Me dejó caer en la grada de la cabaña, abrazo mis rodillas, escondiendo mi rostro cansada ¿Por qué las cosas están sucediendo de esta forma? Mi vida se tornó tan dramática, peligrosa y prohibida. Y Ryan la volvió peor, él que aprecio sin esperarlo, que cambio todo con su dulce mirada; a pesar de todo entre nosotros siempre existirá ese abismo que lo vuelve tan prohibido como tentador. Matt, no me ayuda con lo que hace. Suspiro, jalando de mis cabellos. Además ¿Por qué ha metido a Andrien? Con él todo es diferente no tiene por qué meterlo en este paquete. Ni siquiera sabía cómo se enteró de nuestro beso.
— Liee… —me incorporo rápidamente, encontrándome así con Joss y Dan, este último evita mi mirada, una sensación de tristeza se instala en mi al ver que hasta quien se ha convertido en un excelente amigo está molesto sin razón — ¿Qué haces aquí?
— Necesitaba aire fresco — respondo a la pelinegra y vuelvo a buscar los ojos de Dan — ¿Podemos hablar Evans? — digo ya cansada de esta situación, asiente distraído, se apoya en las barandas cuando Jasmine nos deja solos.
En ningún momento me mira, dudo en que decir, las palabras no son mi fuerte, pero quiero arreglar esta mierda de desacuerdos que tengo con todos, así que lo que hago es acercarme y abrazarlo. Se tensa, sé que lo he tomado por sorpresa a pesar de que Daniel me conoce muy bien. Es con quien más he pasado tiempo aquí.
— Sabes que te has convertido en mi mejor amigo — no dice nada ante lo que he dicho lo cual solo es la verdad porque él ha estado ahí alegrándome la existencia, apoyándome, ahora que Adalyn tiene sus propios problemas, él es quien me ha escuchado, donde deposito mi confianza — No quiero que estemos así, te necesito — lo escucho suspirar antes de quitar mis brazos de su alrededor, sorprendida por su reacción me abrazo a mí misma, temblando un poco ¿No soy lo mismo para él acaso? Soy una tarada abriéndome de este modo.
— Liee pequeña no te pongas así — toma mis manos entre las suyas con dulzura, con Dan puedo dejar ese muro de chica fuerte, por lo que las ganas de llorar no las retengo; enseguida me abraza y en su pecho es donde termino desahogándome, tomo fuerte su sudadera, no queriendo que me deje.
Permanecemos varios minutos así, unas risillas son las que hacen que nos separemos; limpio mi rostro volviendo a ver hacia la oscuridad de donde proceden las risas, conforme se acercan se logra ver que trata de Adalyn sobre la espalda de Brayden, ya para nadie es sorpresa el amor entre ambos.
— ¡Hey! Chicos ¿Qué hacen fuera? ¿Aun no comienza la reunión? — niego.
Brayden despeina mi cabello y el de Dan, cuando pasa hacia el interior de la cabaña, Adalyn se queda unos segundos para invitarme a su casa a lo cual me niego porque quiero ver a papá, terminamos haciendo plan para que duerma en mi casa algún día. Cuando la rubia entra, vuelvo mi atención a Dan haciendo un mohín, que provoca que toque la punta de mi nariz divertido
— Tengo algo para ti, y así recuerdes que estaré siempre — del bolsillo de sus vaqueros saca un brazalete plateado, cuando lo deja en mi mano logro apreciar nuestras iniciales, lo cual me encanta, sé lo hago saber abrazándolo una vez más, mis brazos y piernas a su alrededor.
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Camino por la acera rumbo a la estación, con la esperanza de poder ver a Andrien en esta mañana. En mi mente recordando la expresión de desconcierto de mi padre ante las estudiantes que llegaron a buscarme, al parecer las mentiras también se han convertido parte de mí, y eso me enfada, antes no existía las mentiras entre nosotros, recordándome lo mucho que he cambiado y sigo cambiando. Un solo propósito a cambio absolutamente todo.
— Ava Kylie — me detengo de golpe, volteando hacia el auto azul que no había visto por ir perdida en mis pensamientos; el vidrio baja dejando ver a un castaño que me hace sonreír, Ryan — ¿A dónde vas?
— Voy a visitar a Andrien — digo con tranquilidad sabiendo la tensión que causa en él ese nombre
— ¿Quieres un aventón? — me encojo de hombros restándole importancia, pero el diablo sabe que aceptaría cualquier cosa que él me ofreciera. Término en el asiento de copiloto — Quería hablar contigo desde la otra vez — vuelvo a verlo ¿Por qué tiene que ser tan caliente? Con una mano en el volante y la otra en la ventana, tan relajado lo hace tan malditamente caliente. Sus ojos únicos se conectan microsegundos con los míos ¡Y esa puta mirada! Me hace derretirme en mi sitio
— Puede sonarte un tanto cliché lo que diré, pero es la verdad — toma aire antes de continuar, presto atención a cada movimiento — Siempre creí que era una tontería, que no necesitaba alguien en mi vida, pero tu… tu llegaste, me hiciste querer perderme en un laberinto contigo… — el auto se detiene al igual que sus palabras, y me hace falta aire en los pulmones, no recuerdo saber que padecía de asma — Quiero que me prometas que pase lo que pase me dejaras seguir enamorándome de ti