El tiempo es como una estrella fugaz, así decía mi madre. Y ahora lo entiendo vi cómo se me pasaron tres semanas ante mí, donde todo se había vuelto más formal con Ómar, ya no todo sucedía entre las paredes de su oficina. Mi padre había regresado a casa y justo ahora me encontrada en el jardín trasero junto a él, disfrutando del aire libre con mi cabeza apoyada en su hombro, agradeciendo tenerlo junto a mí. El teléfono inicia a sonar en la mesa, pero lo ignoro queriendo seguir así, siendo Ava Kylie simplemente, la de antes que no tenía ningún secreto ningún misterio
— Voy a tomar una siesta, estoy algo cansado — quiero replicar por qué sé que es para que conteste
— ¿Necesitas algo? — niega besando mi cabeza.
Cuando se pierde en el interior de casa tomo mi teléfono, en la pantalla aparece el nombre de Daniel ¿Qué habrá querido? Ojalá no sea por una tontera que este llamando. Espero unos minutos que vuelva a llamar, pero como no lo hace subo a mi habitación por una ducha, posiblemente daño mi momento de paz solo para joder la vida. Una remera sencilla, short y la chaqueta de cuero negro que no utilizo desde hace mucho son mis compañeros este día, el teléfono vuelve a sonar en lo que estoy colocándome los zapatos
— ¿Hola? — sostengo el teléfono con mi cabeza y hombro para continuar con lo mío
— ¡Liee! Por fin contestas ¿En dónde demonios estas? — habla desesperado, lo grita prácticamente
— Alto ahí Dan… estoy en casa por el momento, iré a visitar a Andrien — me quedo hablado sola por que cuelga, le doy una mala mirada al teléfono ¿Qué diablos le pasa? Ya me las pagara este pendejo hoy está peor que nunca de insoportable, termino de arreglarme dejando a Dan para más tarde.
Tomando un gorrito de lana me despido de papá. Estoy guardando las llaves cuando un auto frena en seco frente a casa, derrapa en la vía…
— ¡SUBE!
Obedezco conociendo una faceta nueva del loco de Daniel, asustada de la actitud viéndole con desconfianza apenas, con costo me da tiempo de colocarme el cinturón cuando acelera. Como que la gente se está volviendo más loca últimamente. Me aferro a mi sitio ante la velocidad
— ¿Quieres decirme que diablos te pasa Evans? — digo enojada con la situación
— Brayden y Adalyn están grave en el hospital
¡¿Qué?! Esto no puede ser verdad, mi rubia no. Comprendo su locura y me vuelvo peor en pánico. ¿Un accidente? No puede ser. Fue demasiada la tranquilidad con la que pase. Algo sucecedería ¡Mierda! Pero ¿Por qué a mi rubia?
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No sé cómo le hago para llegar hasta donde se encuentra Joss de cabello rosa y abrazarla, en la cabeza los cientos de recuerdos con Adalyn, desde cómo nos conocimos por una foto, todas las risas, lagrimas que vivos juntas. Parte de mi vida normal tenía que ver con Adalyn. Golpearía a Brayden por no haber cuidado de ambos.
— ¿Cómo están? ¿Hay noticias? — me separo para verle a sus preciosos ojos azules
— Adalyn está estable, pero gorrito…— se parte en llanto y Dan la toma entre sus brazos mientras me dejo caer en una de las sillas, suspirado porque ella este bien, pero temblando por Brayden… él tiene que estar bien, es un Evans y los Evans son fuertes. Tampoco está solo. El imperio Evans es una familia y no estaría completa sin él.
Minutos después me atrevo a preguntar lo sucedido, Lillian continua en silencio en un rincón y Dan me ignora, Joss es quien se acercan con su móvil en mano mostrándome un video de mala calidad donde se observa la situación. Primero el castaño ahorcando a la rubia y luego otra toma donde Brayden no hace nada por quitarse del camino de un auto que lo levanta por los aires. Me tenso con cada imagen frente a mis ojos, derramando las lágrimas que retenía. Maldita sea hay muchas cosas sucediendo en poco tiempo y ninguna buena. Es mucho incluso para los Evans.
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Camino a través del bosque, en la fría noche, con los ojos hinchados y rojos seguramente de tonto llorar o de poco dormir, siendo el desastre que siempre he sido. Subo el pequeño escalón para abrir la puerta de la cabaña, atravesándola noto en los sofás a Lillian acurrucada en Matt, una punzada en mi corazón viendo tan adorable escena, siendo envidia de no poder tener a alguien en quien hacer lo mismo, pero estoy feliz de ver como ellos pueden sonreír en la tormenta del caos.
— Liee — Matt con expresión preocupada se acerca a mí, limpio bajo mis ojos dándole una sonrisa
—Hola… solo venia por algo de la habitación