suficiente para enfurecerme, una corriente recorre todo, es como si una chispa hubiera activado el interruptor de mi descontrol, mis ojos lo miran enfurecidos y mis puños golpean con fuerza sobre su ridícula máscara negra que lleva todo el tiempo en el rostro logrando desorientarlo por unos segundos, lo suficiente para intentar lanzarlo al piso pero con mi rodilla izquierda golpeo su abdomen mientras mi codo baja con fuerza a su espalda, él retrocede unos pasos e intento seguir pero suelta el arma y detiene mis puños en el aire, eso me desconcierta por unos pocos segundos, sin previo aviso me lanza un cabezazo en el rostro, sus puños le siguen, intento alejarme pero no lo logro, sucede muy rápido, sus puños bajan a mi abdomen dejando golpes fuertes en el.
 



#8471 en Thriller
#4888 en Misterio

En el texto hay: misterio, peligro, amor

Editado: 01.11.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.