¡juguemos!

Mentiras, mentiras everywhere

Esa tarde,  al acabar la clase salimos juntos del salón para discutir las reglas del juego y ponernos de acuerdo en algunos puntos. 

-En primer lugar,  debes dejar de sonrojarte y ponerte rígida cada que me acerco a ti o te toco. Dije que íbamos a tomarnos esto en serio,  tienes que ser más convincente. 

Apuntó. 

Me esperaba un comentario de ese tipo al ver la forma en la que río discretamente de mi reacción cuando me tomó de la mano para sacarme del salón. 

-¡Me tomaste por sorpresa!

Intenté defenderme. 

-Se supone que estamos saliendo ¿Por qué le advertiría a mi novia que voy a tomarla de la mano?

-Lo sé,  pero antes de esa clase apenas nos hablabamos y luego de pronto salimos tomados de la mano …

-¡Ja!  No me imaginaba que fueras tan tímida. 

Dijo riéndose de mí,  de una forma que me hizo sonrojarme y al mismo tiempo querer golpearlo. 

-¡No soy timida! … ¡Y deja de reirte de mí! 

Obviamente el cretino hizo justo lo opuesto a lo que le pedí y empezó a reír a carcajadas. 

-Nope, el color rojo te sienta demasiado bien como para dejar de molestarte,  manzanita. 

Dijo mientras desordenaba mi cabello con una mano. 

¿Que diablos? 

-¡No me digas así!  

Aparté su mano y estiré los brazos lo más que pude,  intentando despeinarlo yo también, pero no lo logré por más que me pare de puntitas Arrg ¿Por qué demonios tenía que ser tan alto? 

-¿Por qué no?  Si sigues igual de roja me van a dar ganas de morderte. 

La manera en la que me miró de arriba a abajo mientras pronunciaba la última frase hizo que un escalofrío recorriera mi espina dorsal. 

Instintivamente,  bajé la mano que intentaba alcanzar su cabello y retrocedí un paso. 

Sonrió de lado mientras avanzaba en mi dirección y me tomó de los hombros para que no volviera a apartarme. 

-Oye,  manzanita ¿Estás saliendo con alguien?  

Negué con la cabeza. 

-¿Entonces no hay problema si todo el grupo cree que eres mi novia? 

Volví a negar con la cabeza. 

-... Y no importa que el tipo que siempre está contigo crea que tú y yo tenemos algo,  ¿Verdad? 

Estaba a punto de volver a responder con la cabeza,  cuando finalmente me di cuenta de que no me estaba mirando directamente mientras hablaba y me pregunté por qué mencionaba de pronto a Aarón. 

-Está viéndonos ¿Cierto? 

-¿Eso es malo? 

-En realidad no, da lo mismo. 

-Vale,  un problema menos. Deberíamos volver a clases. 

Y nuevamente me tomó de la mano,  esta vez para entrar juntos al salón. 

Cuando entramos,  el profesor ya había empezado,  así que Aarón, quién como siempre se sentó junto a mí, tuvo que esperar para acribillarme con preguntas y limitarse a mirarme de reojo durante toda la hora. 

-Creo que tienes algo que contarme. 

Dijo no bien el profesor había dejado el aula. 

-Mmm tal vez… Necesitas ser más específico. 

Respondí haciéndome la tonta con toda la intención de fastidiarlo. 

Sólo rodó los ojos y yo le sostuve la mirada sin decir una palabra,  esperando a que fuera él quién hablara. 

-¿Qué pasa con el "playboy" de pacotilla? 

-¿Cuál playboy de pacotilla? 

Iba a terminar riéndome o él exasperandose y mandándome al diablo.  ¡Ja! Íbamos a ver que pasaba primero. 

-Deja de jugar,  sabes que pregunto qué estabas haciendo con Damián antes de entrar a clases. 

Me encogí de hombros. 

-Hablando

-¿Hablando?  Más bien parecía que estaba coqueteando contigo… 

-Sí, algo así. 

-¿Cómo que algo así? Deja de jugar y cuéntame todo. 

-Bueno, estoy saliendo con él,  así que… 

-¡¿Qué demonios?! ¿Y eso cómo pasó?  ¿Cuándo pensabas decirme? 

-En realidad pensaba decirte el sábado,  pero tuviste cosas más importantes que hacer. 

Escupí la mentira sin pensarlo ni medio segundo. 

No era mi intención mentirle y tampoco planeaba echarle en cara lo del fin de semana y quedar como una mocosa despechada,  a pesar de lo molesta que estaba, pero las palabras salieron de mi boca casi por sí solas. 

-De verdad lo siento,  no es que Elisa sea más importante que tú,  es que no podía ayudarle a terminar de traer sus cosas otro día y podemos ir a ver esa exhibición este fin de semana,  te lo prometo, pagaré tu entrada para compensarte. 

Estaba tan emocionada por ir a ver la exposición temporal sobre mi escritora favorita,  tenía tantas ganas de salir juntos y compartir con él una de mis pasiones, pero no pareció importarle mucho las ansias con las que esperé esa fecha desde que la anunciaron un año atrás,  para él cargar las cosas de su ex que se mudaba de vuelta a la ciudad era una mejor manera de pasar la tarde del sábado. 

Sabía que era una estupidez sentirme dolida por una tontería así,  a fin de cuentas él siempre estuvo enamorado de ella a pesar de todo y yo sólo era su amiga,  la mejor tal vez, pero a fin de cuentas sólo una amiga , sin embargo no podía evitarlo, tenía ganas de gritarle con todas mis fuerzas,  reclamarle, insultarlo… y al mismo tiempo me sentía tan vulnerable, como si un pestañeo suyo bastara para desquebrajarme por completo y sólo quería hacerme un ovillo y llorar. 

-No te preocupes, entiendo que hayas tenido que ayudarle, y no hace falta que pagues mi entrada, de hecho voy a ir a verla con Damián este sábado,  no hay problema ¿Verdad? Sé que había hecho planes contigo, pero después de todo no has leído ni uno de sus libros y sólo ibas por acompañarme y estoy seguro de que tú y Eli aún tienen mucho de que hablar… 



#9775 en Joven Adulto
#37345 en Novela romántica

En el texto hay: celos, romance, mentira

Editado: 25.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.