Juegos Prohibidos

Capítulo 17

El sonido de los zapatos contra el suelo haciendo eco, es el único que se escucha mientras camino por el extenso pasillo solitario de McGastón, no hay nadie desde hace aproximadamente 20 minutos. Yo permanezco en las instalaciones para darle una de mis exquisitas visitas a mi queridísimo rector Ian Spencer. El tono de mensaje de mi teléfono suena fuerte en este momento; para ver de quien trata tomo asiento en el suelo, apoyándome en la pared con mi bolso a lado, agotada. Pero aun así sonrió al ver el mensaje.

 

[RYAN: No olvides que dije lo poco que me importaba ser tu amante. Así que te espero en el estacionamiento de Blake´s]

 

Descanso mi cabeza en la pared, cerrando los ojos, condenado Ryan Collins ¿Cómo le haces para hacerme sonreír con un simple mensaje? ¡Aceleras mi corazón de una manera! Como no, si sus ojos, su sonrisa son imposibles de contenerse, así jamás podré alejarlo.

 

La expresión de su rostro ayer se repite una y otra y otra vez en mi mente, tras las palabras de Sean sobre su hermana, tan triste al escuchar la mentira de que se suicidó, lo que una supuesta autopsia y el lugar donde el cuerpo fue hallado revelo, pero yo sé la verdad. No puedo escapar ni de la culpa ni de los juegos prohibidos en lo que me he metido con él.

 

Suelto un suspiro incorporándome, recordándome que soy Liee, y debo seguir con lo que estoy, lamentarme no me llevara a nada, lo hecho, hecho esta. Sacudo mi falda, me detengo al escuchar risas, rápidamente tomo mi bolso y me escondo en un aula, no necesito que alguien me vea. Dejo la puerta entreabierta para poder ver de qué trata

 

—…lo que te haría

 

— ¡Pervertido!

 

Un chico castaño besa a nadie más ni nada menos que Jason Spencer, eso me toma por sorpresa, evitando reírme me las arreglo para grabarlos dándose amor conformen se alejan por el pasillo. Cuando desaparecen salgo, una sonrisa malvada en mis labios, la idea perfecta para terminar con esto ha llegado a mi mente, gracias, Jason me has puesto las cosas aún más fáciles. Corro a la oficina del rector, asomo mi cabeza por esta y efectivamente la secretaria ya se ha marchado, entro a la vez que saco del bolso un USB que Joss ha hecho especialmente para mí, lo inserto en el ordenador. Con eso listo entro a donde se encuentra Ian, su mirada gema de inmediato se posa en mi

 

— Señorita Connelly ¿Qué hace aun en el instituto?

 

— Ian Spencer tengo un trato que ofrecerle

 

— No voy a aceptar ningún trato con usted señorita — se incorpora, camino con sensualidad hacia él, se aleja y carcajeo, me siento en su silla con las piernas abiertas, debajo un conjunto de lencería negro que me elegí especialmente para él, aunque intenta no verme lo hace

 

— Es un trato al que no podrás negarte — busco en mi teléfono el video que he grabado hace instantes para mostrárselo, sus ojos se oscurecen en rabia

 

— ¿Qué es lo que quieres? — guardo el móvil, sonriendo me incorporo

 

— Quiero…te quiero a ti, hazme tuya — jadeo cuando quita con enfado todo lo que se encuentra sobre su escritorio

 

—Eres tentadoramente prohibida, no puedo follarte aquí — hago un puchero subiendo sobre el escritorio, gateando hacia él

 

— Lo deseas tanto como yo — ronroneo, niega haciéndose el terco, bajo del escritorio para jugar mi última carta que me queda — No te obligare, pero no te quejes cuando tu hijo este por todos lados.

 

Suelto un pequeño grito ahogado cuando en dos pasos esta frente a mí, tomándome por la cintura para sentarme en el escritorio, me es inevitable reír cuando me besa mi cuello con desespero, quitando mis prendas con salvajismo, quito su corbata y saco, me arqueo porque sabe dónde tocarme, sus caricias tan experimentadas, una de sus grandes manos presiona mi garganta haciéndome retorcerme, va a quitar mis bragas conmigo rogando que lo haga cuando la puerta se abre de golpe

 

— ¡¿QUE PUTAS PAPÁ?! — Ian se aparta acomodando sus prendas, rápidamente me coloco las mías sin olvidar mi expresión de vergüenza que no siento para nada, esto era todo lo que necesitaba

 

— Hijo esto no es lo que tú crees…déjame explicarte…— una risa amarga sale del moreno

 

— ¡¿No es lo que parece?! Claro, no te follas a la única chica que me atraía — muerdo mi labio evitando celebrar en victoria.

 

+++

 

Una sencilla remera azul y Jeans son mi atuendo para salir esta linda noche. Bajo las escaleras guardando el teléfono en el bolsillo, encuentro a papá de frente. 

 



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En el texto hay: mentiras, amor, dinero

Editado: 26.01.2023

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