Juegos Peligrosos

Nuevo Comienzo

Narrador Omnisciente:

Con el corazón roto, los nervios y la rabia que llevaba; la ayudaron a bajar del escenario para que pueda ir a reunirse con su nuevo jefe, quien la compró.

¿Por qué ofrecían tanto dinero por ella, qué defecto le había encontrado su comprador?
Se repetía una y otra vez que ella no era un objeto, que iba a conseguir su libertad si hacía todo lo que este le ordenara o tal vez no.

¿Cómo conseguiré mi libertad entonces?

Le dieron una valija con ropa y algunas otras cosas como pasaporte y nueva documentación por si debía salir del país y correr para que la ley no la encontrara, porque aunque no quisiera admitirlo en voz alta, ella también estaba metida en este lío y también debía escapar.

Al llegar al estacionamiento subterráneo del edificio, observó que habían varios hombres con trajes negros y al lado de varios autos de alta gama. Pero le llamó más la atención el que estaba apoyado en uno de los autos principales, era alto de tez blanca con un buen físico, cabello rubio claro y ojos mieles. Ella lo analizó y pensó varias veces dónde había visto a ese hombre.

¿Ariel? No. Es mi imaginación...

Y no, no era su imaginación, era realmente él, su mejor amigo de la infancia.

Éste la miró atónito. No la había visto bien de cerca, creía que ella era otra mujer más que se metía en esas cosas por interés o a saber por qué motivos estaba ahí. La observó bien, había cambiado mucho. Más hermosa desde esa última vez que la vió antes de irse de su país natal, porque desde que se metió en esos negocios, tuvo que escapar de muchos lugares y nunca estaba tanto tiempo en un mismo lado.

—¿Carla? —preguntó titubeante al acercarse más a ella.

—¿Ariel? —preguntó de la misma manera.

Ninguno de los dos podía creer lo que estaban viendo. Al final, cumplieron sus palabras pero lamentablemente no de la forma que esperaban.

Jana corrió y lo abrazó fuerte. Eso es lo que necesitaba, un abrazo de alguien que quería... Se alejó rápido de él. A lo mejor está haciendo un mal. ¿Y si él cambió?, de seguro.

—¿Qué sucede? —intentó acercarse a ella pero Jana volvió a retroceder.

¿Cómo debía confiar si cuando lo hacía algo malo sucedía?

—Te explicaré cuando lleguemos... debemos irnos —volvió a tomar esa postura derecha y dura.

Se odió más al hacer eso, veía como ella transmitía más terror desde que la vió para comprarla.

Entraron al primer auto y los demás hacían lo mismo con los otros autos.

Tensión había entre ellos, y era de esperarse, tantos años y este reencuentro desagradable... A lo mejor haría una vuelta a la historia.

 

 

Seguían pasando más chicas pero a él no le interesaba, estaba perdido. Es como si le hubieran pegado estando consciente de la situación. Sus palabras se repetían una y otra vez.

Fui un estúpido... me dejé pisar por ese sentimiento. Rompí la primera regla.

Ahora sus pensamientos lo atormentan, a parte de lo que dijo Jana antes de irse.

—Parece que hay algunos que todavía no están satisfechos —con burla hablaba el presentador al ver que habían unos cinco postores que no ofrecían nada.

Agar volvió a prestar atención, y la que se aproximó, era la indicada.

—Perla Hawkins. Joven, hermosa, muy curiosa —él sólo la veía sin prestar atención de lo que decían de ella—. Motivo: Sumisa.

No le importaba nada en absoluto. La quería e iba a hacer lo necesario.

—Comenzamos con doscientos mil —cuatro postores miraron a otra parte desinteresados, pero uno miraba fijo a la chica.

—¡Doscientos setenta mil! —gritó. Los otros lo miraron como si estuviera loco.

—¿Alguien ofrece más? —negaron el resto, así que decidió dar por cerrado el negocio—. ¡¡¡VENDIDA!!!

Vendida...

Lo hicieron pasar para otra parte así esperaba a que trajeran la chica.

Sonia seguro que lo iba a reprochar por gastar tanto dinero porque se supone que lo que habían juntado es para el proyecto planeado desde hace mucho tiempo.
Aunque con esta nueva chica, Perla, iba a sacar un gran provecho. Ella era sumisa, así que no le iba a costar mucho.

Después de un largo rato, fueron al departamento. Ayudaron a que la chica acomodara sus cosas pero no iba a estar por mucho ahí, ya tenían la primera misión para ella.

—¡¿ESTÁS DEMENTE O QUÉ?! —gritaba caminando de un lado a otro—. ¿CÓMO PUDISTE DEJAR PASAR ESO?

Agar se encogió de hombros restándole importancia al escándalo que Sonia estaba comenzando.

—¡SE QUE NO TE IMPORTA UNA MIERDA PERO POR FAVOR DI ALGO AL RESPECTO! —lo miró con súplica y nervios. 

—Deja de gritar y de hacer un gran escándalo, Sonia —toma un gran trago de agua y vuelve a hablar—. No pensaba dejarla del todo.

Toma aire y habla sin gritar. —¿Ahora eres masoquista o qué?

—No sabemos a dónde se la llevarán. Pero debemos estar atentos por Vanessa —sonrió al nombrarla y ver el cambio de postura de Sonia.

—¿Y esa perra qué tiene que ver en este asunto? —preguntó incrédula.

—Ella es muy buena rastreando personas. Nosotros seguiremos a Vanessa, y ella seguirá a Jana. ¡Fácil!

—¡Aaahh claaarooo! —aplaude sonriendo falsamente—. ¿Esa es tu estúpida idea? ¡¿ES ENSERIO?!

—Sí Sonia y por favor deja de gritar porque los vecinos se van a quejar mucho de nosotros y a la primera que mandaré al frente, serás vos.

—¡Me importa un carajo! —exclama ya cabreada.

—¡Qué hermoso vocabulario! —ríe negando.

—¿Cuál es tu plan con esa pobre chica? —vuelve a acercarse mirándolo atenta e intrigada.

—Como dije, seguiremos a Jana. Así que la enviaremos al pueblo.

—¿Qué? ¿Por qué? —retrocede como si la hubieran pegado para despertar de su impresión.

—Por las dudas.

Algo le decía que habrá un gran reencuentro en ese lugar, no sólo por su antiguo colega, Owen, sino porque iban a volver personas que se alejaron con el pensamiento de que los juegos realmente habían terminado, pero no, ni ellos mismos se lo creían cuando se fueron del pueblo con intenciones de comenzar desde cero sus vidas. 



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En el texto hay: peligros, reglas, verdades ocultas

Editado: 11.02.2021

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