Juegos Peligrosos

VI: Temor

Sí, temor es lo que puedo decir lo que siento ahora.

Hemos terminado de "jugar" a esos juegos de mesas.

Gané solo en tres de ellos. Hice mi mayor esfuerzo pero nunca sabes que sucederá.

Me siento un poco tonta hacer esto, pero por las dudas lo hago igual.

Ahora estamos en una fila esperando a que vean nuestros resultados, aunque a mí no me interese mucho esto... es la vida de muchos la que está en juego, y la mía se incluye también.

—Por favor mantengan el orden, se controlará a todos, no se preocupen —aclara la chica la cuál no sabemos su nombre y ni siquiera se ha sacado la máscara en todo el momento.

A muchos no se los ve preocupados hasta a Owen que está a dos personas delante mío.

Esto me preocupa y las ganas de salir corriendo crecen aún más, pero sé que si hago eso, en un abrir y cerrar de ojos estaré muerta o eliminada como dicen ellos.

Separan en dos grupo a los que les van mostrando sus puntos. En uno, los que tienen más de seis puntos, en el otro, los que tienen menos de cinco puntos.

Se va el que tenía delante mío. Ahora es mi turno.

Estoy por mostrar mis puntos cuando aparece alguien detrás de la chica.

Creo que es un hombre, tiene una máscara negra con bordes naranjas.

Le hace una seña a ella y se mueve, ahora es él, el que está delante mío.

Me da miedo. ¿Qué quiere?, ¿qué hará?

Sigue mirándome hasta que hace su primer movimiento, me ofrece su mano.

Pues no lo aceptaré, no se qué me hará, no puedo confiar en nadie aquí, ni sé si puedo confiar en mí misma. Puedo estar loca demás pero siempre hay que ser precavido.

Ve que no cedo y baja la mano. Niega retrocediendo hasta irse.

¿Qué quería ese?

Al final me pusieron en el segundo grupo por el hecho de mi poco puntaje.

—Felicidades a todos por haber participado, todos han estado muy bien. El primer grupo pasarán a una sala y el segundo a otra, con lo que harán será el final del primer nivel. Así que suerte —que voz más irritante la de esa chica, por favor.

Nos llevan a otra sala los de mi grupo.

Muchos no les interesa lo que pasa... pero es que a mi me tiene un poco sacada. ¿Cómo es que están tan animados si no hace unas horas atrás, mataron delante de nosotros a otros que vinieron también? ¡Esto se pasa!

Estoy alejada de todos ellos que conversan animadamente. No estoy de humor y tampoco quiero relacionarme con muchos. Quiero escapar, pero sin que nadie sepa o haga que me maten. Si logro eso, lo más probable es que me vaya de este pueblo y otra vez empezar mi vida. Ya me estaba gustando este lugar pero siempre debe haber ese algo que es el motivo por el cuál no nos gusta y debemos tomar otro rumbo.

Un poco injusto, pero así son las cosas.

Entra la misma chica con otra, esta tiene máscara roja oscura, es castaña y sus ojos son negros, muy negros. Tiene ese aspecto intimidante y frío, pero yo no me voy a inmutar por eso.

—Bueno chicos, ustedes antes de pasar al siguiente nivel, tendrán que hacer algo más. Ahí —señala una puerta detrás suyo—, es donde pasarán los jugadores que se los llame.

—Jugador 75 —ahora habla la otra chica, su voz suena muy firme y tranquila, con un leve acento francés—. Ya seguiré llamando.

Los veo entrar, una vez que se cierra la puerta, la mayoría empiezan a murmurar sobre de qué será para lo que nos llamarán.

—Esto me es extraño, ¿no crees? —doy vuelta y miro a Owen.

—Si, no sé. ¿Por qué preguntas? —no debo confiar en nadie.

—Todos actúan como si no ha pasado nada al principio.

—Tal vez —debo sonar muy seca pero no quiero saber nada de nada con nadie.

—¿Cómo te sientes con esto? —me mira tranquilo y podría decir que hasta parece feliz.

—Muy preguntón te has vuelto, ¿no crees? —lo miro seria y le devuelvo su pregunta.

—Sólo quería saber. Veo que esto ha bajado tu humor. Después hablamos mejor —se aleja de mi y se une con otros para hablar.

Después... si es que habrá un después.

No sé que me sucede pero... en fin, si no me tranquilizo voy a explotar.

Camino por la sala, encuentro una pequeña ventana que está en un rincón. Me acerco con cuidado y la abro, pero lamentablemente, no puedo salir por esta. Tiene rejas blancas que impiden casi ver afuera.

—Maldición —me apoyo en el costado y me quedo observando el bosque mientras entra aire fresco que hace calmar mis ansiedad.

No puedo creer que en un bonito lugar; en un principio se ve de una manera y después de otra. Como cambian las cosas, y aveces cambian como nosotros nunca nos hemos imaginado.

Pasa el rato y llaman una, otra y otra vez a los jugadores. Hasta que escucho.

—Jugadora 31 —no me muevo ni la miro—. Jugadora 31.

Que se vaya por favor...

—Jugadora 31, Jana.

De reojo veo que me empiezan a mirar algunos, esperando a que vaya.

Debo ir... no. No lo haré. Pero si quiero salir de aquí... no me queda otra que seguir su juego. Suerte la mía.

—Aquí —puedo ver la furia de la chica, pero cambia su expresión a una seria.

—Venga, ahora —con pasos temerosos pero firmes a la vez entro a la otra salita que está iluminada por una lámpara arriba de la mesa—. Tome asiento.

—No gracias... —niego un poco tímida.

—Tome asiento, es una orden —de mala gana me dejo caer en la silla del otro lado de la mesa—. Bien.

No, no está nada bien. 

—Hable.

—Así que tienes actitud.

—Diga qué quiere —presiono más y manteniéndome alerta.

Parece que recuperé mi valor.

—Calla. Escucha lo que diré, solo será una simple pregunta —asiento suspirando frustrada—. ¿Cómo has pasado los juegos?

¿Es enserio? ¡Ash por favor!

—Conteste —mandona, y por un momento la creí no tan mala como los demás.

—Bien —y no miento—, exepto por mis nervios...

—¿Nervios? —se inclina interesada—. Explique.

—Nerviosa porque... no sabía cómo haría todo esto y aparte de que si me iba a acostumbrar a mis compañeros o no —casi meto la pata.



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En el texto hay: peligros, reglas, verdades ocultas

Editado: 11.02.2021

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