¿jugamos?

Ven conmigo... (Precuela) Parte 1

Seis años antes...

La vida a veces nos puede dar sorpresas, eventos a los que suele atribuirseles cierto misticismo, cosas que creemos una fuerza superior creó o hizo que pasase en un determinado momento, justo para que nosotros las viviesemos o tomasemos posesión de los mismos. Lo solemos llamar de muchas formas, suerte, casualidad... destino. A veces favorable para algunos y miserable para otros, pero de todos los eventos y caminos posibles, siempre hay uno que resulta especialmente trágico. No por el momento en sí mismo, sino por lo que ocurre después. Y aunque pensemos que lo peor ya ha acabado, aunque sintámos ese vacío que produce la pena y el dolor, aunque ya estemos hechos ceniza, debemos recordar siempre que la muerte en muchos casos es el comienzo de una nueva etapa de la vida...

Un pequeño niño de camiseta rayada mirába a través de la ventana de la camioneta en la que se encontraba, una lujosa Kia del año. Los oscuros vidrios se encontraban arriba y el aire acondicionado estaba en funcionamiento, creando así un ambiente aislado del exterior. Veía deslizarse poco a poco las gotitas de lluvia que se deslizaban por fuera del cristal hasta llegar al borde de la ventana, algunas simplemente se estancaban creando pequeños cúmulos de agua con formas irregulares.

Acompañándolo al otro lado del asiento trasero estaba su hermano mayor observando la ventana opuesta con la cabeza apoyada sobre su mano de forma pensativa y silenciosa, sin prestar atención a las personas dentro del vehículo, se encontraba profundamente ensimismado. Su madre conducía algo incómoda por lo hinchado de su abdomen, que poseía producto de los siete meses de embarazo que llevaba. En la radio sonaba una balada suave a la que ninguno de los tripulantes del vehículo le estaba prestando mucha atención  pero servía de mucho para aminorar el tenso ambiente que se sentía.

El pequeño Sebastian, de casi ocho años de edad mirába espectánte a su hermano Víctor, que para ese entonces, no era más que un muchacho de once años, con los típicos problemas de un jovencito que entra en la pre adolescencia, aparte de eso tenía que lidiar con el divorcio de sus padres, cosa que consumía sus pensamientos. Su fino rostro se veía afectado por alguna que otra espinilla, que de vez en cuando, osaba aparecer en sus mejillas o frente sin previo aviso, pero aquello no quitaba que a pesar de ello fuese bastante atractivo, su piel era pálida, cabello castaño semi revuelto y ojos marrones echando a miel. Su hemano pequeño en cambio, gozaba de un rostro más redondo y limpio, tez más morena y ojos color miel tan claros que parecían amarillos, pero quitándo eso a un lado, el parecido  de ambos hermanos a primera vista era completamente innegable. 

La madre de los chicos, llamada Mercedes,se había divorciado recientemente de su marido. Para su desgracia una  noche en la que su ex esposo se estaba duchando, dejó su teléfono sin clave y justo en ese momento, recibió un mensaje de un número el cual no estaba registrado, que abrió con cierta duda, lo menos que quería era discutir con quien más amaba después de sus hijos. Más sin embargo, se decidió a echarle un ojo para verificar de quién se trataba. Lo que leyó abrió sus ojos a toda una vida de mentiras. Las palabras exactas de aquel mensaje jamás se borrarían de su retina y mucho menos de su corazón. Se quedarían clavadas como una espina en su corazón: "Amor por favor trae pan y mayonesa, los niños quieren sandwiches para desayunar mañana y se acabó la mayonesa. Te Amo..." 

Esa fue la peor noche de su vida, la noche en la que descubrió que su esposo, con el que llevaba veinte años casada, con el que tenía dos niños y del que estaba embarazada, mantenía una doble vida con otra mujer y hasta tenía hijos con ella. Las discusiones no se hicieron esperar. Se sentía dolída y engañada, hasta que como era de esperarse, todo terminó en un divorcio súbito en el que no dio tregua. Nunca supo cómo explicárselo a Víctor y a Sebastian, no quería que pasasen por todo aquel sufrimiento, pero al momento del divorcio, no tuvo más remedio que hacerlo.

Víctor no podía creerlo, se negaba a hacerlo, él y su padre tenían una conexión especial. Sebastián en cambio, era más apegado a su madre en todos los sentidos y aunque también le dolía inmensamente lo ocurrido lo sobrellevaba mejor que su hermano. 

A raíz de la separación, Mercedes tuvo que aplicar a buscar un nuevo trabajo en el que le pagaran más, no quería recibir ni un centimo de aquel bastardo y se alegró aún más cuando le informó que se marchaba a otro país a "trabajar" o eso le dijo a los niños días antes de su partida, pero Mercedes no era tonta, ella sabía perfectamente las verdaderas intenciones de aquel hombre. Reunirse con su mujer y su otra familia, lo sabía perfectamente, pero no lo iba a detener en lo más mínimo, ni siquiera lo quería cerca. Sentía una gran pena por sus hijos pero prefería criarlos ella sola que tener cerca a ese intento fallido de padre. Además de cambiar de trabajo, tuvo que mudar a su familia a una casa más pequeña, una que requiriese menos gastos. Aunque pareciese fuerte, Mercedes estaba agotada tanto física como mental y emocionalmente. Su trabajo le consumía mucho tiempo, solo llegaba a la casa a descansar, estaba un rato con sus hijos, preparaba la cena y después de que acostara a sus hijos y les diera las buenas noches caía rendida en la cama. Miro de reojo a sus hijos por el retrovisor por un segundo, ellos hacían que todo su trabajo y agotamiento valiese la pena. Todo lo valía por ellos. 

La mujer de cabellos rubios estacionó el vehículo a las afueras del garage de una casa pequeña de dos plantas color celeste hecha de madera. Apagó el motor y miró a través del retrovisor a sus hijos nuevamente. Sebastián jugaba con un balón de futbol y Víctor seguía en la misma posición en la que se había puesto desde que lo había pasado a buscar por el colegio. A pesar de que se encontraban en el mismo barrio donde quedaba su antigua casa y que no estaba tan lejos de sus amigos, el castaño se manifestaba descontento con los arrasadores cambios que se presentaban. 



#75 en Terror
#663 en Thriller
#232 en Suspenso

En el texto hay: misterio, historiacorta, juegosdiabolicos

Editado: 01.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.