Jugar a ser Dios

Capítulo 12

A ese tipo quería matar. O mejor dicho, a ese tipo con el que había vivido todo, con el que había compartido todo. Me sentí una basura. Pero cada vez que venía a mi mente la imagen de Juan penetrando a Cecilia una y otra vez me llenaba de ira, de resentimiento y de sed de venganza.

Y se habían hecho las cuatro de la mañana. Le mandé un mensaje a Kruzat sin la esperanza de que me conteste.

- Mañana le llevo la plata y los datos de mi amigo. Ya me decidí.

Seguí dando vueltas en la cama. Seguía pensando en Juan. Debería hablar con él para ver si podría convencerme y así echarme atrás con mi decisión de vengarme, mi decisión errada de vengarme.

Me dormí un par de horas. Me desperté más tranquilo, me bañe y Jazmín me preparó el desayuno, cuando fui a la cocina también estaba papá, leyendo el diario. Me preguntó cómo me había ido en mi primer día de trabajo, sin ser muy detallista le dije que bien, le describí más o menos los personajes que había conocido y solo sonrió, conocía a todos, o casi todos.

Me fui al ministerio con el auto que me habían asignado, en el viaje recordé que no llevaba la plata para Krusat, igual quería hablar con Juan...

Llegué al ministerio, y me instalé en mi box, desde ahí lo llamé a Juan...

- Hola Juan

- Sí... ¡¡Edy!!!

- Si.

- ¿Cómo andas. loco?

- Todo bien... tengo ganas de verte amigo.

- Cuando quieras, te da para almorzar, vos donde estás.

- Te estoy llamando desde el ministerio del interior, estoy trabajando acá desde ayer...

- Ah, como tu viejo.

Cuando me dijo eso, recordé los momentos vividos, Juan conocía a mi familia desde hacia años, siempre se comportó bien conmigo, sacando ese desliz con Cecilia que me estaba comiendo vivo la carne.

- Si, como el viejo... te parece en Corrientes y Cerrito.

- Me parece perfecto.

La mañana fue mucho más tranquila que la de ayer, el ministro llegó a una hora razonable, en buen estado, las secretarias estaban tranquilas, Krusat casi no me habló, y Calino menos.

Al mediodía me fui a mi encuentro con Juan. Llegué unos minutos antes, lo esperé en la esquina, y cuando al rato lo divisé, pensé que era muy loco que la vida de ese hombre que alguna vez fue mi amigo, mi confidente, dependiera de mi, dependiera de si yo quería o no que siga viviendo. Lo vi venir con su típica ropa de hippie demodé, esa ropa artesanal que sale tanto o más que la ropa de esos ejecutivos que la gente como él vive criticando.

- ¡¡¡ Edy !!!

Debo ser honesto, no lo note falso, pero, si no era falso ¿Por qué hizo lo que hizo? Teniendo miles de mujeres a su alcance, tuvo que acostarse con la mia.

- Hola Juancito.

Use el diminutivo a propósito... estaba en mis manos su vida, por hipócrita, por falso, por traicionero, ya me estaba arrepintiendo de no haber traído la plata para Krusat...

- ¿Cómo van tus cosas Juan?

- Bien muy bien, dando clases en sociales, sigo en el partido, saliendo con alguna cachorra, ja, lo mismo de siempre Edy pero con mas experiencia.

Saliendo con alguna cachorra, esa frase me perforó el tímpano, el corazón, el alma. La verdad no lo reconocía, no podía entender su actitud, recordaba nuestros momentos juntos, de chicos, jugando a la pelota en la plaza del barrio, nuestras salidas juntos ya de adolescentes, las chicas con las que salimos, las travesuras, robarle la fruta a la verdulería de la esquina, no lo reconocía, y lo peor yo no me reconocía, yo lo quería muerto.

Recordé las noches que estando yo con Ceci, se apersonaba en casa y se ponía a hablar de política, y siempre la que entraba en esa era ella, yo le daba bola hasta que ya se ponía denso y no daba el brazo a torcer, yo me cansaba y me iba a dormir, y se quedaban ellos en el living, yo en esos momentos jamás imagine que podían cagarme, pero lo hicieron, Y ahora me preguntaba si en alguna de esas noches había pasado algo, se habrían seducido mutuamente... si... evidentemente si, y cada vez pensaba más en Krusat. Si se hubieran enamorado lo hubiese comprendido más, pero como dijo Ceci, solo sexo, solo sexo, y esa frase repiqueteaba en mi cabeza una y otra vez, sentía que esa frase era como una pelota que rebotaba en las paredes internas de mi cráneo como si fueran frontones. Pero en realidad si se hubieran enamorado no lo hubiera entendido un carajo, no podía engañarme.

Lo recordaba cuando era fue el simpático del grupo, el ganador. Siempre se compraba a todo el mundo, simpatía pura, seducción pura. Pensé en preguntarle directamente lo de Ceci, pero no lo hice, un amigo eso lo cuenta directamente, el no lo hice, su sentencia de muerte estaba en mis manos.

- ¿Cuándo vas a sentar cabeza?

-Cuando encuentre una mina que sea el 10 % de Ceci.

Y... fue directo... me pegó donde más me dolía, y en ese momento firmó su sentencia de muerte.

- Hay muchas como Ceci...

- No te creas, Edy, no te creas...

Empecé a dudar de la veracidad de lo que me dijo mi novia, no podía creer que Juan, mi amigo Juan, me hubiera traicionado... y fui hasta el hueso.



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En el texto hay: romance accion y drama

Editado: 28.02.2018

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