Juegos Prohibidos

Capítulo 3

Una sensación extraña me invade en el momento en que entro a Blake's y aún más al encontrar solamente personal de trabajo de ambos turnos reunidos, quienes rodean a papá, haciéndolo parecer aún más curioso. ¡Oh no! Mi cerebro hace sus teorías rápido.

 

—¿Qué es lo que pasa? — los ojos oscuros de mi padre se posan en mí

 

—Necesitamos conversar chiquita.

 

Lo sigo a su oficina en afonía. Papá toma lugar sobre el escritorio, lo veo curiosa a varios pasos de distancia, permanece con expresión seria y en silencio durante varios minutos donde no sé ni que imaginarme. Mis nervios a flor de piel matándome, con un miedo a preguntar nuevamente, con mucho temor por la respuesta que vaya a darme ¿Está enfermo? ¿Es eso?

 

—Cariño, voy a irme sin rodeos, sé que te gustan las cosas claras y directas. Lo que sucede es que el banco nos va a quitar Blake's si no cancelamos una deuda pendiente.

 

El tiempo parece detenerse para mí en el mismo momento en que papá lo dice. No deseando más nada que me digan la mentira que es esto o una especie de broma, despertar de la pesadilla de una buena vez. Veo absolutamente todos los momentos vividos aquí, pasar frente a mis ojos, crecí aquí. Es mi hogar, el recuerdo de mi madre. No pueden quitarme una de las pocas cosas que compartí con mi madre. Aquí es mi todo. Acomodo con desespero mi cabello tomando al mismo tiempo respiraciones a bocanadas

 

—¿Cuánto dinero necesitamos?

 

Logro decir con nudo en la garganta y mis mejillas humedecidas, tratando de ser positiva. Papá me envuelve en un abrazo fraternal… será una mala respuesta, lo sé de inmediato.

 

—No debes preocuparte mi niña, ya me estoy encargando — me separo un poco para verle a los ojos, haciendo un mohín

 

—Estamos en esto juntos, así que dime ¿Cuánto dinero?

 

Suelta una respiración cansada sabiendo que no me conformaré hasta que me lo diga. Soy terca. Lo dice con suma lentitud, la cifra es gigante, cada músculo en mi cuerpo se tensa con la cantada de ceros que debemos pagar ¿Cómo conseguiremos semejante cantidad de dinero? ¡Con qué alma! ¡No somos ricos! Apenas sobrevivimos, no lo lograremos, perderé Blake's. 

 

Negando e ignorando a papá, salgo gimoteando como niña pequeña del local, escapando de quienes intentan detenerme en el camino. Lloró por qué es lo único que tengo. Lloro porque aunque busque soluciones no hay alguna que me ayude a conseguir esa cantidad. Y me niego a entregar algo mío… algo por lo que trabajaron hasta el cansancio por sacar a flote.

 

Voy al estacionamiento, una combinación entre tristeza y rabia me atraviesa recordando que he llegado andando por qué mi auto está donde el mecánico. Me cubro el rostro, dejando caer mi bolso al suelo, llorando como nunca. Me duele ser una inútil.

 

¿Qué se supone que voy a hacer? Estoy perdida, no podré arreglar este problema. No puedo quedarme de brazos cruzados tampoco, tengo que realizar cualquier cosa para solucionar este problema, tengo que ser fuerte, no perderé por nada del mundo Blake's, debo conseguir el dinero sea como sea.

 

—¿Ava Kylie?

 

Alguien dice mi nombre a lo lejos, no logro ver con claridad por las lágrimas cuando quito mis manos. Odio un poco que alguien me esté viendo así, pero de verdad me dolía para tratar de engañar a alguien.

 

—¿Por qué lloras Liee?

 

—¿Liee? — pregunto tontamente

 

—Sí, Liee. De Kylie solo he añadido otra “E”

 

Sonrió apenas antes de volver a partirme en llanto. Soy una llorona, lo sé. Es que es realmente importante para mí ese restaurante. Abre sus brazos para que lo abrase, me acerco despacio, pero tropiezo con el maldito bolso que había dejado caer, antes de que caiga y me lleve el golpe de mi vida, toma mi cintura pegándome a él de manera firme, sostengo con fuerza su camiseta llorando en su pecho ¿Por qué siento tanta confianza en ti, Matt? Si apenas lo conozco. Sí, con costo sé cómo te llamas.

 

—Cuándo te tranquilices querida Liee ¿Me aceptas un helado? Así me cuentas qué ha sucedido para que esta bella chica esté llorando.

 

Asiento, aferrándome un poco más a él.

 

+++

 

El timbre de casa hace eco por el silencio que habita en el lugar. Estaba sola, envuelta en la miseria. Arrastro mis pies desde la sala hacia la entrada para abrir la puerta, me encuentro con Adalyn y Joss ambas muy despampanantes, demasiado para mis ojos sensibles y llorones.

 

—¡Ava Kylie! — la ojiazul me abraza dulcemente — ¿No irás con nosotros?

 

—¿A dónde?

 

Diego aparece antes de obtener alguna respuesta por parte de las chicas, un escalofrío me recorre cuando pide hablar a solas conmigo, lo guío a la cocina que es el lugar más tranquilo y perfecto por si necesito escapar si intenta asesinarme o algo por el estilo, no olvido a lo que se dedican y pienso que es bueno que lo tenga presente, siempre. Quizás ya no quieren ser mis amigos y como sé la verdad se desacera de mí. Mi mente divaga entre las millones de opciones por las que querría hablar conmigo.



#4422 en Novela romántica
#1244 en Chick lit

En el texto hay: mentiras, amor, dinero

Editado: 26.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.