Jugar a ser Dios

Capítulo 20

- Me da cosa quedarme a dormir en tu casa, Edy

- Pero no hay problema, así mañana seguimos con la búsqueda.

- Bueno, no quiero ser confianzuda.

- Para nada, te dejo mi habitación, está arriba, al frente del pie de la escalera, andá que ahora te subo unas sábanas limpias.

Fui a buscar las sábanas abajo, subí por las escaleras y toqué la puerta. Olga me dijo que pase, estaba en bombacha y corpiño, ni se inmutó. El corpiño era transparente, las tetas eran como me las imaginaba, chicas pero lindas, con un lindo pezón grande, como un chupete. Le dejé las sábanas, ella se sacó el corpiño y empezó a hacer la cama. Me calentó, la verdad que me calentó mal. Tendía la cama, iba y venía, se movían esas lindas tetas. Tenía muchas ganas de tener esos pezones en mi boca. Le deseé buenas noche, y me fui a acostar a la habitación de papá. No pasaron 10 minutos, me tocaron la puerta. "adelante", dije.

- Permiso, Edy.

- Si, pasa

Seguía solo con la bombacha, quedo parada en el umbral de mi puerta.

- No puedo dormir.

- Hablemos si querés.

- Bueno, pero me puedo acostar con vos.

No podía ser, no lo creía. Esta mujer no sabía nada de su marido, no sabía si estaba vivo o muerto, y se iba a acostar con un tipo esa misma noche. Yo dormía desnudo, como de costumbre. Igualmente me puse el calzoncillo.

- Bueno, acostate.

Se metió en la cama, y me abrazó fuerte. Puso su cabeza sobre mi pecho, y lloraba, y me acariciaba suavemente. Me excitó mucho ella y la situación. Empezamos a tocarnos y a besarnos muy suavemente, solo en los labios. Los dos estábamos en silencio absoluto, y así permanecimos. Hasta que ella rompió el silencio.

- Yo lo odio a Krusat

- ¿Sí? No sabía. El nunca me comentó algo así.

- Si no aparece o aparece muerto voy a ser la principal sospechosa.

- ¿Se llevaban muy mal?

- Pésimo. Era golpeador.

No sé porque utilizo el verbo en pasado. La realidad y la ficción se me mezclaban nuevamente. Yo realmente maté a Krusat, o lo imaginé, lo deseé tanto que creí haberlo hecho y no lo hice. Lo habré soñado. Tal vez si este muerto y quizá Olga sea la asesina.

- ¿Por qué decís era?

- No sé, pero tengo la sensación de que está muerto.

Me quede en silencio, le bese la frente. Ella siguió aferrada a mi pecho.

- ¿Sabes cuanto hace que no hago el amor con él?

- No...

- Un año y medio ¿A vos te parece?

- Aparte sos una linda mujer.

Me beso apasionadamente, comenzó a tocarme frenéticamente mientras yo la besaba ya con besos de lengua desaforados. Recorrí todo su cuerpo con mi boca hasta que no dio más y se puso encima de mí, se movía de una manera casi demencial, gritaba como una gata en celo y se movía... y se movía. Era una bestia sexual. Estuvo cabalgando unos quince minutos, quedo exhausta, pero plena, tuvo un largo orgasmo, y siguió gimiendo durante un rato.

- No sabes lo caliente que estaba.

- ¿Le sos muy infiel?

- ¡Ja! Y a vos que te parece, si que le soy infiel, te infiel, con todo el barrio, con toda su familia, si ni me mira ese hijo de puta, no le intereso.

Pobre Krusat, era le cornudo del barrio y de la familia.

- Me encantó como me trataste.

- Yo la pasé muy bien. Podemos repetirlo algún día de estos.

- Si, lo vemos.

Ese "lo vemos" me sonó a "nunca más". Bueno yo alguna vez fui así, conocía a una chica, cuando teníamos sexo, ya me olvidaba de ella, pocas veces repetía, y muchas me terminaron odiando. Nos dormimos, nos levantamos temprano, tipo 8 y media de la mañana, hicimos el amor, y nos bañamos juntos. Cuando estábamos desayunando sonó el timbre de casa, mire por la ventana, era la policía.

- Buen día, señor González.

- Buen día, en que lo puedo ayudar.

- Venimos por la denuncia que hizo anoche con la Sra Olga Krusat, sobre la desaparición de su esposo.

- Si, ella esté acá – la llamé con un movimiento de mi mano derecha -

- ¿Qué novedades tiene agente? – pregunto nerviosamente Olga.

- Encontramos el auto de su esposo.

- ¿Y cómo está él?

- Encontramos el auto semi hundido en un lago de Palermo.

- ¿Y cómo está él?

- Encontramos un cuerpo sin vida dentro del auto, acompáñenos para hacer el reconocimiento del cadáver.

Olga se largó a llorar, yo no sabía si ese llanto era real o fingido, si era fingido, era una gran actriz. Las palabras del policía me dejaron helado, otra vez me ataca en forma de locura, el hecho de confundir la fantasía con la realidad. ¿Cómo había aparecido el auto en el lago? De quien sería el cuerpo que estaba adentro? ¿Quién había llevado el auto al lago? Tenía muchas preguntas y, por ahora, ninguna respuesta. Acompañé a Olga a la morgue judicial. Llegamos al lugar, un comisario se nos presentó, saludó a Olga y la acompañó a reconocer el cuerpo. Yo esperé afuera, fumando un cigarrillo. La espera se hizo larga, tal vez me fume tres cigarrillos o cuatro. Hasta que al fin salió Olga. Estaba desencajada, pálida. La abracé y me repetía:



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En el texto hay: romance accion y drama

Editado: 28.02.2018

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