Jueves

Epílogo

 

Mi nombre no importa, mi edad tampoco, lo que importa es lo que paso en ese tiempo, en esos tres meses que lo conocí, que lo pude ver, es increíble como el toparte con una persona puede cambiar pequeños aspectos de la vida, estaba trabajando para ser diseñadora de modas, me gustaba crear ropa para los demás, pero increíblemente no tenía un gran gusto para mí misma.

Recuerdo preocuparme por mi futuro constantemente, recuerdo hacer las cosas para eso, para asegurar un futuro, lo cual, no está mal, el problema fue que no me permitía avanzar, y  que vivía en el futuro, en lugar de disfrutar las cosas que tenía, como las tazas de café, o darme un baño, caminar por la calle, arriesgarme a salir más para conocer y vivir más, me hubiera encantado hacer eso, pero si hubo alguien que me hizo disfrutar mis mañanas, de Lunes a Viernes, a las 7:30 que salía el tren, se convirtió en mi parte favorita, encontrarme con el chico de los ojos verdes, eso me hacía vivir en el presente, eso me dio inspiración, gracias a esos pequeños encuentros me sentía más feliz, ahora miro todo y sonrió, tuve una buena vida a pesar de todo, y lo único que quiero es que las personas que miro desde acá logren el equilibrio que yo nunca tuve, que vivan, que se arriesguen, está bien.

Miro nuevamente y sonrió feliz, La Oreja de Van Gogh le dio un final a mi historia, y creo que de verdad sintieron lo que yo sentí, porque acertaron, en casi todo, le hecho una última mirada y camino de regreso hacía el lugar.

—Chica de los ojos negros— sí, es él.




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