Salgo de mi shock y corro hacia ellos, pero alguien sostiene mi brazo con fuerza y me pega a la pared.
Suelto un quejido de dolor por el golpe en mi espalda. —¿Qué crees...?
Callo al ver que uno de la máscara está delante mío. Maldición... espero que no vengan por lo que les debo.
—Si es por el pago, dile que pronto se lo daré —coloca la punta de un cuchillo grande sobre mi cuello—. Lo... lo prometo... sólo unos días... más.
¡Sonia por favor!, debo tranquilizarme, si me muestro así va a ser peor pero no puedo evitarlo.
Tapa mi boca con su mano y aprovecha de pasar el filo por mi cuello. ¡AHG! ¡Si que duele!
—Si te mueves será peor —pasa un dedo por la herida, el calor de su dedo me quema, arde—. ¿Unos días más? Sonia estarás eliminada y... ya sabes. Nos hemos conocido desde que empezamos, por favor no lo arruines.
Ajá, como si le creyera mucho a este... maldito que también se jodió la vida como yo.
Me suelta y se va.
A escondidas voy al baño, me veo al espejo y chillo al ver lo que hizo. Mi cuello tiene una gran línea desde lo que va la papada hasta cerca de mi hombro. La camisa agua verde que llevo puesta se mancha con la sangre que cae, rápidamente limpio la herida con agua fría y papel higiénico (es lo único que hay aquí). Una vez que logro controlar esto, abro mi bolso sacando una polera negra para reemplazarla ya que mi camisa se arruinó. Bendito sea el momento que metí esto aquí.
Ya he pasado por estas clases de cosas y las resolví, pero esta no creo.
Sólo queda una cosa...
De: Sonia
Espere un poco más y le llevaré lo que pide.
Por favor que me de tiempo.
Suena mi teléfono y veo que respondió mi mensaje.
De: Jefe
Habrá un cambio. Vas a pagarme pero será un tipo de pago... muy diferente.
Te propongo algo, Sonia. Te espero donde siempre.
Espero que no sea tan malo, pero espero cumplirlo, es mi última oportunidad...
Narra Jana:
Parpadeo varias veces hasta que mi vista se acostumbra a la luz blanca que hay.
Siento mi cuerpo adormecido, murmullos nada claros, un leve sumbido en mis oídos y más el dolor de cabeza. Es horrible.
—¿Por qué estoy así?
—¿Jana?... Jana —logro ver bien y el que aparece delante de mí, es el que menos quería encontrarme—. ¿Te sientes bien?
—Contigo aquí, no —digo sintiendo amargura en mi boca.
—Entonces lo estás —levanto una ceja mirándolo seria.
—Con vos Agar... —no sé.
Me observa confundido, parece buscar respuestas en mi rostro pero... ni yo las tengo.
Con él me siento.... No tengo idea.
Volví a clases después de lo que sucedió. Tendría que irme a mi casa a descansar pero... hoy es último día de clases normales, a partir de mañana se rinden los exámenes finales.
Lo que quedó del día, no vi a los demás.
Agar desapareció después de que me acompañó a clases. Owen también se fue, y de Sonia no se nada tampoco.
Eso es lo que quería, que no aparecieran, pero me siento así de extraña como me sentí últimamente, como si en verdad quisiera que estuvieran aquí, conmigo.
Debo estar loca, más de lo que estoy.
Tuve que llamar al trabajo para informar de que me siento mal... aunque estoy un poco delicada, no lo niego, pero debo estudiar para toda esta semana.
Así que a penas salí de la universidad, a mi casa fui.
Por ahora tendré que concentrarme en lo más importante, estudiar.
Días después...
La semana pesada terminó, por fin estaba libre... libre de estudiar mucho.
Me quedo sentada en el piso del balcón leyendo un poco, con mi taza de café a un lado mío y con mi pijama simple de cuadros blancos y amarillos. Dejé mi cabello tomado en una cola de caballo alta... pero sabiendo que mi pelo es pesado y más que es largo, se desarmará pronto. En fin, mi momento favorito.
Ya ha pasado una semana de los juegos, no han vuelto a aparecer esas personas con máscaras, solo el lunes cuando tuve ese pequeño desmayo y nada más.
Dejo de leer al pensar en esos juegos. Estoy llena de preguntas, estoy intrigada, con miedo, ansiedad, llena de...
Curiosidad...
Entre las barandas, dirijo mi mirada al camino que conduce al bosque.
Este pueblo esconde muchos secretos, pero el más grande, es el de ese bosque con todas esas personas adineradas que viven ahí.
Esto parece una película de terror, en un segundo pasa todo. ¡Y así pasó todo aquí!
Me levanto yendo adentro buscando mi cuaderno de notas y una lapicera.
—Veamos... Primero la actitud de Agar... luego la de Sonia —anoto sus nombres y todo lo que hicieron—, también... bueno, cuando empezó los juegos, las actitudes de esas personas con máscaras...
No puedo llegar a un punto. Me falta más información.
Termino colocando en el medio un signo de pregunta y flechas desde los que anoté que señala a este y hago un círculo remarcandolo con rojo.
Mira a alguna parte sin punto fijo, pensativa. Hasta que...
¡El pueblo, eso es!
Si voy allá y soy muy cuidadosa, puedo preguntar a alguien que capaz sepa sobre eso. ¿Pero a quién?
¿Quién?
El sonido de la puerta abrirse me saca de mis pensamientos. Me acerco despacio pero no hay nadie, la puerta está entreabierta.
Tocan mi brazo pero soy más rápida, doy vuelta, con una mano agarro su brazo torciendo lo más que puedo, y con la otra, su cuello para empujandolo a la pared.
—¿Por qué entraste así? ¡Estás loco!
—Buena técnica —aprieto un poco más y me sorprende que no le haga efecto el que esté apretando su cuello o no querrá demostrarlo porque solo ríe—. Ya puedes soltarme, linda Jana.
—No me digas así, te lo he dicho —lo suelto pero me mantengo pegada a él estando alerta—. ¿Por qué entraste así?, ¿por qué no avisaste?
Editado: 11.02.2021