Lo primero que había hecho luego de entrar a casa había sido tirarme sobre la cama, mientras le marcaba por telefono a mi mejor amiga Nicky.
-¡No te lo puedo creer! -gritó ella luego de contarle lo que habia pasado en el viaje.
Mi padre me había pagado un viaje sorpresa a paris por mi cumpleaños. Una de las mejores cosas había sido la tarjeta ilimitada que me había regalado.
-Si, yo tampoco me lo puedo creer -sonreí, aunque tenía muy claro que ella no me estuviera viendo.
-Escuché que el señor Frank dejo que gastaras hasta mas no poder... -ambas reímos. -Escuché que compraste en las tiendas a las que yo solo visitó en mis sueños.
Aquéllo era cierto, las bolsas con logos de chanel y Gucci eran visibles regadas en el piso -¿quién te contó eso?
-¿Es necesario que lo diga? Te tomaste como mil fotos, las subiste a tus redes sociales ¿como es que no me iba dar cuenta?
-espérame un segundo -me levantó, pero antes de dejar a un lado el telefono ella me habla.
-Ponlo en alta voz -me sugiere y así, yo lo hago. En ese momento voy al otro extremo de la cama, la señora que nos ayuda en la casa ha dejado el postre en la mesa, lo tomo y me vuelvo a sentar en la cama -¡eres tan afortunada! Ojalá mis padres pudieran pagarme un viaje y ademas comprarme ropa.
Suelto una risita, mientras sonrió feliz... ¿realmente soy muy afortunada?, si. Definitivamente lo soy.
-Te envidio Selena.
-Ya basta -trato de que el tono suene lo más sereno posible, la verdad me incomoda cuando las personas me alagan o peor aún cuando dicen que mi vida es perfecta. -Porfavor, deja de decir que me envidias, no es como si tuviera algo del otro mundo.
-Claro que tienes cosas del otro mundo. ¡Fuiste a paris! Eso es el otro lado del mundo -se escucha una risita que hace eco en mi habitación, -okey, okey como digas...-dice al ver que no le contesto -nos vemos dentró de una semana en el Instituto, me traes ropa nueva Sel -bromea y luego escucho un beso por el otro lado de la linea, y yo hago lo mismo.
En ese momento escuchó la puerta de la parte de abajo abrirse muy bruscamente.
Anteriormente ya había visto a mi mamá, le había saludado y me había preguntado como me había hido en el viaje; se sorprendió un poco al ver tantas bolsas llenas de ropa, y más aún viendo el logo de esas marcas, pero finalmente aquéllo le habia parecido gracioso.
Me había invitado a subir a mi habitación, ella y las mujeres del servicio decoraron con globos y un enorme cartel que decia "BIENVENIDA".
Después de eso me habían dejado el postre de tres leches servido sobre mi tocador.
Son unos amores.
Al meterme otro bocado de postre en la boca escuché un ruido fuerte, ¡no! Aún peor que eso, se escuchó como una clase de vidrio chocaba contra algo y con ello los gritos de mi madre.
Deje a un lado todo lo que estaba haciendo y baje corriendo escaleras abajo.
Totalmente aterrada.
-¡Frank! ¡Frank! ¡¡¿Que te pasa Frank?! -pero pare en seco, cuando vi a mi madre abrazar a papá fuerte por la espalda mientras este observaba el florero que acababa de romper. Ambos estaban de rodillas.
Mi corazón latio con fuerza. Mi padre no era un hombre agresivo, tampoco alguien que rompiera las cosas de nuestra casa asi por asi, principalmente porque el había empezado desde cero, había empezado cuando no tenía nada para luego convertirse en un reconocido dueño de una gran cadena de hoteles.
-¡¡Frank háblame!! ¿porque estas así? -le gritó nuevamente. En ese momento baje las dos últimas escaleras y camine hasta la mitad de la puerta. -¡Susan! -grito mamá teniendo la atención de la mujer, -traeme un vaso con agua -ella salió corriendo hasta la cocina.
-Papa -hable por primera vez, mi padre seguía con la mirada casi perdida en los vidrios rotos esparcidos por el suelo. -¿q-que pasa?
Levantó la cabeza lentamente hasta encontrar sus ojos con los míos; las lágrimas no paraban de salir de sus ojos.
Aquéllo me sorprendido, jamás en la vida lo había visto llorar.
-Lo he perdido todo, Selena...
Frunci el ceño, más no fui capaz de hablar. Mi mente trataba de procesar sus palabras.
-¿Hablas de dinero? -preguntó mi madre totalmente asustada -¿cuándo Frank? Sacaremos de mi cuenta, tenemos lo suficiente... -papá volvió a agachar la cabeza. -Frank, si es por dinero no te preocupes, un par de dólares mas un par de dólares menos en la cuenta, al final no importa. Recuerda que somos ricos.
Mi padre volvió a mirar a mi madre, pero esta vez ya no habían lágrimas, sus ojos estaban rojos y las venas en su frente se marcaban con facilidad mientras sus puños se comprimian.
-Éramos Diana. Éramos ricos, porque lo hemos perdido todo.
Negué con la cabeza, papá debía estar equivocado...
Eso... eso era totalmente imposible.
-¿Co-Como que lo hemos perdido todo Frank? Explicate -le exigió mi madre, igual de confundida que yo.
Él escondió su rostro entre sus manos, vi como sus manos temblaban -John -apenas susurro, pero ambas le escuchamos perfectamente.
-¿John? -mamá puso sus manos en su cintura ahora molesta -no hables del imbécil de tu socio ahora, no quiero escuchar sobre tu trabajo. Solo quiero que me expl... -pero entonces un gritó sonó y la interrumpió.
-¡Déjame habla mujer! -le gritó molestó.
Respire aire fresco con profundidad para calmarme y no terminar por llorar-Papa, porfavor tranquilizante... nos estás asustando le advertí nerviosa.
Sus manos se posicionaron por unos segundos en su cabeza frustrado, para después terminar en los pliegues de su corbata.
-Frank -le llamó ella, al verlo aún tan callado. -Habla de una vez que me pones cada vez mas nerviosa.
-Bien... -nos miró de frente a ambas. Para luego aclararse la voz -hice una apuesta con John, era ganarlo o perderlo todo; lo vi como la oportunidad perfecta, extendería el negoció, tendría varios casinos y ganaría mas dinero. Tenía todo calculado -sabía que algo muy malo estaba por decirnos -John Foster es multimillonario, nosotros ahora seríamos mas que ricos... -pero entonces se corto.