Juegos Peligrosos

XXV: Pasados

Me inquieta el sueño que tuve. ¿Qué tiene que ver Benjamín en todo este asunto? Pues, nada. ¿Y entonces?
Quisiera creer que no es verdad pero él trabajaba para lo juegos.
Nunca me cayó bien. Desde que lo vi, expresaba las cosas con otras intenciones no sé si buenas o malas, pero siempre expresaba eso, y a mí me incomodaba bastante. Por más que sus ojos negros resaltaban demasiado —porque es bien pálido y de cabello rubio—, él seguía siendo una persona fría y por lo que según me enteré de otros jugadores se interesaba bastante en mí. Yo paso, gracias, o mejor dicho, de nada.

—Bueno, ya sale nuestro vuelo —nos mira tenso Agar, y lo puedo entender.

En cualquier momento pueden venir a buscarnos y ahí sí que no tendríamos más salida. Sería nuestro fin.

—Agar... —él me mira, y yo me atrevo hacer la pregunta que me ha estado dando vueltas—. ¿Qué sucedió con Owen?

—No lo matamos —dice rápido.

—Y yo quería... —hago una mueca de disgusto, Sonia me mira sorprendida y Agar asiente.

Enserio, si lo hubiéramos matado, sería mejor... ¡¿Ay que me está pasando?!

—Yo también quería, pero no se pudo —mueve impaciente su bolso azul.

—¿Por qué? —sé que es una locura lo que digo y pregunto pero...

—Iba a ser más sospechoso y nos hubieran encontrado antes de salir del pueblo —mira a Sonia y pone los ojos en blanco.

Hay algo de que me estoy perdiendo... sé que hablaron en el camino mientras yo dormía, en un momento, antes de despertar al todo, los escuché, decían sobre qué iba a pasar conmigo por el hecho de la universidad, he dejado mis estudios pero según ellos que me aceptarán de nuevo a donde iríamos y tranquila iba a terminar mi carrera...
Me preocupa mi carrera, es cierto, y les agradezco por eso.
Pero también hablaron de otra cosa, era justamente de Owen. Sonia no paraba de regañarlo por lo que lo habían dejado así. Y no pude seguir escuchando más porque el sueño me había reclamado otra vez.

—Jana —miro a Sonia que está a mi izquierda—. ¿Por qué de la nada empezaste a dudar de nuestro escape?

Eso es otra cosa que quiero intentar convencerme.

—Porque... en realidad —llevo mis manos hacia la espalda y muevo los dedos nerviosa—, yo creía que estaba mal porque sí... no estaba segura...

—Jana, te calmas —Agar me sostiene de las muñecas separando algo a la fuerza mis dedos, sabe de mi tic nervioso —. Toma aire y explica bien.

Hago caso. Intento tranquilizarme y decirles pero algo capta mi atención detrás de Sonia. En las puertas del aeropuerto viene Owen y otros más.

—Porque tenía miedo de que llegara a pasar eso —señalo a la puerta.

Dan vuelta para ver y en segundos palidecen. ¡Ay! No creí que iban a reaccionar así... tampoco es para tanto... bueno... intentó matarme, así que sí.

—Corran —agarramos nuestras cosas y, a medias, nos vamos disimulando hacia donde hay que abordar—. A la derecha, ¡a la derecha!

Seguimos a Agar lo que más podemos, él va rápido y no se da cuenta de nosotras que intentamos seguir su paso.
Vemos que hay una fila para poder entrar pero tenemos suerte, una familia numerosa acaba de entrar, o sea que nos toca.
Menos mal que al entrar Agar nos hizo llevar las valijas para que ya fuesen en camino al avión.

—Que tengan buen viaje —nos dice la rubia teñida y totalmente de plástico, que se come con la mirada a Agar y le habla en tono meloso—. Señor.

—¡Yo primero! —Sonia se dio cuenta de mi mirada de incomodidad, y sé que ahora hará su papel de chica caprichosa pero a la vez ganadora—. ¡Ni se te ocurra Feder!

—Parece que alguien no tiene modales —dice con voz aguda la recién salida de cirugía plástica.

Para en seco Sonia y la mira arrogante. —Habló la muñeca que se come al marido de mi amiga que está detrás de él.

La plástica —quiero decir, la azafata—, me mira con burla de arriba a bajo y su mirada se detiene en mi mano.

—No tiene ningún anillo —frunce el ceño.

—¡Eso a ti que te importa! —tira de Agar y luego de mí—. ¡Plástica!

¡Jaque Mate!

En todo el caminito para entrar en el avión, los tres íbamos callados, pero justo a uno se le dio por abrir la boca.

—No hacía falta que hicieras eso —le regaña a Sonia.

¡¿WHAT?! ¡¿Y A ESTE QUÉ LE PICÓ DE NUEVO?!

—¿Disculpa? —ahora soy yo la que me meto—. ¿La estás defendiendo?

—¿Algún problema? —me dice con voz neutral y su mirada igual.

—...sigan lo que hacían, no dije nada —susurro mirando a la ventanilla.

—Agar, deja de ser estúpido y cierra la boca, cansas.

—Gracias Sonia —la miro de reojo y me sonríe tensa.

 

"Hace frío, y mucho. Es raro, estamos en verano.

Observo lo que traigo y es distinta la ropa a la que llevaba, ahora tengo una pollera negra que llega hasta el piso y es bien larga para atrás, tengo una remera también de color negro y lo inusual es que estoy descalza justo parada en algo mojado.

¡Ash!

Todo se aclara dejándome ver que estoy en la sala de alguna casa y lo que piso es... ¡Sangre!

—Un camino es el correcto, pero a la vez será tu peor pesadilla...

Miro a todas partes intentando ver dónde está y de quién es esa voz susurrante y tenebrosa.

—Dos caminos son los incorrectos, pero perderás la oportunidad...

Todo cambia y estoy en un camino que sigue mojado. Ahora ya es todo silencio, no se escucha más que las pisadas mías tratando de evadir la sangre que hay. Aunque esto parece un camino sin fin. Todo parece un camino sin fin.

A medida que avanzo, la sangre va disminuyendo en el camino. No me da tanta impresión, es como si estuviera acostumbrada. Terrorífico. Así lo siento.

—Tres caminos son tus opciones, elegir será tu alivio, pero a la vez tendrás un enemigo...

La voz sigue siendo un susurro, no me deja distinguir bien.

¿Estoy sola?, no. Alguien está siguiendome y para algo malo se que es y yo no sé en dónde más buscar una salida.



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En el texto hay: peligros, reglas, verdades ocultas

Editado: 11.02.2021

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