Juegos Peligrosos

XII: Respuestas

Mmm... desde que lo vi en la mañana, tengo una pregunta que no me deja de dar vueltas: ¿Se puede un poco romper las reglas o normas?
Bueno, en realidad no estoy segura si está dentro de eso, porque según la "regla importante", es la única que más o menos dice sobre lo que es relacionarse con los colaboradores o demás jugadores.

¡Ja! Claro, otra pregunta se acaba de producir mi cabeza. ¡Qué genia!

Primero: me cae bien Benjamín. Aunque no lo crean, me cae bien ese loco... algo me llama la atención de él, y voy a descubrir qué es.

Segundo: no sé definir bien lo que siento por Agar.

¿Puedo ser amigo de Benjamín?

¿Podré algún día definir lo que siento por Agar?

¡Otra más!

¿Puedo relacionarme con los colaboradores del juego?

Tres preguntas, ¡tres preguntas malditas!, que no puedo obtener respuestas de esas.

—Jugadora 31, por favor —salgo de mis pensamientos al escuchar que me llaman—. Vamos, ahora.

Miro confundida a uno de la máscara que me llama. ¿Para qué me llama? Y como si leyera mentes, me responde.

—Tienen que ir a decidir sobre el siguiente nivel —sigo sin entenderlo, pero lo sigo.

Él, el otro capitán (que ni sé su nombre pero es el jugador 4), y yo, nos vamos hacia el jardín nuevamente.

No tengo la menor idea de qué hora es pero cuando salimos ya es de noche, una noche bastante fría y más que em donde estamos es un bosque, peor.

—Han visto que hubo un bastante progreso en los jugadores, eso nos alegra mucho —si claro, como no—, pero ahora quedan ustedes.

Lo miramos confundido, hace que nos quedemos parados a mitad del jardín.
Llegan otros cuatro colaboradores más y hacen lo mismo que él, se quedan a observarnos.

No sé ustedes pero, ¡por favor, esto es desesperante!

Sólo nos miran, en silencio, total silencio. Lo que sí puedo saber es que en sus ojos se reflejan lo que están sintiendo y parecen bien divertidos con esto.

Ya pasaron 15 minutos (sí, los cuento porque no hay otra cosa que hacer), aún seguimos en la misma posición, si siguen así, juro que les digo algo...

—Aquí están —los colaboradores abren paso a otro hombre, este se ve alguien mayor, tiene máscara blanca—. Por fin los conozco.

Hay algo en el que no me inspira confianza, bueno, en realidad nadie es de confianza aquí, pero con él es diferente.
Lo que si siento es que parece cercano a mí, como si con su sola presencia; ya nos hemos visto o conocido y por eso siento esa... familiaridad.

—Ella —vuelvo a prestar atención por su voz ronca y fría, dos colaboradores me sostienen de los brazos—. Llévenla a la oficina.

El otro capitán me mira confuso y a la vez alterado.
A penas entramos, escuchamos el disparo.

Otra muerte.

Jugador eliminado.

¿Entonces me salvé? ¿Cómo y por qué yo?

¿Tendrán almas estas personas?, porque lo que veo, ni sé siquiera si son personas.

Llegamos, al parecer, a una oficina. Uno de los colaboradores me quita el collar que tenía el número y me identificaba como jugadora.
Entra el hombre de máscara blanca y también entra Agar y Benjamín. ¿Y ellos por qué?

—Me has llamado mucho la atención —una vez que se sienta detrás de su escritorio, hace seña a los demás y se van, dejándonos a nosotros cuatro en esta oficina neutra y oscura—, y también has sido buena jugadora, aunque tus puntos parecen decir lo contrario.

—No lo entiendo —me señala la silla que tiene en frente, niego y me mantengo firme y atenta—. Estoy bien, gracias.

—Como quieras —pone los ojos en blanco y sigue hablando—. A lo que voy es, seguirás en el juego, pero no como jugadora. Tendrás que aceptar esta nueva parte tuya aunque ya es parte tuya desde que entraste aquí.

Si se refiere que me arruiné la vida por haber llegado, entonces creo que voy entendiendo.

—Jana Steff —entrelaza sus dedos y se inclina un poco hacia adelante apoyándose en el escritorio—, eres oficialmente parte de esto, de este juego, del peligro.

—¿No lo era desde que entré? —creo que no capté al final.

—Sí. Pero como jugadora nada más. Ahora serás una nueva integrante de esto, serás una colaboradora.

¡¿Qué qué?!

Claro, si antes me arruiné la vida, ahora acabo de firmar mi muerte de primera clase. ¿Algo más me debe pasar?

—Y yo lamentablemente me retiro del mando —observo a Agar y a Benjamín que han quedado sin palabras—, por eso los he llamado.

Hay algo que me estoy perdiendo y... me confunde. ¿Ese hombre es el jefe del juego? Bueno, era.

—Agar Feder —pasa hacia adelante, le quita la máscara y le entrega otra blanca—, el mando es tuyo, debes de asumir esto y no falles.

"Debes de asumir esto..."

Suena lejano eso, como si fuera desde hace mucho tiempo.

—Benjamín Richer —me da la espalda mientras avanza a él, se quita la máscara y le da una negra con bordes naranja, como la que usaba Agar.

—Gracias, señor —responde Benjamín con una leve inclinación, aunque se ve disgustado. 

—Y por último, Jana Steff —me entrega una caja pequeña de color violeta, la abro y veo que es un antifaz negro pero a la vez con tela de encaje gris—. Si me permites.

La saca de la caja, me rodea y coloca el antifaz.

—Oficialmente eres una más del juego —susurra en mi oído y un escalofrío recorre por todo mi cuerpo—. Mucha suerte.

Después de que él firmara unos papeles, se retiró de la oficina. 
Un silencio bastante tenso y algo incómodo inunda todo el lugar.

No sé si hablar o esperar, ¿qué hacer?

Carraspea Agar llamando nuestra atención, se sienta detrás del escritorio y nos observa tranquilo. —Como ya ven, este es el nuevo papel de cada uno. Por lo tanto, pido discreción hacia los demás.

—Es lo que menos hay en este lugar —respondo con burla, es una realidad lo que digo.

—Benjamín —este lo mira con odio pero acata su orden— vete y cubre lo que corresponde.

—Sí... señor —dice entredientes algo enojado y sale dando un portazo.



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En el texto hay: peligros, reglas, verdades ocultas

Editado: 11.02.2021

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