Juegos Peligrosos

VIII: Problemas

De camino a la universidad, no paro de pensar lo que sucedió el fin de semana. Todo ha sido rápido, y sin darme cuenta, ya es lunes.

Mi otro pensamiento es el sueño que tuve cuando iba en el auto de Agar. Más que un sueño, un recuerdo.

¿Por qué ha empezado otra vez esos recuerdos? Me han atormentado bastante, y no quiero nuevamente que suceda lo mismo. Me costó mucho poder olvidarlo.
Me juré que nunca más me hará sentir mal esos recuerdos, que solo debo tratar de ignorarlos, pero es difícil cuando sientes que la culpa es tuya.

En la mañana he tratado de evitar a la mayoría y al resto que viene a este lugar porque he visto a muchos de los que fueron a esa "fiesta".

Y siguen actuando normal, algo les han hecho o algo traman.

Wow, creo que tendría que dejar de imaginar mucho o me volveré más loca.

Me quedo nuevamente en la biblioteca, esperando a que pase el tiempo para volver a clases, y mientras tanto, trato de llegar a alguna respuesta de todo esto.
Si bien es una pregunta que engloba su totalidad del tema, y el problema es que... no hay lógica en las posibles objeciones.

Quizás sea un poco temprano, quizás deba esperar más para poder llegar a donde quiero, o mejor dicho, llegar a donde se debe. A la respuesta correcta.

Aprovecho y me levanto para ir a buscar un libro y entretenerme. Todos son de estudios, parece no haber alguno que sea como una pequeña distracción.

Paro mi caminata por los pasillos de la enorme biblioteca de la universidad, y retrocedo. Cuando veo otra vez el libro que está acostado en el quinto estante principal de la séptima fila, es el mismo que está en la biblioteca que trabajo. ¿Cómo sé?, porque yo lo coloqué en el lugar donde debía estar.

Tomo el libro, y sí, es pesado y grande. Abro la tapa y leo su género: Suspenso.

No me llamó la atención esa vez, pero ahora sí.

Vuelvo al lugar en donde estaba, dejo el libro arriba de la mesa y lo observo bien.
¿Por qué me llamó la atención este?, muy rara vez me sucede, pero de verdad siento que me atrae y mucho.

Un misterio sin fin.

Abro el libro para poder empezar a leer, está con un poco de polvo así que trato de limpiarlo así logro ver algo.

Justo escucho el timbre para el regreso de clases.

—Te llevaré conmigo —guardo el libro en mi cartera y salgo de la biblioteca escapándose de la bibliotecaria que de igual modo no se la veía cerca.

Tal vez no lo pude empezar a leer, pero nada impedirá que lo lea. Debo saber el motivo por el que me atrae ese libro.

Camino rápido por los pasillos de la universidad, debo llegar temprano a clases. Camino sin prestar atención a los demás, no me gusta verlos porque seguro que me van a pedir algo.

Soy reconocida aquí por dos motivos. Primero porque sigo siendo la nueva del pueblo —como me lo recalcó Agar—. Segundo porque soy una de las alumnas con mayor promedio de la universidad. Siempre me piden algo, no es que no quiera ayudarlos, con gusto lo hago. La causa es que a veces cansa de que cinco o seis más vengan y me pidan al mismo tiempo ayuda, yo también tengo una vida, yo también tengo cosas que hacer.

Miro distraída a todas partes mientras estoy llegando a mi salón.
Observo que algunos corren a sus clases también, otros estudian en algunas esquinas, algunas parejas... se pasan de cariñosos y a otros cuatro con máscaras que parecen buscar algo...

Esperen... ¿Máscaras?

Paro y los veo bien. No puede ser, son ellos, están aquí. Parecen que buscan a alguien, uno pasa ignorandome, otro se queda mirándome y los otros dos se van a otra parte.

Con la respiración agitada y pasos temblorosos, retomo mi camino a clases.
Sigo sintiendo su mirada detrás mío, es como si pesara, me molesta. No lo aguanto, miro atrás y ya no está.

¿Lo habré imaginado?, no lo creo. No me sentiría tan mal como ahora.

De la nada siento la gran falta de aire y lo último que siento, es el golpe que en mi brazo izquierdo recibe...

 

Sonia:

Eres la próxima...

No sé por qué dije eso, ¿por qué lo hice?, ¿para protegerla?, eso es lo menos que puedo hacer.

Yo no soy así, pero Jana está despertando una parte que me prometí a mí misma que no lo haría de nuevo.

Ya hice daño, bastante diría yo, y no lo quiero hacer más.

Jana me hace recordar a ella, Leila.

Ella era nueva también, fue mi amiga por un tiempo hasta que...

 

"—¿No me crees? —dijo mirándome ansiosa—. Pues debes hacerlo.

—Estoy... un poco sorprendida —le sonrío nerviosa.

—No me crees. Dilo.

—Si te creo, Leila. Solo que me dejaste sorprendida no más.

Esto de verdad se pasa. Está embarazada de él... y yo desde que era adolescente mendigaba un poco de su amor y ahora sale con esto.

Duele, y mucho.

¿Qué defecto tengo?

Será el porque estoy dentro de eso. ¿Enserio?

—Debo decirle, aunque no sé cómo.

—Pues... yo...

—Iré a verlo mañana. Iré a la fiesta que me invitó y mientras hablamos le diré.

—¡No! —me mira confundida por mi alteración—, quiero... quiero decir que no. Es mejor que esperes más.

—No puedo ocultarle esto, tiene derecho a saberlo, Sonia —me reprocha y su mirada es de obviedad.

No sé cuántas veces decirle que no.

Primero intenté alejarla de él, después sobre la invitación a la fiesta que le hizo.

Fue lo primero que le dije que no hiciera pero hizo caso omiso el muy cabeza dura.

Después de la noticia que me dijo, se va a su casa y yo no sé que hacer.

¿Lo llamo?, mejor no. ¿Voy a verlo?, tampoco.

¿Entonces qué hago?

—¿Desde cuándo te preocupas por los demás, Sonia? —suena confundido y a la vez parece que se burla de mí.

Es verdad, no me importa nadie y ahora me está importando la vida de ella.



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En el texto hay: peligros, reglas, verdades ocultas

Editado: 11.02.2021

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