No podíamos ver el final del túnel de la misma forma que no puedes observar donde termina el mar cuando estás en la orilla, solo visualizas como la naturaleza juega con tu mente haciéndote creer que se une con el cielo.
A los lados de aquel drenaje había dos caminos de concreto que estaban separados uno del otro por el rio del desagüe. Decidimos ir por la derecha con la esperanza de conseguir una salida, saltamos y caímos en el sendero mientras apretábamos nuestra nariz por el olor a carne podrida.
Luego de un rato caminando nos percatamos que no muy lejos de donde estábamos había algo, sin embargo, por la distancia no lográbamos distinguir que era. Mantenía la esperanza de que no fuera una de las criaturas, pero me equivoqué.
Estando cerca de la bestia nos ocultamos detrás de unos tubos grandes que salían de la pared y se escondían de nuevo en el piso, dado que nos reguardamos pude notar que ese monstruo no era igual a los otros. Este parecía ser ciego porque su cara era plana y destacaban sus fosas nasales como dos enormes agujeros, sus dientes se asemejaban a la dentadura de un tiburón que sobresale de su boca.
La criatura estaba comiendo una pierna que debió sacar del agua pestilente y la observábamos mientras pensábamos en una idea para evadirla sin que nos atacara.
Miré fijándome que cerca había una puerta y más atrás un conducto del drenaje que expulsaba agua, esta recorría la pared luego pasaba por el piso e iba a dar a la cloaca. También estaba una silla de metal un poco oxidada.
Caminamos poco a poco y de puntillas para llegar a la puerta, halaba el pomo, pero esta no abría. Nos fuimos al plan b, Mario caminó delante y yo me apoyé en sus muslos para alcanzar el conducto. Sin embargo, debido al agua babosa que expulsaba, mis manos se resbalaron y caí sobre él.
La silla estaba cerca de modo que al caer al suelo la tumbamos y produjo ruido en el eco del túnel. En consecuencia, la criatura volteó lanzándose sobre nosotros, tomando a Mario lo lanzó fuera de aquel lugar casi arrojándolo al rio del drenaje, recuerdo ver la punta de sus dedos sosteniéndose del borde.
Luego agarró a Sonia de las piernas y la arrastraba, yo tomé la silla y la choqué contra el piso para que la dejara en paz. Entonces aquella cosa puso toda su atención en mí, me atacó y yo la golpeaba.
De todas formas, era inútil porque me acorraló y en ese instante solo intentaba que sus dientes no me alcanzaran, como pude logré meter en su boca uno de los tubos de la silla, pero aun así sentía que mis fuerzan se estaban acabando, la criatura ganaba ventaja sobre mí y se acercaba cada vez más.
Sonia estaba inconsciente y Mario luchaba por sostenerse, en ese instante escuché como la puerta se abrió y unos disparos fueron dirigidos a la criatura.
El monstruo cayó muerto al suelo así que giré mi cabeza para ver quien había disparado. Era un militar, lo observé de pies a cabezas, pero no hubo tiempo para decirle nada porque corrí a ayudar a Mario. Le extendí mis brazos y lo ayudé a subir, luego fuimos donde Sonia que permanecía inconsciente.
El militar caminó y se quedó de pie frente a nosotros.
Mi pecho se movía hacía arriba y abajo —¿Quién eres?
Acomodó el arma en su espalda —no vengo a hacerles daño, quiero ayudarlos —puso la mano en su pecho —me llamo Arthur Wilson.
—¿Ayudarnos? —fruncía el ceño —dudo mucho que esa sea tu intención.
Movía las manos —sé que es difícil que confíen —alzaba las cejas —pero bien pueden discutirlo o aprovechar el tiempo antes de que esas cosas vengan —señaló a lo lejos y criaturas de las ciegas venían caminando y chocando unas con otras.
Entre los dos cargamos a Sonia y seguimos a ese militar hasta la puerta por donde salió, al entrar él le pasó seguro. Caminábamos con prisa para no perderle el paso, cruzamos distintos pasillos y llegamos a una habitación que parecía una enfermería.
Recostamos a Sonia en una camilla que estaba pegada a la pared. Arthur se dirigió hacia un refrigerador que estaba en una esquina e inclinándose sacó unos emparedados y gaseosas que nos arrojó. Mis manos temblaban abriendo la bolsa del sándwich y cuando di la primera mordida movía mi mandíbula con lentitud para saborearlo.
Abrí la lata de gaseosa y bebí un sorbo mientras Arthur nos señalaba un baño en la esquina. Mario y yo compartimos una mirada, y entendí que debía ir primero.
Ya en el cuarto de baño me lavé la cara y las manos y tomé una toalla que colgaba en la pared para secarme. Luego fui de nuevo a donde estaban los chicos y me di cuenta que Sonia había despertado y se encontraba sentada en la camilla sobando su cabeza.
Peinando mi cabello con las manos observaba al militar —¿Cómo supiste que estábamos en esa alcantarilla?
Bufó —el general Cooper me lo dijo.
Me crucé de brazos y alcé una ceja —¿y cómo supo eso el “general”?
Torcía los labios —observó por las cámaras de seguridad el momento en que los habían sacado de la habitación —asentía —yo tuve que investigar hasta que fui a dar con el cuarto a donde los llevaron, quería sacarlos de allí pero cuando llegué solo vi a Brad muerto en el suelo y el rejado del alcantarillado retirado. Fue sentido común saber que estarían en el drenaje principal —hizo una pausa —lo que no entiendo fue lo que pasó con Brad ¿podrían contarme?
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Editado: 20.10.2022