- Está todo bien, no se pongan mal. Clotilde, vos tranquila. Vos Jazmín, vení conmigo al jardín.
La tome de la mano y me la apretó fuertemente, le temblaba todo el cuerpo, puedo asegurar que le temblaban todas las células de su cuerpo, la abracé, la abracé bien fuerte, tiritaba, tenía un miedo que jamás había conocido en ninguna persona. Su mirada me recordaba a la mirada de esos animales que se encuentra con una cazador y solo esperan el balazo de esa cobarde escopeta el medio de la cabeza.
- Jazmín, ya está tranquilizate- tomándola fuertemente de su brazo izquierdo -
Se puso a llorar, como una niña (en realidad era una niña, que creció de golpe por los golpes de la vida) Me abrazó, sin decir palabra me dio la gran responsabilidad de comprometerme a cuidarla de todo aquello que podía dañarla, yo tácitamente tomé esa responsabilidad. La noche era cálida, estuvimos abrazados un largo rato, sin decir una palabra, como lo sabía y lo dije antes, Jazmín era una chica muy inteligente.
Esa noche, Jazmín durmió conmigo, esta vez fue legalizado, le avisé a papá y a Clotilde, pero solamente dormimos, en realidad hablamos bastante hasta quedar muertos del sueño. Jazmín estaba preocupada por mí, por papá, por Clotilde, por todo, se daba cuenta que estábamos en un pantanal y que sería difícil salir ilesos o que era prácticamente imposible.
- ¿En que te metiste Edy?
- En nada.
- No me tomes por tonta, te lo pregunto porque te quiero, no reprochándotelo.
- No sé, este Krusat no sé qué quiere, pero no puedo hacer nada, ellos tienen el poder, son el poder.
- Entonces renunciá a ese trabajo ya mismo.
- No esta tan fácil, no es tan fácil.
- Yo te quiero mucho y no quiero que te pase nada malo.
Esa confesión me estremeció "yo te quiero mucho", me hizo erizar los vellos de todo el cuerpo, Jazmín se había convertido en algo más que sexo salvaje, era la mujer que más me quería sobre la tierra, y yo también la quería mucho.
Estos días me pasaron cosas extrañas, ajenas a mi naturaleza. Se mezclaban la realidad y la fantasía, la mentira y la verdad. No tenía demasiado claro en que lugar estaban las cosas. El asesinato de Juan me había perturbado demasiado, el asalto en casa, las muertes de los asaltantes en manos de Krusat. Me tenía podrido este tipo, se creia totalmente impune. El otro día pensé (o soñé) en matarlo. Y tengo ganas de que se haga realidad, obviamente no debo dejar rastro alguno. Imaginé muchas maneras de matarlo, de un tiro, de una puñalada, pisándolo con el auto, arrojándolo por un balcón, pero ninguna me parecía la adecuada, tal vez envenenarlo sería la mejor opción. Ya no le creía nada, ni si quiera su enfermedad, se lo veía muy saludable para ser alguien que estaba a pasos de la muerte. Si, lo voy a envenenar, y no se lo voy a comentar a nadie, ni si quiera a Ceci, ni a Jazmín. A papá menos, debería invitarlo a casa una noche de estas, y envenenarlo.
Deseaba hacer un trabajo prolijo, tenía que ser perfecto, no quería pasar el resto de mi vida en una celda. Menos por un tipo como Krusat, que debería estar preso o muerto, es un asesino profesional, un asesino estatal como tantos otros. Tenía que comprar un libro medicina, de cirugía más precisamente, no debo dejar ningún rastro. Ni loco buscaría datos por internet, eso queda en el historial de la computadora. Debería hacer todo con mucho cuidado. Eso sí, debería ver si realmente me animaba a asesinar a Krusat.
Y ese día me compre el libro, estuve noches enteras leyéndolo, y releyéndolo, sabía perfectamente la teoría, pero me faltaba práctica, no podía practicar con nadie, solo con Krusat. También me compré un libro de carnicería. Era muy interesante como se enseñaba a contar las diferentes partes del ganado vacuno. Cortar siempre por las articulaciones, pero claro era sobre cuerpos de animales.
Y al fin llegó el día tan esperado por mí. Aproveché que papa se iba un fin de semana a Uruguay y entonces lo invité a Krusat a casa. No me costó mucho convencerlo, hacia unos días que yo estaba haciendo buena letra con él, para que sea más fácil invitarlo. Aparte era tan rata que no se iba a negar a una invitación a una cena en una casa tan "fifi" como él decía..
En casa había veneno para ratas, mejor así no tengo que comprar y no dejó pistas ni si quiera con ese tema. Krusat llegaría a casa a las 22 hs.
Preparé minuciosamente el escenario del crimen. Jazmín y Clotilde se habían ido a lo de una amiga en zona sur, se quedarían a dormir. Yo les dije que se quedaran todo el fin de semana, que necesitaba estar solo. Krusat no fue puntual, llego a las 22 y 30 hs. Estaba vestido como un adolescente, jean, zapatillas, y una chomba fuera del pantalón, se sentó en el sillón más grande del living, el que daba a la ventana con vista hacia la avenida libertador. Le pregunté que quería tomar, whisky me dijo.
- ¿Con hielo?
- No, solo, así se aprecia más el sabor. Aparte los machos lo tomamos así. Jajajjajajaja
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Editado: 28.02.2018