¡juguemos!

Atención

Al volver a casa después de clases y pensar en todo lo que había pasado ese día me vi tentada a retractarme y frenar de una vez la avalancha de mentiras que seguramente implicaría el juego de Damián, pero ¿Cuándo he sido capaz de retirarme antes de que fuera demasiado tarde? 

Decidí que primero debía mantener la calma,  debía haber una manera de arreglar las cosas para evitar que Aarón me atrapara en una mentira tan ridícula y me prometí que de ahí en adelante,  si no podía evitar mentir cuando menos sería más cuidadosa al abrir la boca. 

A ver,  a ver. No era el fin del mundo.  

Si había aceptado ser la novia falsa de aquel manipulador adonis,  no sería imposible conseguir su cooperación en esa mentira sin importancia ¿No?  Después de todo no perdía nada en confirmar la versión de que habíamos hecho planes pero tuvo que cancelar por alguna razón y termine llendo sola a la exhibición. 

Ni siquiera necesitaba contarle demasiado,  después de darle muchas vueltas, llegué a la conclusión de que bastaba con decirle que necesitaba una coartada para cancelarle a un amigo,  eso suponiendo que a Aarón se le ocurriera preguntarle. 

Así que me permití relajarme parcialmente pensando que tenía todo resuelto,  pero al parecer el destino tenía otros planes y se había propuesto sorprenderme. 

Al día siguiente Aarón se sentó junto a mí como siempre y,  para mi sorpresa, Damián se se acomodó del otro lado. 

Maravilloso.Iba a pasar la hora en medio de los dos. 

No escuché una palabra del profesor en toda la bendita clase,  me la pasé todo el tiempo con la vista clavada en el pizarrón mientras me enfocaba en tratar que mis nervios no colapsaran. 

Y en cuanto terminó la clase, Damián me tomó del brazo y me arrastró del salón, negándole a mi amigo la aportunidad de atrapar mi atención.

Yo no opuse resistencia y me dejé dirigir dócilmente, así de absorta estaba.

-Oye, Manzanita ¿Tienes planes para el fin de semana?

Supuse que me lo preguntaba simplemente por crear un tema de conversación y pensé que sería fácil dirigir la conversación hacia el favor que necesitaba pedirle, así que empecé a hablar de la exposición a la que quería ir. 

-¿Puedo ir contigo?

Soltó de pronto.

-¿Es en serio?

Escupí sorprendida en vez de responder. Mierda, ¿Cuándo iba mi cerebro a empezar a ser más rápido que mi boca? 

Se encogió de hombros.

-Está bien si prefieres ir sola o con alguien más...

-No es eso,  claro que puedes ir conmigo, sólo no esperaba que quisieras acompañarme...

En su rostro apareció una sonrisa que lo hizo parecer 5 años menor, como un encantador chiquillo que acababa de hacer una travesura.

-Pues...no he leído mucho de ella, pero me gusta el realismo mágico y sobre todo, si voy a volver a ver la misma carita de niña en juguetería que pones cuando hablas de sus libros, definitivamente me la voy a pasar bien.

Dijo, despeinado mi cabello con una de sus manos.

¿Saben? En realidad soy muy bajita, mido menos de 1.60m y mis facciones siempre han sido aniñadas, supongo que tengo un complejo a causa de eso y por esa razón odio que me traten como a una mocosa y sean condescendientes conmigo, y ahí va este hombre a repetir un gesto que inevitablemente asocio con condescendencia de un adulto hacia una niñita pequeña...y sin embargo no logro sentirme molesta con él.

De pronto me acercó a él para abrazarme, dejándome paralizada por el shock.

-Vanesa nos está viendo por la ventana.

Me susurró al oído, antes de darme un beso en la frente, sin dejar de abrazarme.

Oh.Mi.Dios.

Mientras estaba entre sus brazos, tuve que recordarme a mí misma varias veces que todo era una puesta en escena para controlar mi frecuencia cardíaca, que empezaba a alterarse.

"No. Para, no pienses en lo dulce que debe verse esa escena, mejor concéntrate en la cara de Viviana, debe estar verde en estos momentos ¡Ja! Piensa también en Aarón, si esto no lo pone nervioso, nada lo hará" 

-Entonces, ¿A qué hora pasó por ti el sábado, Manzanita? 

-¿A las 10?

-De acuerdo.

Y de pronto ya tenía una cita con el chico más codiciado de la escuela, y lo hacía para conseguir a otro chico. 

La vida era muy extraña.

El viernes en la noche no pude pegar un ojo.

Iba a salir con un chico y no tenía ni la menor idea de qué hacer al respecto, después de todo no había necesidad de fingir afuera de la escuela, así que no seríamos novios falsos, así que… ¿Salíamos como...amigos? ¿Usarnos mutuamente para conseguir nuestros respectivos objetivos nos convertía en amigos? ¿Por qué me había invitado a salir en primer lugar? ¿Acaso él sabía algo que yo no, cómo que Viviana iba a estar ahí o algo así? 

Me gustaba mucho comprar maquillaje, especialmente cuando los empaques eran lindos, pero lo cierto es que rara vez dedicaba tiempo a arreglarme para ir a la escuela y mis compañeros estaban más acostumbrados a verme con la cara lavada.

Ese día, sin embargo, pasé al menos 1 hora tratando de aplicar el maquillaje lo mejor posible dada mi poca experiencia para disimular mi noche en vela.

Y después el caos total: No tenía ni idea de que ponerme. 

Es decir, supongo que era lógico arreglarme para salir de mi casa el fin de semana y quería verme presentable, pero no quería exagerar y que Damián pensará que me había esmerado.

Al final (por irónico que parezca) terminé cambiándome al menos  tres veces para encontrar un equilibrio adecuado.

Al principio estaba completamente tensa y no tenía ni idea de qué hacer o qué decir, y él en cambio estaba tan a gusto, como si saliera conmigo todos los días.

"Bueno, no, no conmigo, pero salir con chicas no debe serle ninguna novedad" concluí.

Eventualmente, lo dejé dirigir la conversación y contagiarme con su actitud tan llena de naturalidad, la verdad es que no fue tan difícil como había creído.



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En el texto hay: celos, romance, mentira

Editado: 25.08.2019

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